SOBRE
EL PROBLEMÓN DE LA VIVIENDA.
Una sociedad solo es
justa cuando aquel de sus ciudadanos que peor vive tiene garantizadas las
mismas cosas que un preso: techo, calor, comida y atenciones médicas. Lo cual
es lógico pues es “un sinsentido que se viva mejor en la cárcel siendo
delincuente que en libertad siendo honrado”.
Por otro lado, suena
a broma pero: “el problema de la vivienda nunca estará resuelto a menos que se
prohíba el divorcio”.
Si, si, miren. Imaginemos
una sociedad perfecta en que todas las familias tienen una vivienda (incluso en
propiedad). Es decir supongamos que en
ese país hay X familias y en
consecuencia hay X viviendas. O sea, el
problema de la vivienda está resuelto.
Pero de repente en
una de esas familias se produce un divorcio (o se quiere emancipar un hijo).
Entonces esa familia se desdobla en 2, pasando a haber un total de (X+1)
familias. Con lo que obviamente se necesitará una nueva vivienda.
Conclusión, el problema de la vivienda será un problema eterno y más si las
sociedades siguen empeñadas en fomentar la natalidad, es decir en querer que
cada vez seamos más para que funcione el consumo y se puedan ganar las guerras.
Pero que “el futuro
sea muy oscuro trabajando en el carbón” (que cantaba Antonio Molina) no nos
exime como sociedad de resolver el problema de la vivienda en el presente, que en
España es dramático (por el precio del alquiler).
Y en ese afán vayan
aquí unos apuntes para lograrlo:
1.-El precio del
alquiler es excesivo porque la demanda es superior a la oferta.
2.-Escasez que aumenta dado que el número de viviendas que se ofrecen en
alquiler disminuye continuamente porque aumentan los pisos turísticos y los
alquileres de temporada (aquellos que los propietarios sólo alquilan por un
curso académico –porque se gana más alquilando por habitaciones- y el resto del
año -que es el verano- como piso de vacaciones).
3.- Ante este
panorama (aumento de demanda y disminución de la oferta al mismo tiempo) se ve
que un camino para paliar el problema es la construcción de más vivienda
pública.
4.- Pero para ello hace
falta dinero, que solo puede salir de los impuestos, y por tanto, al menos,
habría que acabar con la normativa actual que a los propietarios les permite
embolsarse el 60 % de los beneficios que obtienen por el alquiler sin pagar
nada por ello. Como lo oyen. Por ejemplo: si el propietario gana 1.000 euros
limpios (netos) al mes, para Hacienda es como si solo ganara 400. Es decir 600
euros por mes y piso pasan a los propietarios sin pagar impuestos. Una cantidad
escalofriante si se multiplica por 12 meses y por los 2,4 millones de viviendas
en alquiler. Un regalo inadmisible para quienes encima tienen la suerte de
tener por lo menos 2 pisos en propiedad.
5.- Sigamos. Además
de aumentar la oferta con un parque de vivienda pública, también hay que
regularizar los precios de los alquileres poniéndoles topes.
Para lo cual: Dado que
toda vivienda tiene asignado un “valor catastral” que se obtiene considerando
distintas circunstancias de la vivienda, tales como, población donde está,
calle donde se encuentra, metros cuadrados útiles, etc. resulta pues que ese
valor catastral permite hacer una clasificación de los pisos según su calidad y
sus cualidades.
Pues bien, la
propuesta sería determinar el precio del
metro cuadrado que se permitiría para alquilar, tras vincularlo con el valor
catastral en cada caso. Eso bien hecho permitiría que el inquilino pague
por el alquiler en función de la calidad
del piso que alquila, ala vez que sería homogéneo para toda España, y además
frena los alquileres disparatados, esos que
aparecen porque la oferta es poca y la
demanda excesiva
Paco
Molina. Zamora. 28 de Octubre del 2024
No hay comentarios:
Publicar un comentario