EL ALEGRE COMUNISMO
Autor: FRANCISCO MOLINA MARTÍNEZ “COMPA”
Libro editado en 1988. Agotado.
Estos escritos acabados en Mayo de 1988, se los dedico a
Igor y Paloma, mis hijos.
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PRÓLOGO DEL AUTOR
¡Hay que ser agitadores! Cada vez más la sociedad en la que
vivimos parece compuesta por personas que están como dormidas, como sonadas,
tras sufrir un exceso de golpes de información, de datos de propaganda..….y por
eso, hay que ser agitadores; tomar por los hombros al pueblo y agitarlo para
que despierte.
Despertarle es invitarle a que piense por sí mismo y que
nunca deje de pensar. Despertarle no es obligarle a que haga, actúe o vote
según determinadas ideas, en este caso las comunistas, no. Despertarle es
ponerlo en condiciones de actuar en pleno uso de sus facultades mentales para
que luego, libre, más libre, tome el camino, los derroteros que desee o
considere más convenientes para él.
Tal vez esto resulte, a primera vista, pueril y muy simple,
pero lo cierto es que hay una política en acción que trata de ADORMECER a los
ciudadanos de todas las sociedades con distintos procedimientos: estudios
sobrecargados, televisión insípida, prensa y radio con ideario empresarial,
homologación de partidos políticos robotizándolos, encíclicas de intelectuales venidos
a más y, en general, electrodomésticos
que no dejan ver el bosque.
Por ello, contra ese adormecimiento programado hay que
emprender una descomunal tarea: ¡contra
adormecimiento, agitación!. Los agitadores son necesarios.
En este pequeño libro o cuadernillo se pretende, entre otras
cosas, dar argumentos para agitar la mente del lector, ponerle la cabeza a
ventilar y, si es posible, ponerle también las ideas de punta….sin esperar
después otra cosa que verle peinarse a s aire y con su peine.
Si el lector además de curioso es comunista, en lo que
sigue, se pretende agitarle aún más que al resto. Se pretende presentarle, no
unas nuevas ideas, pero si una nueva visión de ellas, que les añada vitalidad,
satisfacción y alegría. Y luego….cuando un comunista recobra la brújula de la
ideología, emprende camino hacia su meta y lleva la mente despierta, el alegre
comunismo ¡ahí está!.
Pero hay que aprovechar este introito también para agitar.
Lo genuino de cada revolución es la valentía de las ideas
que defiende. Sin embargo, hoy en día lo que sugiere la palabra revolución es
violencia, resultando esto un inconveniente más para conseguir que prospere un
proyecto de izquierda revolucionaria.
Por reflejos condicionados la gente, al oír la palabra
revolución, encuentra que “se les viene a la mente” la idea de violencia; la
revolución les parece algo violento y por ello les asusta.
Los reflejos condicionados son ese mecanismo por el cual al
oír determinada canción se recuerda, casi con detalles, aquellos días en los
que estaba de moda, y consisten en asociar en el aparato sensorial distintas
impresiones que no tengan nada que ver entre sí. Ello se logra por sucesivas
repeticiones de dos sensaciones juntas. En los reflejos condicionados se basa
en gran medida la publicidad. En esta no se trata sólo de informar sobre que
existe una determinada bebida, se busca también que cuando se dude qué
pedir “el primer nombre que venga a la
boca” sea la marca que machaconamente entró en la cabeza a través de los
sentidos.
Por ese mecanismo muchos creen que una revolución tiene que
ser algo violento, que sin violencia no hay revoluciones. Eso es falso y
conviene dejarlo claro.
Por el contrario, hay que empaparse de lo siguiente. La
esencia de cada revolución es el triunfo de unas nuevas ideas, si es que estas
son en si algo transformador, sorprendente, mágico.
Recuérdese como ejemplo la revolución por excelencia, la de
1917 en Rusia. Consistió en una serie de cambios que triunfaron arrastrados por
unas ideas de rompe y rasga: PAN, TRABAJO, PAZ ¡y para lograrlo! TODO EL PODER A LOS SOVIETS, todo el poder
para los consejos de ciudadanos. Eso es lo que querían, en aquellos días y en
aquellos pueblos, los que lo estaban pasando mal, y como eran mayoría acabaron
con la violencia que les oprimía, transformaron el orden social, hicieron una
revolución.
Pero no bastan las ideas, no bastan las ofertas. Lo
revolucionario también es la determinación firme de cumplir lo prometido, y en
la actualidad mucho más, cuando es fácil observar que la mentira se ha
convertido en ley. Por ello, entonces, conviene recordarlo, lo que hacía
revolucionarias esas ideas - por lo demás, hoy todavía tan vigentes- era la inalterable voluntad de llevarlas a
cabo, hasta el punto de que, siguiendo con el ejemplo, el Partido Bolchevique
ofrece la salida más valiente para obtener la paz prometida y así acepta las condiciones
que pone el enemigo para firmarla, es decir, no duda en “rendirse”. ¿Hay quien
de más en cuanto a ideas revolucionarias?.
