Jesús el Galileo
decidió usar parábolas para explicar las cosas al pueblo sencillo que estaba siendo
engañado por los poderosos.
Esto que sigue va en
el mismo sentido.
Ocurrió en un Hospital.
De repente un sector de los enfermos
empezó a exigir pijamas negros. Como parecían pocos y locos, (a quien se le ocurre
pedir pijamas de otro color que no fuera el tradicional) la Dirección del
centro decidió tratarlos como si fueran internos de psiquiatría.
Pero el caso se
complicó cuando el problema no sólo se mantuvo si no que el número de enfermos
que pedían un pijama negro aumentó, y lo que fue peor, a ellos se unieron los que
pedían el derecho de los enfermos a elegir el color del pijama del centro.
Ante esto la gestora
del Hospital decidió aplicar las normas o leyes del Hospital, basadas en el
estatuto del paciente, etc. La ley es la ley, dijeron.
También confiaron
los directivos en que dando de alta a los enfermos más beligerantes, el
problema, tonto por otra parte, desaparecería.
Aunque para sorpresa
de todos, los nuevos internos o internados, venían con la misma exigencia. Unos
reclamando el derecho a decidir sobre el color del pijama, y otros, los negreros,
exigiendo que estos fueran negros.
Nadie entendía el problema
por absurdo pero el problema existía. Es decir era un problema político.
Se enviaron fuerzas
de ocupación asignando a cada enfermo un piscólogo que le hiciera entrar en
razón.
Más el conflicto se
siguió agigantando, llegando los enfermos a renunciar a sus tratamientos e
incluso los de las listas de espera para
ser operados, oponiéndose a las intervenciones que salvarían sus vidas. Siendo
la imagen ante el exterior deplorable.
Algunos en el Hospital
empezaron a decir que bueno, pero que si había un referéndum sobre el color del
pijama, ellos (médicos, enfermeros, camilleros, administrativos, limpiezas,
etc,) también tenían derecho a votar el color del pijama de los enfermos pues
trabajaban en el mismo hospital y el color (negro) les afectaba, deprimiéndolos,
pues el negro recordaba la muerte, cosa que allí se quería evitar.
El asunto se complicó
cuando la dirección decidió enviar a psiquiatría a enfermos de colon ulceroso,
simplemente porque defendían con más ahínco que otros el referéndum de determinación
(del color del pijama).
Todo aquello era o
parecía un problema absurdo, pero como existía tal problema, dejaba de ser
absurdo para convertirse en un problema real y gordo, que había que resolver
quieras que no.
Problema que se agravó
cuando la prensa internacional puso sus
ojos en el tratamiento enfermizo del problema (sacando a los sanos del país con
banderas a pedir que no se hiciera caso a los enfermos:
“Encima que se curan
con nuestro dinero quieren decidir el color del pijama, egoístas, malos
enfermos, a por ellos. Gobierno no cedas. La Legión a los Hospitales".
Así las cosas,
alguien apuntó al problema de que la histeria se contagiara a otros hospitales,
y propuso ceder y celebrar un referendum, sólo entre los afectados (por el
asunto del pijama) los enfermos.
Y aunque hubo quien
se opuso. Se vio que el problema era tan político que no había otra medicina
para curarlo que la política, que dice, “los problemas de los pueblos que los
resuelvan los pueblos”.
Y se pactó un referéndum
entre los enfermos, aceptado por estos y la dirección del hospital. Lógicamente
en él solo votarían los afectados por el pijama, los enfermos.
Quedaron pues
excluidos los que decían que el asunto tenía que ver con ellos porque el
cambio de pijama era un gasto tonto que también lo pagarían ellos con sus
impuestos. Por tanto los sanos y enfermos de otros hospitales quedaron
marginados del proceso electoral.
Además que nunca se había
dado el caso en la historia de la humanidad de que en un asunto así votara todo
aquel que le diera la gana.
El referendum se
celebró con todas las garantías y tres semanas de debates previos (en España
suelen ser dos).
Naturalmente ganó el
“no al cambio de pijama”, que para eso el sistema tiene la capacidad de mentir
y presionar, y en cuanto se les dijo a los enfermos que el color negro atraía a
los microbios (fuga de empresas) estos, casi por unanimidad votaron que todo
siguiera como estaba que estaba muy bien.
Ah ¿Y si llega a
ganar el cambio de color del pijama?. A parte de no ser tan grave, pues cosas de
la democracia, pero, o se es o no se es
demócrata.
La libertad de cada
persona consiste en que también como grupo tenga libertad.
Así que en verdad en
verdad os digo, que el problema catalán solo tiene tres salidas:
O se envían tropas
de ocupación permanente a Cataluña. Convirtiendo el problema en permanente
O Cataluña se
independiza por las bravas y unilateralmente. Convirtiendo el problema en no
resulto.
O los gobiernos de España
y Cataluña (estos u otros) pactan un referéndum en que, algunos como yo y mi
partido IU, y UNIDOS Podemos, les podamos decir que los pijamas negros no curan
de la verdadera enfermedad, el capitalismo.
Paco
Molina. Zamora. 7 de Octubre del 2017.
Hay que quererte porque te lo mereces, Paco.
ResponderEliminarMuchísimas gracias compa
ResponderEliminarEstamos en el momento, Paco, en el que las dos posiciones cerriles de las derechas española y catalana han conseguido que sus mensajes hayan sido difundidos por los medios comprados ( y vendidos ) hasta el hartazgo y la población más influenciable los haya asumido como postura inamovible. Ningún mass media ha dado la mínima difusión a la postura coherente que tú tan bien expones aquí, pero que es un postulado ideológico con décadas de historia; al final, no habrá otra salida, en un estado más o menos democrático, que esta posición de entendimiento y paz. Pero no te preocupes, que los que lo adoptarán en su momento se lo apropiarán con sus propias artimañas y lo desvirtuarán de tal manera que lo reducirán a una cuestión pecuniaria y se arrogarán el ' ' éxito ' ' y conseguirán que nadie recuerde quién lo ha propuesto desde los orígenes. Total: Sólo son izquierdosos que se comen a los niños.
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