FACEBOOK
Y MI TORPE CONDUCTA.
Los pensamientos
torpes y las acciones inapropiadas desembocan en el pecado, que es motivo de perdición.
Tales conductas eran
castigadas con el fuego eterno (si encima te morías en pecado) y con la
penitencia correspondiente (en Occidente unos cuantos PadreNuestros, y en Oriente
unos cuantos zurriagazos).
Como hemos
evolucionado mucho, ahora quienes te castigan son las Redes Sociales. Por
ejemplo Facebook .
Un servidor (yo) uso Facebook, con el deliberado
fin de corromper (ensuciar) tantas mentes limpias cuya limpieza proviene,
previamente, de un lavado de cerebro (con agua bendita y capitalismo maldito).
Consecuencia de ello
fui castigado a un día sin poder usar ese potente púlpito (Facebook) por poner
un desnudo (cosa que como en la venta de coches, funciona como banderín de
enganche).
Luego, como
reincidí, se me castigó a una semana amordazado (con lo cual ya no me fío ni de
la Maja Denuda).
Y ahora, por tratar
el sexo con seriedad (en realidad, por no tratarlo con humor según Don
Facebook) a un mes.
Pues bien, este
escrito es para hacer ver lo injusto de la medida (conmigo y con todos los
condenados sin juicio).
No hay que discutir
el tema de los desnudos (en Internet los hay infinitamente mejores y en
movimiento) y menos el de los textos colgados (el mío era un capítulo de mi
libro LA ESTAFA SEXUAL).
Cada religión o
empresa (sector capitalista) define, a su gusto, lo que es pecado y penitencia
(delito y castigo).
Pero lo que es
injusto es no aplicar una medida (castigo) más justa (y legal).
Veamos; Facebook se estructura
así:
Alguien abre un “muro”
(se da de alta en Facebook) donde va a poner lo que quiera (fotos, escritos,
videos, memes..)
Ese muro o página del
Señor X, en principio sólo lo pueden ver quienes deliberadamente lo visitan.
Encima, dicho muro es más fácil de ver por quienes se declaran “amigos” del Señor
X, y éste los acepta como tales.
Es decir, es un
espacio “privado”, donde se supone que cada uno puede hacer y decir lo que le
venga en gana, pues sólo le van a ver y oír los que ya saben de qué pie cojea
el interfecto.
Vamos, es como si en
un bar, está el señor X hablando con sus amigotes de lo que les da la gana. Pues bien en esa situación, no podría nadie ajeno a ellos, pegar lo oreja y luego
rasgarse las vestiduras por lo que ha oído.
Pero ocurre que
Facebook, para darle más vidilla al negocio ( a su negocio) publica “en abierto”
(página de Inicio) parte de lo que el Señor X pone en su muro privado.
El asunto es así.
Cuando la mente pura y limpia (a la que no se puede corromper) entra en
Facebook, lo primero que ve no es su muro (su página privada) sino que se
encuentra con comunicaciones de diversas personas (que aparecen sin ellas
decidirlo) en la página de Inicio.
Para que en “tu” página
de inicio aparezcan cosas de personas que no son “tus amigos” se usan los
cookis.
Los cookis son esos
detalles, esos rasgos del perfil anímico de una persona, que permitirán a Facebook
(u otra empresa de la Red) hacer tu retrato robot.
Por ejemplo, si el
señor X se interesa por una crema solar en Internet (salta un cooki y) a partir
de ahí recibirá, para su sorpresa, propaganda de cremas solares esté donde
esté.
Bueno, pues este
mecanismo es el que permite a Facebook que usted en la página de Inicio
(abierta al mundo entero) no tope con ningún chino hablando en chino, y si con
personas que Facebook (mediante cookis) relaciona con vos.
Resumiendo, si yo en
mi muro pongo una barbaridad (la verdad es siempre revolucionaria) estoy
hablando a “mis amigos”, y a los cotillas o curiosos (no hay ciencia sin
curiosidad), que sin figurar como amigos quieren entrar en mi muro (en mi
espacio privado).
Y si mi barbaridad
sale en la página de Inicio, escandalizando a alguien, la culpa no es mía, es
de Facebook.
Por tanto, puedo
entender que se me castigue (doy por hecho que en el mundo libre tampoco hay
libertad) pero que se haga de forma adecuada (el principio básico de la Justicia
exige una proporcionalidad directa entre la falta y el castigo).
Pudiéndose, y debiéndose
proceder así:
Si soy malo, que
Facebook no nos saque (a los malos) en la página de Inicio durante los meses de
cárcel (comunicativa) que quiera; pero, ¿a santo de qué se me prohíbe expresarme
en la privacidad de mi muro para mis amigos y seguidores?.
Supongo que usted,
querido lector, sabe que no estoy hablando de mi.
Paco
Molina. Zamora. 3 de Febrero del 2017
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