NOTA añadida en el año 2013:
En mi libro “LA ESTAFA SEXUAL”
profundizo algo más sobre la PRESUNTA
violencia de las revoluciones.
SON LAS CONTRARREVOLUCIONES LAS
VIOLENTAS, nunca las revoluciones. Y lo escribí así:
Suele
caerse en el error de considerar que quien genera violencia, en una revolución,
es la parte social que lucha por los cambios que modificarán el orden
establecido a su favor. Es decir, se piensa que aquel a quien beneficia un
cambio revolucionario es quien genera la violencia.
Pero
no es así. Es justo al revés. El sujeto violento siempre ha sido el sector
social que, como consecuencia de esa modificación del orden imperante, ha
pensado que perdía privilegios. Todo el mundo puede encontrar entre sus
conocimientos ejemplos de cambios revolucionarios en los que al principio no
hubo violencia, y que sin embargo, cuándo se pudo reorganizar el sector perjudicado, todo acabó en inusitados
derramamientos de sangre.
Capítulo II.
UNA
TEORÍA
Tal vez convenga recordar lo que es una teoría. Al fin y al
cabo el marxismo no es más que una teoría sobre diversas cuestiones y si se
pierde de vista esta idea puede uno perderse también.
Suele ser frecuente que las personas operadas acaben
descubriendo que cada vez que les pica la cicatriz, al día siguiente llueve.
Ello lo van observando una y otra vez, y mientras se produce esa experiencia,
están, sin ser conscientes, claro, ¡experimentando!, están realizando un
experimento sin saberlo.
Cuando consideran que el proceso “escozor-lluvia” se repitió
un número de veces que estiman suficiente acaban manifestando en público:
“Mañana llueve seguro, porque me está escociendo la cicatriz de la hernia”. A
partir de ese momento acaba de aparecer en sociedad una teoría.
Hacer pues una teoría es fácil; lo que puede ser más difícil
es elaborar una teoría buena, seria, útil.
¿Cómo se puede saber si una teoría está viva, cómo se puede
saber si una teoría es acertada?
Responder a esto, por lo demás algo esencial, sólo se puede hacer de una
forma: ¡contrastándola con la realidad!, viendo si funciona en la práctica en
la praxis.
Si cada vez que nuestro premio nobel “dice que va a llover porque le molesta la cicatriz”,
resulta que luego va y llueve, no cabe duda de que la teoría que ha creado es
buena, es correcta. Ahora bien, si cada vez que anuncia lluvia ocurre que unas
veces acierta y otras no, resultará algo evidente, que esa teoría no es válida,
no es útil.
Utilidad, ese es el fin de toda teoría verdadera, ser
útil…porque de lo contrario las teorías no tendrían razón de ser. ¿Y cuál es la
utilidad de una teoría? La de permitir, por un lado que quien la use pueda
explicarse cosas y por otra el ser profeta, el verlas venir. Así, cuando un
electricista ejecuta correctamente los principios teóricos de la Física
correspondiente, puede profetizar que va a funcionar el frigorífico, o cuando
nuestro premio nobel nota picores en su antigua operación puede garantizar que
va a llover.
¿Tiene hoy sentido el marxismo? ¿La ideología que dio pie al
comunismo tiene razón de ser en estos tiempos? Estas preguntas y con estos
términos las formulan los más benévolos anticomunistas para que luego, los más
feroces, rematen a bocajarro diciendo NO. “El marxismo está pasado, el
comunismo es anacrónico, etc, etc.” Así analizan los intelectuales venidos a
más y lo hacen con esa inocencia que poseen, no los que reciben órdenes, no, lo
hacen con la inocencia que da la libertad que permite “anticiparse a los deseos
del que manda”. Y no es malo que lo digan, es malo que no argumenten lo que
dicen.
Es el momento entonces de repasar la teoría marxista, los
principios clave, y ver si al contrastarlos con la realidad, están pasados o no
sirven. Hay que ver si esta teoría- la marxista- les permite a los que la usan
“explicarse las cosas” y aún más, si
ayuda a “verlas venir”.
En el capítulo siguiente se van a exponer diez principios
básicos de los enunciados por Marx y júzguese
si están vivos o no, si son útiles o no, si merecen la pena (la alegría) o no,
y si en definitiva no convendrá tenerlos como principios ideológicos de
cabecera.
Capítulo III
TEOREMAS MARXISTAS
El marxismo no está muerto y por eso no hay que enterrarlo,
y es más, ya que vive, hay que sacarlo a pasear, porque si no ¿para qué sirve?
