CON UNA BRONCA BAJO EL BRAZO
-Creo
yo, Peromato, que si antes los niños venían con un pan bajo el brazo, en
lenguaje popular, ahora van a venir con una hostia bajo el brazo.
-Seguro
que te refieres, Gobierna, a esa idea del Gobierno de España de que los padres
“discutan” qué apellido del bebé ha de ir primero y que si no se ponen de
acuerdo, prevalezca el orden alfabético.
-Me
refiero a eso, y a lo bien que refleja el asunto el tremendo drama de la
violencia machista.
-Pero
esta medida es para aliviar esa violencia machista; ahora ya van a poder. Madre
y padre. Mujer y hombre, discutir en pie de igualdad sobre algo tan
trascendente.
-¿Tú
crees?
-Pues
claro, los dos ahora podrán ver qué prefieren, y si no hay acuerdo pues
imperará el orden alfabético, o el
sorteo para ver que apellido es el primero; cosa que también baraja el gobierno que no está cerrado a
nada.
-El
Gobierno está cerrado al sentido común.
-¿Pero
no ves esto progresista? ¿No es esto una medida que predica la igualdad?
-Ah!
si, amigo. Dime si es igualdad que en un tema donde participan dos, uno
poniendo placer y no más, y el otro acepta el embarazo, vive las molestias o
consecuencias del mismo, está 9 meses dependiendo de la criatura que está en su
vientre, pare con dolor o con anestesia,
se juega en casos la vida, ha de dar de mamar al nacido, etc. Dime, Peromato,
¿de quién es ese hijo?. Dime Peromato
¿si los dos son iguales, por qué el que no hizo nada, o como mucho acompañar en
el proceso, va a ser tanto como la madre
hasta tal punto de poder disputar con ella el primer apellido?.
-No,
visto así, tienes razón; yo es que como el primer apellido del padre es algo de
la época en que no sólo los hijos sino hasta la madre eran del padre, pues me
parecía que con romper eso ya era un gran paso.
-Pues
no eres el único que así piensa, que incluso las feministas de salón dicen que
esto propicia la igualdad de género y es la solución.
-No,
eso sí que me sorprendió; siempre creí que las feministas iban a defender que
el primer apellido sea el de la madre, lo que además iguala a la madre soltera
con la casada al ser tratadas por igual.
-Pues
claro, y porque cuando entre dos iguales uno aporta más que el otro es aquél
quien debe recibir el premio. Sólo cuando dos son desiguales se premia igual a quien lo merece que a quien no
lo merece.
-Bueno,
también puede estar ocurriendo que las mujeres, listas como ellas solas, digan,
“si llevando el hijo los apellidos del padre éste apenas les hace caso (por
comparación con la madre) no te digo nada si el angelito se apellida como la
madre”.
-Eso
por un lado, y por otro temen que al defender que el primer apellido de cada
recién sea el de quien lo parió, la reacción del marido o “parejo” sea
intolerante.
-Si,
porque la violencia matrimonial es algo más que el asesinato de la pareja por
el macho; hay en el intermedio una violencia de baja intensidad pero crónica
que ha atemorizado a las mujeres para siempre hasta no atreverse a defender lo
justo.
-Pues
en ese sentido la elección del apellido va a ser contraproducente.
-Toma
imagina que él, el machote, quiere que sea el suyo “porque le hace ilusión”. Si
ella se opone, luego, en cada discusión va a salir el tema a relucir; “no, si
ya te vi yo venir con lo del apellido del chico” .
-O
al revés, si ella, por el atontamiento general de los primeros días dice “lo
que tú quieras cari” y se le pone al churumbel el apellido del padre, lo va a
lamentar a las primeras de cambio.
-Por
no hablar de las opiniones soterradas de los parientes ante el padre calzonazos
que dejó que le pusieran el primer apellido de la madre a los hijos de esta.
-Con
lo bueno que sería que al crecer, los niños vean que llevan de primer apellido
el de la madre ya que así captarán la importancia de la mujer sin necesidad de
educación para la ciudadanía.
-Si
porque el movimiento se demuestra andando.
FRANCISCO
MOLINA
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