lunes, 15 de enero de 2024

VIRREYES. POSESIONES. LOBO. DIPUTACIÓN. CASTILLO.

 


VIRREYES. POSESIONES. LOBO. DIPUTACIÓN. CASTILLO.

El filósofo Ortega y Gasset tal vez dio la definición más precisa de lo que somos: una persona es “ella” y sus circunstancias.

El “ella”, por simplificar mucho, sería su cuerpo, mientras que sus circunstancias son las demás cosas que acompañan su vida (nacer en Gaza o en Zamora, que le toque la lotería o no, etc).

Tomemos un ejemplo. El actual Rey Emérito dicen que es muy campechano, simpático y ligón. Pero dadas “sus circunstancias”, ¿tendría perdón de dios que no fuera un cachondo?.

Entronco lo anterior con algo que percibí en la Diputación de Zamora nada más llegar a ella como diputado provincial (1995). Entonces, aunque había pasado un montón de tiempo desde que reinventamos la democracia, lo cierto es que se había decidido hacer lo lógico: que los centros de enseñanza pasaran todos a depender del Ministerio de Educación, y los hospitales y similares, al de Sanidad.

En aquellos años, en Zamora, el Hospital Provincial recibía ese nombre porque pertenecía a la Diputación. En consecuencia esa posesión, ese servicio, debería pasar a ser del Ministerio de Sanidad, como lo es hoy y sin mayor problema.

Pero sí hubo problemas. Resulta que aunque casi todos los trabajadores (médicos, enfermeras, administrativos, etc)  querían dar ese paso (lo se porque hablé con ellos y además estuve en sus asambleas) sin embargo el mando político (entonces PP, como siempre en esa casa) puso mil problemas y trató de evitarlo.

¿Por qué? La explicación es sencilla. El presidente de una diputación es una especie de virrey (dícese de quienes nombraba el Rey para gobernar una colonia), y claro más grande e importante se ve así mismo el señor virrey cuanto mayor es la  colonia o territorio que regenta.

Por eso no querían aquellos soltar el hospital (era perder el control de mucho personal  y pasta). Y por eso mismo no quieren los de ahora soltar el Palacio Viejo de la Diputación (un gran e importante edificio, incluso artísticamente hablando, que lamentablemente lleva sin uso casi todo lo que va de siglo). Ay los pecados del Virrey.

Ahora, ante la pelea política y cultural sobre dónde colocar el Museo del escultor Baltasar Lobo es claro que  una opción de síntesis entre quienes dicen (IU+PSOE sobre una propuesta que fue en su día del PP de Rosa Valdeón) que debe instalarse en el Ayuntamiento Viejo porque es lo mejor,  y quienes dicen (resto de partidos + amigos de la obra del escultor) que es preferible el Castillo porque es más grande y dinamiza el casco antiguo, está la opción o síntesis que se bautizó como “Un museo 2 sedes” .

Una sede sería el Ayuntamiento Viejo con el grueso de la obra de Lobo (y las ventajas de rápida puesta a punto, y economía de euros y medios) y la otra el Palacio Viejo de la Diputación (a 100 metros de la anterior, con una parte noble de calidad indudable más espacios de sobra de carácter funcional para ser sede de artistas zamoranos y museo de arte contemporáneo).

De esta manera se resolvería el tema de si es o no lo suficientemente grande el Ayuntamiento Viejo. Y respecto a la dinamización del Casco Antiguo hay que hacerse esta pregunta. Dado que el Castillo es el monumento de Zamora más visitado (sin duda porque es gratis y chocante en cuanto destruido) ¿se quedaría la gente a ver un museo de pago? Es decir, ¿se dinamizaría el entorno de la catedral, o por el contrario, ojeada ésta y el castillo desde afuera, no diría el visitante: “Adiós y si te he visto no me acuerdo”.

Ah! pero para esta opción el problema es el Virrey, pues el Palacio Antiguo de la Diputación como su nombre indica es de la Diputación y se es más Virrey cuanto más se “posee”.

Paco Molina. Zamora 8 de Enero del 2024   

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