La teoría que elaboró Marx últimamente está desprestigiada y
presuntamente enterrada, por afirmaciones que se repiten vez tras vez (“repetid
una mentira mil veces y pasará por verdad”). Todo ello forma parte de un fin
concreto, hacer que los que no conocen los principios marxistas no los
curioseen, ya qué ¿por qué va a atraer algo que dicen que está trasnochado?
Vamos a pasear por algunos de esos principios y veremos si
ya no sirven para nada. Pero para ello recuérdese que el marxismo no es más que
una teoría y que la forma de saber si una teoría es buena o mala consiste en
preguntárselo a la realidad. ¿Sirve el marxismo para explicar y explicarse
muchas cosas? ¿Sirve el marxismo para
verlas venir? ¿Sirve el marxismo como brújula que le ayude a quien lo utiliza
para orientarse en la vida política?
Como nuestra civilización utiliza el sistema métrico decimal
tomemos diez puntos que puedan constituir la savia de los estudios que
desarrolló y aportó Carlos Marx, junto con su amigo Federico Engels, a la
humanidad.
Estos puntos que a continuación se expondrán en realidad son
teoremas, es decir, son leyes o principios obtenidos tras la correspondiente
demostración, a partir de otros más sencillos. Quede pues, claro, que no
surgieron de la nada, ni de la inspiración, sino del trabajo y el estudio; más,
como no es el fin de estos escritos el demostrar lo que inmejorablemente
hicieron Marx y Engels, considerémoslos como principios ya demostrados.
Aparecerán en letra negrilla y numerados, diez teoremas
esenciales del marxismo y lo que sigue a continuación de cada uno es un
comentario que trata de servir de ejemplo sobre la utilidad de ese pensamiento.
Naturalmente se pudieron utilizar otros comentarios u otros ejemplos, pero los
expuestos en el momento actual parecen los más sugestivos y adecuados. Veámoslo:
I
NO EXISTE NINGUNA VERDAD ABSOLUTA Y LO
DICHO ES TAN CIERTO QUE HASTA PUDIERA SER QUE ESTO NO FUERA VERDAD.
Traducido al castellano, todo es relativo. Es decir “todo
depende”. Recordado esto, por fuerza hay que asombrarse de que algunos
estudiosos hablen de “principios esclerotizados de la izquierda”, cuando el
citado y principal de ellos todo lo relativiza, todo lo somete a discusión.
Como consecuencia de la aceptación de este primer punto
surge el “PRINCIPIO DE DEMOCRACIA”.
Si nada es absoluto todo es relativo, incluso lo bueno y lo
malo y, por tanto, la democracia se convierte en una necesidad, ya que al no
existir garantía sobre lo que es bueno y lo que es malo SÓLO LA MAYORIA debe
decidir el camino a seguir.
También de ese arranque marxista se deriva otro importante
ingrediente de la vida social, el “PRINCIPIO DE TOLERANCIA” que hunde sus
raíces en la no existencia de absolutos, en la no existencia de verdades
rotundas, en definitiva, en la no existencia de nada que justifique o
dignifique la intolerancia o el terror.
Y también el “PRINCIPIO DE VITALIDAD” está encerrado en lo
dicho, y no conviene olvidar que el principio de vitalidad es la mejor garantía
para toda teoría ya que el aceptar cuestionarse a si misma está aceptando una
verdad histórica; toda teoría puede ser superada, mejorada e incluso desplazada,
simplemente cundo aparezca otra que explique mejor los fenómenos que ayudaba a
analizar la anterior.
¿Qué otra teoría
-salvo la anarquista- aguanta un
arranque como este- no existe ninguna verdad absoluta- que todo lo cuestiona y que, por tanto, todo
lo deja en libertad?.
Vivir con este convencimiento entre ceja y ceja da alas al
alma.
II
TODO LO MATERIAL Y LO QUE ENTENDEMOS
POR ESPIRITUAL ESTÁ EN MOVIMIENTO Y POR TANTO EN CONTINUO CAMBIO. TODO ESTÁ
CAMBIANDO CONTINUAMENTE, MANTENIENDOSE SOLAMENTE EL PROCESO, SIN FIN, DEL
APARECER Y DESAPARECER.
Entender y recordar esto puede resolver las historias de
muchos grupos políticos que olvidan que todo lo que se hace, aunque esté bien
hecho (no digamos nada si encima está mal hecho) ¡puede ser mejorable!. Porque
nada quedará quieto, nada quedará detenido en la presunta perfección, y, por
tanto, el derecho y el respeto a la crítica de los que indican esas posibles
mejoras deben ser tenidos en cuenta.
