CUANDO LA TRUCHA ES UN RAPERO.
En el siglo XII, en Zamora se dieron una serie de sucesos conocidos posteriormente como El Motín de la Trucha (ver Google pues contaré una versión abreviada).
Había unas leyes, que como todas, las hicieron los poderosos. Una de ellas consistía en que en el mercado, hasta las 12 del mediodía, sólo pudieran comprar los nobles para así poderse llevar los mejores alimentos. Luego, ya, la plebe.
Así las cosas, un día, pasadas las 12, un ciudadano del común va a comprar y ve una suculenta trucha. Pide que se la envuelvan, y en esto llega el criado de un Noble, que exige llevársela a su señor (a pesar de que ya había pasado el periodo en que el elegir estaba reservado sólo para los ricachones y de que el otro la vio con anterioridad).
En algunas crónicas se dice que en la trifulca que se origina participa gran parte del pueblo dando la razón al zapatero que vio la trucha, y que a consecuencia del tumulto el servidor de la nobleza murió.
Enterados los nobles deciden reunirse en una pequeña iglesia para decidir qué escarmiento se le da a los súbditos violentos e insumisos, corriéndose la voz de que éste, el castigo, será ejemplar.
Entonces, el pueblo, indignado porque los poderosos no respetaban ni las propias leyes que ellos mismos impusieron, trancan (cierran) la ermita, le prenden fuego, y todos los hijosdalgo de la villa perecen de golpe.
La historia sigue, pero hasta aquí lo que nos conviene analizar.
Como es fácil ver, el pueblo llano no decide matar a todos los magantes de la ciudad por una trucha. La trucha es lo de menos. Y sí por la mayor de las injusticias que existe, que sea el Poder quien no cumpla las leyes que el mismo Poder impuso.
Así que en verdad, en verdad os digo que posiblemente las manifestaciones que se están dando estos días en toda España, acabando algunas en actos violentos, no son tanto por el rapero encarcelado como por el hecho de que tal condena y ejecución contrasta con los tratos de favor o favorables que están recibiendo aquellos Poderosos o socios del Poder, cuando incumplen su sus propias leyes.
Lo explicaba muy bien una manifestante y que fue preguntada por una televisión, diciendo: “Es que no hay derecho que te encarcelen por hablar y no por falsificar títulos o robar,….” .
Es decir, esa gente muy joven y extremadamente violenta, como decía la portavoz de la policía, casi seguro que no se está jugando su propia cárcel o su propia integridad física por un rapero, ni por una trucha, y si por un momento de suma injustica comparativa, con una mala Institución Judicial, en el sentido de mal dotada apropósito, para que así su lentitud beneficie a los ricos y poderosos, y enchirone a los cacos únicamente (Comprobar si alguien robó una gallina es sencillo, mientras que verificar si hay ingeniería fiscal para no pagar impuestos no es están fácil).
Por tanto, la mejor manera de rebajar la violencia sea repartir la riqueza de arriba abajo de una vez, subiendo el IRPF, para así ayudar económicamente a todas las familias afectadas por la pandemia económica, y para mejorar todos los servicios públicos que se han mostrado como lo imprescindible para todos, así como potenciar la Justicia que necesita 10 veces más jueces, 10 veces más fiscales, 10 veces más personal a su servicio, y 10 veces más su presupuesto, para que así funcione con rapidez y deje de ser elitista.
Ah!, y respecto a la violencia, por supuesto que la repudiamos todos, siendo de destacar que las derechas españolas y los poderes fácticos han dicho que también están contra todas las violencias. Que nadie lo olvide por si el día de mañana cambian de opinión como ha ocurrido históricamente.
Paco Molina. Zamora. 21 de Febrero del 2021
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