¡Mujer!
Tengo miedo de que
estas cartas las lea alguien, pero no puedo aguantar más las voces dentro de mi.
¡Te deseo mujer!.
Por los santos
infiernos del apocalipsis, ¿cuándo voy a poder volver a verte desnuda?, ¿cuándo
tomaré de nuevo tu cuerpo a caricias?, ¿por qué hoy, ahora y ya, no puedo
hacerte un reconocimiento a besos, milímetro a milímetro, perturbación a
perturbación? .
Tengo tantas ganas
de que nos abracemos desnudos que mi corazón está desquiciado.
Y ahora, cuando acabe
este consuelo, escribirte, voy a salir al campo-libre, y a cielo-abierto voy a
gritar la furia de no poderte pasar las manos por “cabeza, tronco y
extremidades”; voy a desgañitarme pidiendo el calor de tu cuerpo en el mío y la
fantasía de tus dedos en nuestros recodos; voy a maldecir no verte gozar como
sabes que me gusta.
Te deseo más allá de
lo que permiten las buenas costumbres, pero no se pude evitar, ante un talle,
unas piernas, un alzado, unos hombros, unos senos, un tipo, un….tú sabes, tú
sabes, tú sabes.
Uaaaaah ¡TE DESEO!
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