Nunca podrá haber una revolución definitiva. Siempre, por
continuo movimiento, por el continuo cambio de la vida y de las cosas, será la
sociedad susceptible de ser mejorada. Por ello, no hay que desilusionarse
cuando los resultados de una revolución empiezan a ser puestos en cuestión por
reformas o por otra revolución. Sólo hay que buscar la satisfacción y la alegría
en ayudar, en contribuir a que los cambios sigan el sentido de la flecha, y que
la flecha apunte hacia una humanidad más humana, hacia unos países en los que el
que peor viva de sus miembros viva dignamente. Sin carencias materiales y
sintiéndose libre, ¡¡libre para crear, libre para vivir, libre para no matar!!
El principio del continuo cambio tiene como consecuencia
inmediata el dar paso al “PRINCIPIO DE OPTIMISMO”. Al estar todo en continuo movimiento, como
dice la intuición popular: “no hay mal que cien años dure”, lo que unido al
hecho real de que es más fácil desplazar y encauzar lo que está en movimiento
que lo que está quieto, lleva como consecuencia, a ver con grandes esperanzas las posibilidades
de llegar a este tipo de sociedades donde todo sea mejor. El cauce de un rio es
más fácil de cambiar que el lecho de un lago, porque el agua del rio está en
movimiento y la del lago está estancada.
III
LAS IDEAS NO SON MÁS QUE LO MATERIAL
TRADUCIDO Y TRASPUESTO A LA CABEZA DEL HOMBRE. LA CONCIENCIA SOCIAL ES
EXPLICABLE PUES, EN CUANTO QUE CADA HOMBRE ES UN SER SOCIAL. SOMOS LO QUE SOMOS
EN RELACIÓN A LOS DEMÁS.
También este teorema
marxista, este trozo de la teoría elaborada por Marx, ayuda, al que lo quiera
utilizar como brújula, para no perderse en las montañas de acontecimientos que
se suceden cada día.
Así por ejemplo, aceptándolo, es más fácil explicarse por qué
las cosas se ven de distinta forma desde la oposición que desde el poder, o, dicho,
mejor, el por qué en el poder se ven de otra forma. Suele atribuirse este
cambio a que en el poder, uno, a la fuerza, se vuelve más sensato (conservador)
debido a la responsabilidad del cargo, pero no es por eso por lo que uno parece
otro. No, no es porque el poder supone mayor responsabilidad, es porque el
poder supone mayor cuenta corriente y claro….surgen las debilidades.
Así que será mejor mantener la vigilancia sobre lo que ganan
los políticos para que así sigan viendo las cosas como las ven aquellos a los
que representan ( “Cuando un hombre
público gana más que una mujer pública, corre el peligro de prostituirse” )
IV
EL CONJUNTO DE LAS RELACIONES DE
PRODUCCIÓN ES LO QUE FORMA Y DA LUGAR A LA ESTRUCTURA ECONÓMICA DE LA SOCIEDAD,
LA CUAL A SU VEZ ES LA BASE DE LA SUPERESTRUCTURA POLÍTICA Y JURÍDICA. EL MODO
DE PRODUCCIÓN DE LA VIDA MATERIAL CONDICIONA EL PROCESO DE LA VIDA SOCIAL,
POLÍTICA Y ESPIRITUAL.
Según el filósofo español Ortega y Gasset todo ser humano es
él y su circunstancia (“Yo soy yo y mis
circunstancias”). Para Freud, aceptado lo anterior, resultaría que la
circunstancia que más condiciona o influye en el hombre seria la sexualidad, y
para Marx, la circunstancia clave, la que más impregna la conducta de la
perdona sería la situación económica.
Se puede dar la razón a los tres pues parecen tenerla, y
además resulta ameno y divertido observar a las personas bajo las tres caras de
ese prisma: sus circunstancias, sus vivencias de placer y su condición
económica.
Conviene detenerse en este punto porque tal vez uno de los pecados
capitales de los comunistas en activo ha sido su especie de miedo reverencial a
reconocer políticamente la trascendencia que tiene para la felicidad de las
personas la realización sexual, y por tanto la alienación, la esquizofrenia que
supone tener que esconder en el desván de sus principios fundamentales el
“PRINCIPIO DE PLACER”.
Como teoría para comprender el comportamiento de una persona
es muy útil empezar aceptando que cada ser es él y sus circunstancias (es decir,
que cambiando estas también de alguna manera cambiaría la persona).
Sobre la trascendencia del sexo como placer, aparte del
análisis íntimo de cada persona, está el hecho de que cualquier estudio basado
en ciencias de la naturaleza, o en ciencias sociales, demuestra e indica la
enorme influencia de la atracción sexual. En el amor es el ingrediente
fundamental y, por tanto, determinante para sentir felicidad en ese campo.
