viernes, 5 de abril de 2024

ZAMORANAS DESCARRIADAS

 


ZAMORANAS   DESCARRIADAS

Cayó en mis manos un monográfico que Público publicó dedicado a los centros que el franquismo utilizó para meter en cintura a las chicas que, según las autoridades  o sus familias, parecía que se iban a descarriar o ya las consideraban  descarriadas.

El estudio recuerda que la represión sociosexual no aparece apenas en la Ley para la Recuperación de la Memoria Histórica.

Eso invita a recordar que en Zamora, en el sitio donde hoy está  el Consejo  Consultivo de Castilla y León (Plaza de la Catedral) había antes una casa de una o dos plantas, rodeada de jardines, donde se decía que era un correccional de chicas de mala vida.

Hablar de “qué ocurría en esa casa”  era tabú. De hecho yo sólo lo oí de pasada: que allí tenían a chicas descarriadas.  

Todo esto me indujo a preguntar a un conocido si recordaba la casa misteriosa. Y dijo que sí, que era “la casa de Las Bravas” (en el argot popular). Con lo que al repreguntarle el por qué de tal nombre, me contó: “Porque ahí tenían a chicas que se habían pasado de la raya”. “¿De qué raya?” (rebusqué, porque veía que estaba siendo muy respetuoso). “De la raya del sexo”.

Confirmado esto sería lógico que se investigue el para qué se utilizó tal mansión y qué ocurría allí realmente.

Siguiendo la pista de lo que se sabe de locales similares en otras provincias se puede avanzar que: era una red que funcionaba bajo el amparo del “Patronato de Protección a la Mujer”, algo que la dictadura franquista usó para, mediante la ideología nacional católica, consolidar y expandir la pata machista del régimen (de hecho no existía nada similar para “reconducir  a los chicos”).

Estos reformatorios eran casi todos regidos por órdenes religiosas femeninas  de distinta denominación.

Según mujeres que pasaron por ese suplicio (en otros lugares) y que se han decidido a escribirlo, las instalaciones venían a ser como las de una cárcel por sus malas condiciones y régimen. A ellas llegaban chicas “condenadas” (sin juicio): desde, por ser  “muy salidoras” (según calificó la policía al menos a una) hasta por ser unas  “salidas”, que diría su entorno (siendo un criterio frecuente el que estuvieran solteras y embarazadas).

Durante su internamiento, para hacerlas “mujeres de provecho”, se les sacó mucho “provecho”, pues la mayor parte del día las tenían trabajando en productos que luego se vendían sin que ellas cobraran nada. Eso por no hablar de que los bebés que acababan pariendo con gran frecuencia eran entregados a familias extrañas y desconocidas para ellas, sin pedirles permiso.

Resultando sorprendente que en demasiados casos eran las propias familias (muchas “familias bien”) las que pedían el internamiento de sus propias hijas porque daban “mal ejemplo”.

Libros escritos por “descarriadas” son estos. De Consuelo García del Cid: “Ruega por nosotras”, “Las desterradas hijas de Eva” y “Las insurrectas del Patronato de Protección de la Mujer”.  De Mariaje López: “Por caridad”. De Fátima Díez: “La gravedad de las lágrimas”. Y de la historiadora Carmen Guillén: “El Patronato de Protección a la Mujer: Prostitución, Moralidad e Intervención Estatal durante el Franquismo”.

Desde que les comprobaran si eran vírgenes hasta en algún caso el electro shock; desde menores de 10 años en ocasiones hasta postadolescentes;  esa especie de casas de los horrores donde uno de los mandamientos para ser una chica de bien era “no cruzar las piernas”, pasando por el peor trato a las lesbianas, son mini datos que confirman la necesidad de sacar todo ello al aire para que sepamos lo que son las dictaduras y las morales machistas.

Así que tírese también del asunto en Zamora, investigando lo que ocurría y ocurrió en “nuestro reformatorio de chicas”. En honor  a la verdad y a ellas. Verdaderas e inocentes mártires y heroínas..

Paco Molina. Zamora. 1 de abril del 2024 

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