GUÍA
DE CONDUCTA PARA REVOLUCIONARIOS.
Karlovy Vary es una
ciudad balneario, cercana a Praga (en la República Checa) de gran riqueza desde
el Siglo XIV por las propiedades curativas de sus aguas termales (muy visitada
por tanto por la aristocracia de la época y las oligarquías de las demás
épocas).
En realidad no es
una ciudad, si no más bien es una villa pequeña y coquetona, con la mayor
densidad de firmas (comerciales) de prestigio mundial.
Como allí siguen
yendo los ricos a curarse, allí siguen yendo las tiendas de la 5ª Avenida a
vender lo que puedan adquirir dichos clientes de postín.
La guía
turística que nos explicaba las cosas (a
los alumnos y profesores del Instituto de turno) era (deduje) anticomunista,
aunque allí ya no gobernaba ese partido.
En esto llegamos
ante una estatua de Karl Marx, y la guía comentó, ecuánimemente: “Si tenemos en
cuenta que en la Europa del Este se han tirado y derribado todas las estatuas
de Lenin y Marx, el que ésta siga aquí, un lugar de ricos, sólo puede tener una
explicación, mostrar al pueblo la contradicción de quien viviendo para salvar a
la Clase Obrera, no vivía como un obrero, ni lo era”.
El motivo de que
hubiera allí una escultura suya, era que Marx, aquejado de algunas dolencias
(tenía poca salud), pasó algunas temporadas en Karlovy Vary “dándose las aguas
termales curativas”, en estancias que eran pagadas por su amigo (y gemelo
revolucionario) Federico Engel (que tenía dinero y era un empresario inglés).
Naturalmente todo
esto se cuenta para que abordemos uno de los valores burgueses más sutil y
enraizado entre las clases populares.
Recordemos, antes de
seguir, que no hay que confundir “valores burgueses con gustos burgueses”.
Los gustos burgueses
son los que tiene cualquier mortal (otra cosa es que únicamente se los puedan
permitir algunos) y los valores burgueses son esas ideas o pensamientos, que
consideramos propios (o universales) pero que en realidad alguien inventó y los
puso ahí, en nuestro coco, para que les sean útiles a ellos (al poder) desde nuestra propia retaguardia.
Uno de esos valores burgueses es el de que por los negros sólo deben de luchar los negros, por los
esclavos los esclavos, por las mujeres las mujeres y por los obreros los
obreros.
Valor burgués, que
algunos comunistas asumen (erróneamente) al interpretar mal la afirmación de
Carlos Marx de que el sujeto y protagonista de una revolución socialista debe
ser la Clase Obrera.
Cuando a lo que se
refiere, obviamente, es a que la fuerza, el empuje, la determinación del cambio
absoluto, la debe poner dicha clase social (como parte más interesada en el
asunto); lo que no prohíbe (ni debe prohibir)
que el qué hacer, cuándo hacerlo y por qué hacerlo, lo propongan y
desarrollen otros (que a lo mejor son pequeño burgueses).
La Clase Alta domina
a las otras porque tiene cómplices infiltrados (comprados con dinero, o lo que
es peor, con ideología) en las clases dominadas. De lo contrario, de qué iba a
dominar si son menos.
Entonces ¿por qué no
pueden los esclavos tener cómplices entre los esclavistas, los negros tener
cómplices entre los blancos, las mujeres entre los hombres, y la clase obrera
en otras clases sociales?.
Ya mencionamos que
Engels (que tenía buena posición social) financiaba a Marx (que no era obrero).
Lo mismo que Fidel Castro (abogado) y el Che (médico) no eran proletarios.
Pero entonces, si estas personas, pudiendo vivir su vida y que
les quitaran lo bailado, decidieron
dedicarla a la lucha a favor de los que menos tienen, ese gesto, sin duda, es
algo digno de premio y aplauso, y no de condena por no ser coherentes.
Picasso y Teodulfo
Lagunero dieron cantidades ingentes de dinero al Partido Comunista de España. Cosa que por cierto, en
el caso de Lagunero (ver su autobiografía) dio pie para que Santiago Carrillo
(jefe del comunismo durante el franquismo) pasara largas temporadas en el
chalet (más bien una villa) que Teodulfo tenía en plena Costa Azul francesa.
¿Quién iba a
sospechar que el dirigente comunista español estuviera “escondido” en el sitio
más exclusivo de la burguesía francesa, europea e incluso mundial?, escribe el
no obrero que dio miles de millones a favor de la lucha obrera.
Sigamos el asunto de
cómo ser un revolucionario perfecto, esta vez a través de un caso concreto y
reciente.
No, no es que lo que
se le critique a Pablo Iglesias (el de Podemos) sea hipotecarse a 30 años por 300.000 € con su
dinero honradamente ganado; lo que se le critica, dicen los críticos, es que se
contradice con lo que dijo de que “hay que vivir con la gente obrera para
comprender a la gente obrera”.
Se le censura su incoherencia.
Pues bien,
afrontemos el asunto recordando algo obvio: La Historia de la Humanidad indica
que ningún gran hombre tuvo razón en todo lo que dijo y ninguno tuvo toda la
razón.
Y en eso de vivir
“entre el pueblo a la fuerza para ser un buen revolucionario", el Señor Iglesias
no tenía razón, por tanto mudó de un criterio equivocado a uno mejor (la vida
privada es otra cosa y depende de mil circunstancias), lo que no se puede
tachar de incoherencia, y si de progreso mental (¿Es incoherente el niño que
cree en los reyes magos y cuando descubre que no existen deja de poner lechuga
para los camellos?).
Porque, supongamos
por un momento que sea verdad que hay que vivir con los que defiendes para
poder defenderlos.
Pues bien, pero
entonces, para que eso ocurra:
1º:- Si el líder
revolucionario vive en un barrio obrero, en qué tipo de piso debe hacerlo ¿En
uno de los peores, o de los mejores, o de los de en medio?
2º.- Si el líder
revolucionario vive en un barrio obrero, ¿qué cantidad de dinero debe ingresar
¿Cómo el que menos, como el que más, como el del medio?
3º.- Si el líder
revolucionario vive en un barrio obrero, cuantos ahorros puede tener ¿Cómo el
que menos, como el que más, como el del medio?
4º.- Si el líder
revolucionario vive en un barrio obrero, qué coche, vacaciones, vestimenta,
etc. puede tener ¿Cómo el que menos, como el que mas, como el del medio? ¿Puede
tomar chipirones? ¿Y gambitas al ajillo? ¿Langosta no?
No, no nos
engañemos. Yo mismo, sin ir más lejos, si me pusiera a vivir en una chabola,
junto a otras chabolas, para defender a los de las chabolas, no sería un
chabolista, porque se que mi vida material (antes funcionario y ahora jubilado)
está resuelta, y sus angustias (el cómo llegar a fin de mes) no son las mías
por mucho que me engañe, y engañe a los chabolistas, viviendo entre ellos.
Resumiendo,
bienaventurados los que pudiendo decir “viva yo y a los demás que les den morcilla”
(valor burgués por excelencia) ponen su saber, su fuerza, su trabajo, sus
esfuerzos, a favor de quienes necesitan todas las ayudas (también
revolucionarias) para vivir dignamente, tranquilos, sin sobre saltos y en
libertad.
Creer que por la clase
obrera solo pueden luchar los espíritus puros es caer en una trampa burguesa que
mengua el número de efectivos revolucionarios.
Paco
Molina. Zamora 19 de Junio del 2018
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