Ha ocurrido, sin embargo, que siendo la sexualidad una
fuente de placer fácilmente accesible, la historia de la civilización (al menos
la occidental) ha seguido extraños derroteros y hoy la búsqueda real de
caricias, comunicación y placer ha sido desplazada por la búsqueda de dinero.
Surge así el factor económico que se va a convertir en
circunstancia fundamental y trascendente de la conducta humana. Resulta que el
dinero que, al comienzo, sólo es un medio de facilitar los intercambios de
mercancías, acaba siendo un medio que facilita, si se tiene, la búsqueda de
placer.
Pero, a su vez, la importancia del dinero como fuente de
poder acaba haciendo que pase a
convertirse, de “medio para conseguir algo”, en un fin en sí mismo.
Así el tener dinero por tenerlo se convierte en meta. El
dinero pasa a ser un fetiche, un objeto de amor y deseo, y eso, hasta tal punto
que desplaza en el corazón el objetivo natural (de la naturaleza), de desear
placer, de facilitar la vida.
Hoy el dinero ha eclipsado todos los demás valores, todos
los demás principios naturales de la persona; por eso se vive en continua
alteración (se vive fuera del recinto natural del ser humano que es su cuerpo),
se vive en plena esquizofrenia, con un ser íntimo que se tiene guardado bajo
siete llaves en la cárcel del cerebro, y con otro ser exterior, que, a fuerza de
ser real (el que se realiza) acaba siendo definitivo.
La condición económica ha acabado arrastrando y obsesionando
al hombre y por ello guerrea, mata y desperdicia la vida desde hace siglos, en
busca de dinero.
Mas, si esto lo condiciona todo o condiciona la mayoría de
las cuestiones (en gran medida), sólo hay que resolver políticamente este
problema para que lo demás cambie por sí mismo.
La sociedad, el pueblo, sólo espera, sólo quiere de los
políticos que les resuelvan su “problema económico”, por ello no hay mayor
revolución que resolver ese problema, y, además, no hay otra revolución.
El pueblo quiere que le resuelvan sus carencias económicas y
que le dejen luego la posibilidad de utilizar se adquirida libertad.
NOTA del año 2013:
Tal vez esto último lo matizaría. Siendo en
esencia la revolución esencial la que resuelva el problema de la economía
(reparto de riqueza y no explotación de un humano por otro humano), considero
que otras revoluciones como la sexual, la feminista, la ecológica, etc., pueden
ir avanzando lo que las circunstancias les permitan, para resolver lo que
buenamente puedan o para contribuir, por acumulación, provocando la revolución económica.
V
LA HISTORIA DE LAS SOCIEDADES ES LA
HISTORIA DE LA LUCHA DE CLASES, LA LUCHA DE LAS CLASES SOCIALES, QUÉ, MAS O
MENOS ABIERTAMENTE CONSERVA EN SU SENO CADA SOCIEDAD SEGÚN LAS ÉPOCAS: HOMBRES LIBRES vs ESCLAVOS,
PATRICIOS vs PLEBEYOS, SEÑORES vs SIERVOS, EMPRESARIOS vs OBREROS. EN
DEFINITIVA OPRESORES vs OPRIMIDOS.
Para certificar la defunción de Marx, aquellos a los que
corresponde esta tarea (hay encargados y voluntarios para todo), dicen que en
la actualidad la idea de la lucha de clases no tiene sentido pues estamos en
una sociedad compleja con distintos e interrelacionados estamentos.
Ocurre, sin embargo, que Marx nunca habló de sociedades con
sólo dos clases nítidas. Pero, mira tú por dónde, la sociedad, como la
conocemos por aquí, lleva camino de ser una sociedad con sólo dos clases de
personas. Obsérvese si no; resulta que para progresar y para salir de la crisis
dicen que “hay que incentivar la iniciativa privada”. Es decir, unas personas
(las que menos tienen) han de incentivar (animar) mediante el sacrificio
(renunciando a un buen sueldo, en el sentido de suficiente), a otras (precisamente
las que más tienen) para que se sientan incentivadas y a lo mejor inviertan.
Para que se entienda bien, es como si el pobre Lázaro, que
se alimentaba con las sobras del Rico
Epulón, tuviera, con el fin de salir de su situación, que contribuir a hacer
aún más rico a Epulón para que así le sobraran más cosas y, tal vez, algunas llegaran
a Lázaro.
Se pretende entonces dividir la sociedad en dos; lo que han
de incentivar (sacrificarse) y los que han de ser incentivados (que son los que
tienen aval de los bancos o sea, los que más tienen).
