BENDITA SEA
EVA
Nos referimos a Eva,
señora de Adán. Y la loamos porque si nos atenemos a la narrativa de la
Religión Verdadera (la Católica) fue Eva la que nos salvó del comunismo. Y no sólo
eso, de paso nos permitió llegar al capitalismo, o sea a esta sociedad que
quedó perfectamente inaugurada y definida cuando, “casi nada más salir del
paraíso en la escala histórica”, Caín mató a su hermano Abel por envidia
cochina.
Pero vamos con Eva.
Nos dicen los Libros Sagrados y los Concilios (reuniones de cardenales cada
cierto tiempo) que Dios creó la Tierra y después a Adán y a Eva (por ese
orden). También nos dicen que en un
principio, como Dios es infinitamente bueno,
los puso a vivir en un paraíso (el Paraíso Terrenal).
En un paraíso todos
entendemos que cualquiera de sus habitantes viviría como Dios, o sea muy bien, al
ser todo de todos.
Pero como Dios también era “justo”, les puso una
condición para poder “juzgarles”: podían hacer lo que les viniera en gana menos
comer frutos del Árbol del Saber.
Así las cosas Adán y
Eva vivieron una temporada sin coger ni un fruto del Árbol Prohibido. Hasta que
un día, Eva, muerta de curiosidad, debió de preguntarse: “¿Y por qué no se
podrán comer estas manzanas?”.
Al tiempo, como era
más inteligente que su marido (a pesar de proceder de una costilla de él) pronto se da
cuenta de que Adán no da la talla y que no acaba de pensar lo que ella ya había
barruntado: “Si eso está prohibido algo bueno habrá detrás”. En consecuencia,
hacendosa al máximo, como toda dama, pone ahínco en convencer a Adán para que
alargue la mano y le dé un buen mordisco al fruto prohibido.
Algunas versiones
pretenden exonerar (quitar responsabilidad) a Eva y dicen que fue engañada por el
demonio convertido en serpiente (una
versión increíble pero que no quita mérito a Eva).
Da igual, fuera como
fuera, el asunto es que gracias a ella Adán comió del Árbol del Saber, y cuando
se dio cuenta de su error aunque su arrepentimiento fue enorme ya no hubo
marcha atrás. (En Zamora hay un Adán, en plena ciudad, que transmite perfectamente
dicha zozobra)
Y eso es lo que le
tenemos que agradecer a Eva, que fuimos expulsados del paraíso, lo que de no haber
ocurrido nos hubiera avocado a una sociedad comunista (como usted ya intuye). Encima,
gracias a Eva fuimos obligados a ganarnos el pan con el sudor de la frente, o
sea que fuera del paraíso por fin
pudimos disfrutar de la maravillosa “cultura del esfuerzo”.
Porque si hubiéramos
seguido en el Paraíso Terrenal ya me dirán ustedes: no habría guerras, ni
escasez de bienes, ni abundancia de males, y debido a las pocas cosas que
habría que hacer para subsistir la
jornada laboral sería de menos de 37 horas y media semanales. Todo el
mundo tendría más o menos lo mismo, que
como sería lo indispensable, supondría vivir con un bienestar impresionante. Además
no habría gastos militares porque imperaría la solidaridad dado que el mandamiento
supremo sería “uno para todos y todos para uno” y no el “sálvese quien pueda”.
En fin, de haber seguido
en el paraíso, nuestras vidas, al tener garantizado el futuro y la cordialidad,
serían un aburrimiento.
Sin embargo gracias
a la expulsión del Edén hemos llegado a esta sociedad, tan votada, que
actualmente llamamos capitalismo, donde hay guerras sin parar, los hermanos se
pelean por la herencia de sus padres, durante los periodos de paz los ricos
explotan y desprecian a los pobres llamándoles “vagos”, y en periodos de guerra
hacen que esos vagos mueran por la riqueza de ellos. La inevitable lucha de
clases son un continuo vía crucis para quienes viven de su trabajo. Gracias al
capitalismo, como pueblo podemos robar a otros pueblos y vivir así mejor. Hoy
“tanto tienes tanto vales” y si sufres, la culpa es tuya. Viva Eva.
Paco
Molina. Zamora. 1 de Diciembre del 2025

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