ESTRENO
DE “EL TERCO DE ZAMORA” EN EL TEATRO PRINCIPAL EL DIA DE LOS ENAMORADOS
DE 1990.
Buenas noches. Agradecemos su presencia acudiendo a esta
llama a la curiosidad.
En este teatro de
todos, y en este día de todos (el día de los enamorados) hemos venido a coincidir, aquí, también todos, por el mismo
motivo ¡¡La curiosidad!!.
-La de ustedes….¿qué
será esto? ¿un musical? ¿una lectura escenificada? ¿un recital de poemas? ¿una
zarzuela?
O algo más gordo. La
curiosidad de : ¿El terco de Zamora?. Pero ¿no es el Cerco?. ¿Será una broma,
una parodia? ¿de qué irá?...
…y picados por el
cosquilleo de la curiosidad aquí están ustedes.
Pero es que también,
las y los que hemos puesto esto en marcha, estamos en este teatro, por la misma
razón ¡¡por curiosidad!!
Una curiosidad que les
explicamos:
Todo viene de que
uno de nosotros escribió un “romance de ciegos”, que cuenta
una-historia-de-amor, cuyo hecho y lecho coincide con uno de los momentos más
conocidos y vitales de la existencia de esta ciudad.
El mencionado sujeto
atiende por Molina (y el burro delante para que no se espante).
A partir de aquí, el
que dice ser y llamarse Paco Guarido, le da un soplo de vida a lo escrito, y
con sus dibujos le dice al Terco: “¡Levántate y anda!”.
Y nació un libro.
Después y entonces, ahí
aparece Pablo Tobal, gran aficionado a la música; que cogido a la guitarra, y
la flauta, con Luis Méndez, se ponen a jugar con los versos, con las estrofas,
con el RE mayor, el MI bemol y el DO de pecho…
Y cuando dan éste,
consiguen una brillante comunión: entre unas letras no escritas para ninguna
música, con unas músicas no escritas para estas letras.
(Pero si ocurrió,
que lo uno se escribió para gente sencilla, y lo otro se coreó y cantó por las
mismas gentes).
Pablo y Luis, con su
intuición y sus arreglos, han creado algo nuevo, que ni es el texto
pre-existente, ni la música conocida; es lo especial que van a oír.
Más, como nada es
perfecto se le siguió haciendo la cirugía estética a la nueva criatura, y la de
nombre Chelo Rivera, la embelleció con su voz y el complemento de los
acompañamientos.
¿Ya estaba todo? No,
faltaban dos cosas, necesarias para tratar de seducir y salir por esos mundos.
Una, el perfume, ese
toque de fragancia y aire fresco que hace todo más sugestivo. Esa esencia,
imprescindible en el Terco-de-Zamora-musical, la pone y se debe a la voz de
Laura.
¿Y la otra cuestión,
necesaria para salir-al-ruedo-, cuál es?
Narrar la historia.
(Algo difícil porque, como verán, el romance ni es lirico, ni es épico, ni es
poético, ni es prosaico).
Para ello se
atrevieron con el mihura: Judith Martín, a quien parece que los hados dieron en
vez de cuerdas bucales, cuerdas de arpa, de lo melodiosas que hace las palabras.
Y por último, el
primero en tantas cosas, Pepe Bernal, torero de valor y situaciones difíciles.
Ya hemos confesado,
ya ustedes lo saben todo; pero aún queremos confesar más o de nuevo, lo ya dicho;
nosotros como ustedes estamos aquí: Por curiosidad.
¿De verdad hemos
acertado?
¿Ciertamente, merecerá
la pena para ustedes haber picado el anzuelo de “bueno, vamos a ver qué esto”?
¿No estaremos
equivocándonos y más nos valía habernos quedado “entre las cuatro paredes de la
afición” y no robarles su tiempo?
¿Habremos puesto en
marcha algo bueno?
¿Surgirá, al menos,
un aplauso que no sea el de la amistad, el cariño o la cortesía?
¿Estaríamos “mejor
en nuestras casitas”?
Hoy vamos a resolver
la curiosidad de ustedes y la nuestra, y la vamos a resolver juntos.
Un buen comienzo
¿no?
Bien, pues prepárense
a ver con sus propias orejas lo que les ofrecemos, porque:
Ahora, y en una
hora, “el Terco de Zamora”.
Paco
Molina. Teatro Principal de Zamora. 14 de Febrero del 1990
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