Hoy, los poderosos lo tienen más claro que muchas personas
de otras clases y lo dicen sin tapujos. Su discurso es: “hay que ser
competitivos para poder vender en el extranjero. Eso sólo se consigue
–añaden- produciendo más y reduciendo
los salarios”. Después (decimos nosotros) ese aumento de las rentas –de
ellos- producirá el milagro de que
puedan ganar más aquellos a los que hoy se les pide que ganen menos.
Los que creen en este razonamiento son los mejores defensores
de la tesis de que existen clases sociales. Ellos pertenecen, o defienden, a la
clase alta (la que vende los productos que fabrican otros, los de las clases
inferiores) y les piden un sacrificio (que ganen menos) con un argumento
ilusorio y falso, ya que si se acepta lleva al absurdo.
Obsérvese: supongamos que los trabajadores aceptaran el
razonamiento sin rechistar, e incluso, encantados; entonces, indudablemente los
productos que ahora salieran de las fábricas serían competitivos (más baratos
que otros análogos) con lo cual las ventas se dispararían, Como consecuencia de
ello el rico propietario de la fábrica se enriquecería aún más y más.
Ha llegado pues momento de que nuestro satisfecho e
incentivado empresario aumente el negocio (que cree ¡por fin! puestos de
trabajo) y aumente, a su vez, el sueldo de sus comprensivos trabajadores.
Pero claro se olvida (se oculta) que ante un argumento “tan
inteligente” lo lógico es que todos los entiendan y apliquen; es decir, que en
otros países también habrán decidido ser competitivos (vender barato) y para
ello los trabajadores de esos países aceptarán por los mismos motivos, que les reduzcan
sus pagas. Con lo que nos encontramos con que el generoso empresario de nuestra
historia, al tener ante sus ojos los últimos estudios del mercado, verá con
pavor que la competencia vuelve a vender más barato, y que , por tanto, no le
va a quedar otro remedio que pedir otra vez a sus asalariados (la clase obrera)
un nuevo sacrificio. Y así, tras hacer lo propio (y de nuevo) la clase obrera
de otros países el sacrificio, y de repetir (otra vez) el proceso el nuestro,
se seguirá un continuo toma y daca que llevaría al absurdo de que los
propietarios de las fábricas no pararían de enriquecerse y sus trabajadores de
empobrecerse. ¿Hay o no, entonces, clases sociales?.
Nota: Queda visto que la teoría de que la economía de un
país debe basarse en que una parte de la sociedad “incentive” a otra, no solo
no es válida, como ha demostrado la práctica, lo cual bastaría, sino que
tampoco es válida en el terreno teórico y dialéctico, es simplemente un
engañabobos.
VI
LA FUERZA DE TRABAJO DEL HOMBRE ES UNA
MERCANCÍA, ALGO QUE SE COMPRA Y SE VENDE EL “VALOR DE USO” DE ESTA
MERCANCIA ES EL DE SER FUENTE DE VALOR.
Todo el que trabaja para otro le vende fuerza de trabajo, y
el que compra dicha fuerza lo hace porque le produce valor. ¡Quién crea riqueza
es el trabajo!
Toda mercancía, todo lo que se vende, tiene dos clases de
valor.
Uno es el “valor
de cambio” (por ejemplo, en el caso de este libro, el valor de cambio
es el precio que el comprador ha pagado por él),
y otro es el “valor
de uso” (siguiendo con el ejemplo, a lo más casual el valor que le ve
Vd. a este libro y que le movió a adquirirlo, es que le viene muy bien usarlo
para calzar una mesa que cojeaba).
Pues bien, la razón
por la que el empresario “compra” la fuerza de trabajo del obrero es porque la
usa para que le cree una riqueza que él solo no podría crear.
Esto conviene recordarlo para que no se avergüencen todos
aquellos a los que los electrodomésticos no les dejan ver el bosque de la clase
social a la que pertenecen, si es que viven de vender su fuerza de trabajo.
¡Quién crea riqueza es el trabajo! Y hay que repetirlo
porque es necesario.
Y es necesario por varias razones: porque es lo cierto,
porque es beneficioso para que los que viven de su trabajo, o que no pueden
vender otra cosa que su trabajo, recobren su autoestima, y es necesario
repetirlo para contrarrestar ese eslogan del capital que en su actual momento
de victoria ideológica se está imponiendo, y que no es otro que el eslogan de
que el empresario crea riqueza.
Si así fuera, si fuera el empresario quien crea riqueza, la
humanidad no hubiera progresado, por la sencilla razón de que hubo épocas y
pueblos donde no había empresarios, mientras que lo que siempre existió fueron
hombres y mujeres trabajando.
Ni siquiera es cierto en
esencia que el empresario cree puesto de trabajo. El empresario, en su
permitido derecho, opta por invertir su capital con el único y exclusivo fin de
aumentarlo, y si crea puestos de trabajo es porque no le queda otro remedio (la
prueba está en que cuando lo tiene lo aplica y por ello las máquinas sustituyen
a los trabajadores).
