miércoles, 5 de marzo de 2014

La Lucha de Trajes


LUCHA DE TRAJES

-La suerte que han tenido los poderosos, Gobierna, que la crisis les ha cogido en un periodo en que tras la lucha de clases tiempo ha que entramos en  “la lucha de trajes”.

-Si me vas a hablar de Carla Bruni te estampano, Peromato.

-Mira niña, yo hablaré de quien me plazca que cada vez te pareces más a una “feminista descalza” rama derivada de las carmelitas del mismo nombre.

-Sugieres que soy una estrecha, ¡so machista!

-Sugiero que como muchas confundes “machismo” con promiscuidad o viceversa.  Y eso es por culpa de vuestra formación cristiano laica.

-¿Cómo puede haber una educación mixta de dos términos antagónicos?

-Porque una cosa es lo que se leyó y otra lo que se mamó; y muchas tenéis una empanada entre la leche de la teta religiosa y la teoría revolucionaria de los libros, hasta el punto de que lo que es consustancial con la libertad, la promiscuidad, la confundís con el machismo que es la ideología creada para evitar la libertad sexual de las mujeres, o sea, justo lo contrario.

-Menos rollos, venga, que si lo que quieres es hablar de la Carla francesa esa, mejor que lo sueltes cuanto antes a los sermones alternativos que te echas.

-No quiero hablar de la divina Carla Bruni, pero ya que salió el asunto decirte que considero que su atractivo universal está en el morbo que supone saber que tuvo un tortuoso pasado.

-Si y que Sarco rompe el protocolo cuanto puede para meterle mimos.

-Lo que te quería comentar es que hace ya décadas que el pensamiento único, una vez que cuajó, borró del mapa mental y social aquello de la lucha de clases y entonces se entró en una época blandengue.

-Si, en la que los partidos, con tal de conseguir un voto, se corrían tan hacia el centro que decían y dicen lo mismo.

- Me captaste, eso es. Y entonces empezó la lucha de trajes cuyos mandamientos son: uno: si aspiras a presidir un gobierno debes de ir de traje; dos: si lo presides debes cambiar mucho de traje; tres: pero sin olvidar los trajes de romerías, fiestas campestres y otros eventos; cuatro: no te debes dejar pisar en trajes por el enemigo; etc, etc.

-Supongo que quieres decir que una vez que todos los trajes políticos están cortados “por” el mismo patrón, la diferencia hay que buscarla en el corte del traje, o el color o la tela.

-O el precio.

-Pues si, el precio también, que es esencial, porque la gente identifica caro con dinero, dinero con éxito, éxito con inteligencia, inteligencia con preparación, preparación con estadista, y estadista con flautista de Hamelín, al que hay que seguir aunque no acierte ni una, y sea el mismo que te ha mentido en  el lío.

-Para esa teoría tuya; para estudiarla, no hay nada como fijarse en la vestimenta de las mujeres metidas en política, que como ahora hay muchas, gracias a Dios, todo se ve mejor.

-Tienes razón, porque estudiar los trajes de los hombres, o mejor la vestimenta, exige fijarse mucho porque aparentemente todos van iguales, pero en las mujeres, debido a su mayor libertad en la indumentaria es más evidente observar el fenómeno.

-Pero qué hacemos tú y yo hablando de trajes con la crisis que azota.

-Tú no se, pero yo lo que hago es decirte que hay que volver a la lucha de clases y enterrar ya la de trajes; que fíjate que bonita es la economía del pensamiento único: si todo va bien-vacas gordas-el obrero debe esperar a que crezca aún más la tarta para repartirla, y si todo va mal –vacas flacas- hay que salvar la tarta del rico para que no cunda el pánico y siga invirtiendo.

-¿Por eso le han dado el dinero a los banqueros en vez de a los necesitados?.

-Y porque decir lo que dicen todos “viste mucho”.
 FRANCISCO MOLINA

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