martes, 19 de junio de 2018

GUÍA DE CONDUCTA PARA REVOLUCIONARIOS.


GUÍA DE CONDUCTA PARA REVOLUCIONARIOS.

Karlovy Vary es una ciudad balneario, cercana a Praga (en la República Checa) de gran riqueza desde el Siglo XIV por las propiedades curativas de sus aguas termales (muy visitada por tanto por la aristocracia de la época y las oligarquías de las demás épocas).

En realidad no es una ciudad, si no más bien es una villa pequeña y coquetona, con la mayor densidad de firmas (comerciales) de prestigio mundial.

Como allí siguen yendo los ricos a curarse, allí siguen yendo las tiendas de la 5ª Avenida a vender lo que puedan adquirir dichos clientes de postín.

La guía turística  que nos explicaba las cosas (a los alumnos y profesores del Instituto de turno) era (deduje) anticomunista, aunque allí ya no gobernaba ese partido.

En esto llegamos ante una estatua de Karl Marx, y la guía comentó, ecuánimemente: “Si tenemos en cuenta que en la Europa del Este se han tirado y derribado todas las estatuas de Lenin y Marx, el que ésta siga aquí, un lugar de ricos, sólo puede tener una explicación, mostrar al pueblo la contradicción de quien viviendo para salvar a la Clase Obrera, no vivía como un obrero, ni lo era”.

El motivo de que hubiera allí una escultura suya, era que Marx, aquejado de algunas dolencias (tenía poca salud), pasó algunas temporadas en Karlovy Vary “dándose las aguas termales curativas”, en estancias que eran pagadas por su amigo (y gemelo revolucionario) Federico Engel (que tenía dinero y era un empresario inglés).

Naturalmente todo esto se cuenta para que abordemos uno de los valores burgueses más sutil y enraizado entre las clases populares.

Recordemos, antes de seguir, que no hay que confundir “valores burgueses con gustos burgueses”.

Los gustos burgueses son los que tiene cualquier mortal (otra cosa es que únicamente se los puedan permitir algunos) y los valores burgueses son esas ideas o pensamientos, que consideramos propios (o universales) pero que en realidad alguien inventó y los puso ahí, en nuestro coco, para que les sean útiles a ellos (al poder) desde nuestra propia retaguardia.

Uno de esos valores burgueses es el de que por los negros sólo deben de luchar los negros, por los esclavos los esclavos, por las mujeres las mujeres y por los obreros los obreros.

Valor burgués, que algunos comunistas asumen (erróneamente) al interpretar mal la afirmación de Carlos Marx de que el sujeto y protagonista de una revolución socialista debe ser la Clase Obrera.

Cuando a lo que se refiere, obviamente, es a que la fuerza, el empuje, la determinación del cambio absoluto, la debe poner dicha clase social (como parte más interesada en el asunto); lo que no prohíbe (ni debe prohibir)  que el qué hacer, cuándo hacerlo y por qué hacerlo, lo propongan y desarrollen otros (que a lo mejor son pequeño burgueses).

La Clase Alta domina a las otras porque tiene cómplices infiltrados (comprados con dinero, o lo que es peor, con ideología) en las clases dominadas. De lo contrario, de qué iba a dominar si son menos.

Entonces ¿por qué no pueden los esclavos tener cómplices entre los esclavistas, los negros tener cómplices entre los blancos, las mujeres entre los hombres, y la clase obrera en otras clases sociales?.

Ya mencionamos que Engels (que tenía buena posición social) financiaba a Marx (que no era obrero). Lo mismo que Fidel Castro (abogado) y el Che (médico) no eran proletarios.

Pero entonces, si  estas personas, pudiendo vivir su vida y que les quitaran lo bailado,  decidieron dedicarla a la lucha a favor de los que menos tienen, ese gesto, sin duda, es algo digno de premio y aplauso, y no de condena por no ser coherentes.

Picasso y Teodulfo Lagunero dieron cantidades ingentes de dinero al Partido  Comunista de España. Cosa que por cierto, en el caso de Lagunero (ver su autobiografía) dio pie para que Santiago Carrillo (jefe del comunismo durante el franquismo) pasara largas temporadas en el chalet (más bien una villa) que Teodulfo tenía en plena Costa Azul francesa.

¿Quién iba a sospechar que el dirigente comunista español estuviera “escondido” en el sitio más exclusivo de la burguesía francesa, europea e incluso mundial?, escribe el no obrero que dio miles de millones a favor de la lucha obrera.

Sigamos el asunto de cómo ser un revolucionario perfecto, esta vez a través de un caso concreto y reciente.

No, no es que lo que se le critique a Pablo Iglesias (el de Podemos) sea hipotecarse a 30 años por 300.000 € con su dinero honradamente ganado; lo que se le critica, dicen los críticos, es que se contradice con lo que dijo de que “hay que vivir con la gente obrera para comprender a la gente obrera”. 

Se le censura su incoherencia.  

Pues bien, afrontemos el asunto recordando algo obvio: La Historia de la Humanidad indica que ningún gran hombre tuvo razón en todo lo que dijo y ninguno tuvo toda la razón.

Y en eso de vivir “entre el pueblo a la fuerza para ser un buen revolucionario", el Señor Iglesias no tenía razón, por tanto mudó de un criterio equivocado a uno mejor (la vida privada es otra cosa y depende de mil circunstancias), lo que no se puede tachar de incoherencia, y si de progreso mental (¿Es incoherente el niño que cree en los reyes magos y cuando descubre que no existen deja de poner lechuga para los camellos?).

Porque, supongamos por un momento que sea verdad que hay que vivir con los que defiendes para poder defenderlos.

Pues bien, pero entonces, para que eso ocurra:

1º:- Si el líder revolucionario vive en un barrio obrero, en qué tipo de piso debe hacerlo ¿En uno de los peores, o de los mejores, o de los de en medio?

2º.- Si el líder revolucionario vive en un barrio obrero, ¿qué cantidad de dinero debe ingresar ¿Cómo el que menos, como el que más, como el del medio?

3º.- Si el líder revolucionario vive en un barrio obrero, cuantos ahorros puede tener ¿Cómo el que menos, como el que más, como el del medio?

4º.- Si el líder revolucionario vive en un barrio obrero, qué coche, vacaciones, vestimenta, etc. puede tener ¿Cómo el que menos, como el que mas, como el del medio? ¿Puede tomar chipirones? ¿Y gambitas al ajillo? ¿Langosta no?

No, no nos engañemos. Yo mismo, sin ir más lejos, si me pusiera a vivir en una chabola, junto a otras chabolas, para defender a los de las chabolas, no sería un chabolista, porque se que mi vida material (antes funcionario y ahora jubilado) está resuelta, y sus angustias (el cómo llegar a fin de mes) no son las mías por mucho que me engañe, y engañe a los chabolistas, viviendo entre ellos.

Resumiendo, bienaventurados los que pudiendo decir “viva yo y a los demás que les den morcilla” (valor burgués por excelencia) ponen su saber, su fuerza, su trabajo, sus esfuerzos, a favor de quienes necesitan todas las ayudas (también revolucionarias) para vivir dignamente, tranquilos, sin sobre saltos y en libertad.

Creer que por la clase obrera solo pueden luchar los espíritus puros es caer en una trampa burguesa que mengua el número de efectivos revolucionarios.  

Paco Molina. Zamora 19 de Junio del 2018  


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