Por lo tanto no es correcto decir que el empresario crea
puestos de trabajo, ya que se induce a creer algo que no es así. Un ejemplo
chocante lo puede aclarar: Cuando alguien va a hacer una visita al retrete no
se le ocurre decir a nadie que dicha persona “va a crear olor”, se sabe que va a
lo que va, y lo otro, es pura carambola.
Esto es importante, porque una cosa es la existencia de
iniciativas privadas y otra el que hipnotizados por el supuesto de que “el
empresario crea riqueza y puestos de trabajo”, se ponga todo el estado a su
servicio, con subvenciones, condonación (perdón) de deudas, permisividad en
normas de seguridad, posibilidad de despidos
sin motivo y sin indemnización, grandes ayudas económicas por contrato
realizado, etc.
Cada mercancía tiene dos valores, el de uso y el de cambio.
Este libro que lee tuvo para Vd. un valor de cambio que no es otro que el
precio que pagó por él. Pero además tiene un valor de uso, más indeterminado,
más personal, que consiste, simplemente, en el conjunto de razones por las que
consideró útil adquirirlo.
Todo el que vive de su trabajo, vive porque vende su fuerza
de trabajo, y puede vender esa capacidad porque hay alguien que se la compra.
Aquella persona o entidad que compra esa fuerza de trabajo
lo hace porque para él (para el comprador) lo útil de esa fuerza de trabajo es
el hecho de que crea riqueza, es decir, el empresario o la empresa o el Estado,
compra la capacidad de trabajo de una mujer o un hombre ¡porque el valor de uso
de la fuerza de trabajo está en que crea riqueza! (El valor de cambio está en
la cantidad bruta en euros que reciba el trabajador).
Actualmente hay como un sentimiento de deshonra en sentirse
trabajador. No es que se quiera presumir de ser vago, es que no se quiere ver
nadie en el espejo; pero el asunto es simple, si alguien, que hoy trabaja, no
pudiera vivir (no nos referimos sólo a subsistir) sin un trabajo, aunque le
incomode, es un trabajador o una trabajadora, por mucho que gane.
Obrero no es sólo el trabajador de mono, lo mismo que
trabajador no es sólo el que recibe un salario moderado. A esa clase social
pertenecen, quieran o no, todos los que para vivir han de vender su fuerza de
trabajo. Ocurre que, o no son conscientes de ello, o no quieren aceptar eso,
con lo que, tanto en un caso como en el otro, lo que acontece es que no tienen
conciencia de clase.
Los parados, aquello que ofrecen su fuerza de trabajo pero
nadie se la compra, pertenecen también, obviamente, a la clase trabajadora.
VII
LA PLUVALÍA ES LA PARTE DEL VALOR
CREADO POR EL TRABAJADOR QUE NO ES REMUNERADA POR EL CAPITAL. LA PLUSVALIA SE
AUMETA PROLONGANDO LA JORNADA DE TRABAJO O (Y) REDUCIENDO EL TIEMPO DE TRABAJO
NECESARIO PARA PRODUCIR LA MERCANCÍA.
Los estudios de Marx le llevan a la conclusión de que lo que
paga el patrón al obrero no es todo lo que éste le da, no es todo lo que
corresponde al valor que crea.
Le paga menos, es decir, el trabajador entrega en riqueza al
jefe más de lo que éste le paga en euros. Esa diferencia es la plusvalía, y la
plusvalía es la madre del cordero del sistema capitalista.
Como, cuanto más plusvalía más ganancia, nos encontramos con
la siguiente paradoja: Todo el mundo dice estar contra el parao y sin embargo
éste aumenta.
Pero claro, como en toda paradoja, en cuanto se hurga un
poco en ella, se desvanece y todo “nos lo explicamos mejor”.
¿Por qué si todo el mundo está contra la guerra sigue habiendo guerras y amenazas
de guerras? Porque alguien miente, y así es, no todo el mundo está contra la
guerra, y fundamentalmente no están aquellos a los que les produce pingues
beneficios.
Pues lo mismo ocurre con el paro ¡no todo el mundo quiere
que desaparezca el paro!
Gracias al paro los empresarios fuertes ganan más, ya que,
por un lado los obreros con trabajo están más moderados por miedo a perder el
empleo, y, por otro, los gobiernos justifican todas las ventajas (subvenciones,
exenciones, leyes laborales a gusto del patrón, etc.) que otorgan a los que más
tienen, con la coartada ante el pueblo de que así se combate el paro. Y aún hay
más, con el paro, la sociedad en general, aumenta su grado de competitividad,
exacerbándose el individualismo y la anti solidaridad, con lo cual resulta que
la gente va descaradamente a lo suyo y pasa de organizaciones sociales, lo que,
como consecuencia, trae una mayor indefensión de los débiles.
