martes, 27 de agosto de 2013

Don Riguroso y Doña Blandita. Cuento que da guerra



                                               BESTIAS  Y  BESTIAS


            Don Riguroso y Doña Blandita estaban felizmente casados y tras llevar una existencia ejemplar la vida les había premiado. 

Entre esos premios estaban cinco churumbeles, cada uno de  los cuales había nacido trayendo realmente un pan bajo el brazo.

 De hecho, al parir al primero el hada de la Sanidad les regaló un talismán por el cual nunca enfermarían. Después, con el segundo, el hada del Futuro les regaló un Plan de Pensiones que les garantizaba la vejez. El pan  del tercer hijo lo puso el hada Olímpica y gracias a su regalo, bastaba tocarlo y se recuperaban de todo cansancio. Pero la suerte que les trajo el cuarto bebé fue aún mejor, se trata del regalo que les hizo el hada del Menú del Día y era una lámpara mágica que proporcionaba comida si tenias hambre. Y por último hay que decir que el benjamín, una benjamina, recibió como regalo del hada de las Calabazas un amuleto con el cual se podía aprender cualquier cosa sin estudiar.


            Con estos regalos y cinco hijos ( tres niñas y dos machotes) más su inmenso amor, eran una familia perfecta. Pero la existencia no depende sólo de uno y apareció un Mala Bestia que corroído de envidia consideró que los suyos también tenían derecho a esos amuletos.


            Como no sabía cómo conseguirlos optó por el método más ruin de todos. Consistente éste en secuestrar a uno de los niños y pedir el mejor talismán. Y así lo hizo. Secuestró al mayor y a cambio de su vida pidió el talismán que evitaba las enfermedades. Al recibir la noticia del secuestro, D. Riguroso y Dª Blandita que ya llevaban llorando y sufriendo sin parar desde que echaron en falta a su hijo de sólo cinco años, vieron aumentar su dolor hasta términos insoportables.


            Hubo un ligero alivio cuando Mala Bestia se puso en contacto con ellos y les puso las condiciones: O en dos días le entregaban el talismán de la Salud Perpetua o mataría al niño.


            Blandita no lo dudó; subió corriendo al desván y bajó con el objeto mágico que les pedía el  más repugnante de los seres humanos. Era elemental que su amor de madre no quería saber otra cosa que el recuperar a su hijo. Cuestión que además argumentaba con un “¿Cómo voy a cambiar a mi hijo por nada?”.


            Pero su marido la detuvo “¿A dónde vas mujer? No te das cuenta que no se debe negociar con  terroristas. Además si ahora cedemos luego pueden pedirnos más. Y no olvides que nos quedan cuatro hijos a quien cuidar. Vas a arriesgarles a coger enfermedades desprendiéndote del amuleto de la Salud? Pregunta a todos los sabios, ellos lo dicen, con los asesinos no se dialoga”


            Blandita no entendía, sólo quería pensar en su hijo secuestrado y lo que estaría sufriendo lejos de casa. No obstante por amor a su hombre y porque le dijeron que confiara en unas unidades de élite especialistas en resolver secuestros, accedió, y para que le aguantara el alma ya rota se dijo: “No hay que ceder al ruin chantaje”.


Mala Bestia mató al niño y ellos como pudieron siguieron viviendo. Sin embargo, pasado un tiempo y contra todo pronóstico de los entendidos, a pesar de que no habían dado su brazo a torcer para que no les siguieran pidiendo cosas, resultó que otro Mala Bestia les secuestro al segundo hijo, una niña, y pidió a cambio el correspondiente amuleto. Todo se reprodujo igual. Con los criminales no se negocia que luego piden más...Así hasta cinco veces. Así hasta cinco tormentos insoportables.


 Perdieron cinco hijos a cambio de cinco amuletos que les resolvían todos los problemas, menos el de ser felices y el no sufrir. Ni siquiera el monumento que les hicieron como matrimonio ejemplar por no ceder ante el chantaje terrorista pudo consolarles del dolor y la duda. “Blandita-dijo Riguroso al morir-¿y si nos equivocamos por hacer caso a otros y no al corazón?” .


Paco Molina. Zamora
             

1 comentario:

  1. Este cuento tiene moraleja. Ja ja se puede extrapolar a los políticos de hoy son insaciables...

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