No se puede esperar la solución del problema humano del paro
a partir de las ideas que aporten aquellos a los que directa o indirectamente
les beneficia.
El paro sólo puede ser atacado con contundencia mediante la
reducción de las jornadas de trabajo, es decir, repartiendo el cada vez más
escaso trabajo necesario.
Pero claro, como reducir la jornada de trabajo va contra la
plusvalía que se lleva el capitalista, la resistencia por parte de las
organizaciones empresariales a esta medida es total.
Sin embargo la reducción de la jornada de trabajo no tiene
por qué suponer un colapso económico ya que la otra forma de conseguir aumentar
la plusvalía consiste en producir la unidad de mercancía en menos tiempo,
cuestión que no ofrece ningún problema ante la sofistificación y eficacia de las
nuevas tecnologías; lo que ocurre, lo
que está pasando es que la “ansiedad bancaria” parece ser consustancial a la
clase dominante, que no acepta ganar algo menos para que así todos vivan, en
conjunto, mejor.
VIII
EL CAPITAL, CREADO POR EL TRABAJO DEL
OBRERO, OPRIME AL TRABAJADOR, ARRUINA AL PEQUEÑO PATRONO Y CREA UN EJÉRCITO DE
PARADOS.
¡Chapeau, Marx, chapeau! Esto es como para descubrirse.
Resulta que Marx, al que tachan, los que todo lo saben, de pasado de moda,
podría presentarse tranquilamente a un concurso de profetas y ganarlo, con la
anterior afirmación, que hizo ¡en el Siglo XIX!.
Pero ocurre que no se trata de una profecía, se trata de una
conclusión obtenida del estudio y análisis de una teoría.
Y hoy vemos cómo, en la parte rica y poderosa del globo
terráqueo, o sea, donde mejor se vive del planeta, los trabajadores se sienten
oprimidos por miedo al despido, por la inestabilidad en el empleo.
Los pequeños patronos caen en la ruina económica, o en la
ruina de un combate sin fin y sin tregua, contra la feroz competencia de los
grandes, que les obliga ya, entre otras cosas, por ejemplo a abrir los sábados
por la tarde.
Y respecto al ejército de parados, ahí está, aumentando con
mayor o menor rapidez años tras año.
(Por cierto que sobre el aumento del paro es estremecedor
ver a unos o a otros atribuir el aumento o la disminución a hechos coyunturales
como puedan ser el fin de de una estación del año o el turismo u otras
inclemencias de la economía. No hay que agotarse en esta dialéctica del mes a
mes, el paro aumentará si se sigue trabajando a favor de los patronos sin más).
IX
TODAS LAS COSAS Y CUESTIONES, TODO EN
TODO, ESTÁ RELACIONADO.
Esta formulación es de una sencillez y de una eficacia para
explicar y explicarse cosas, que no puede por menos que asombrar el poco uso
que se hace de ella.
Lo psíquico y lo material son un continuo; el cuerpo y el
alma la misma cosa; lo sindical y lo político no tienen frontera natural que
los separe; la vida personal y la pública podrán ser más o menos
esquizofrénicas, pero una repercute en la otra y al revés; la injusticia social
y la inseguridad ciudadana son magnitudes directamente proporcionales porque
vibran al unísono; nuestro lugar social y nuestra forma de actuar se
sugestionan una a la otra, etc. etc.
Por eso, cuando alguien dice, “no hagamos política”,
pretende no sólo hacer política sino que busca además situarse lo mejor posible
en la línea de salida, para hacer después proposiciones que a poco que se las
hurgue, se verá, que son deshonestamente políticas.
Y como todo en todo está relacionado también los marxistas y
los comunistas reciben el maléfico influjo de la sociedad competitiva, y
bastante inconscientemente acaban por “competir”, dando así lugar a los
personalismos y a las guerras personalistas.
Conviene aclarar que el personalismo no es que una persona
destaque por sus capacidades y méritos hasta tener más renombre que el grupo,
no, eso es bastante bueno. Personalismo es que alguien considere su propia persona
como digna de culto y reverencia porque es el mejor, y cuando está en la
cumbre resulta que ya no sólo es el
mejor sino que, también es único, y a partir de ahí hay que seguirle, no
contrariarle y ayudarle entre todos a pasar de héroe imaginario (en su cabeza)
a héroe real.
Es chocante que entre gentes de izquierdas, que al optar por apuestas
“perdedoras” en una sociedad capitalista (propaganda cultural en contra,
prevención hacia ellos para determinados puestos de trabajo, etc.) dan prueba de una cierta
fortaleza de ánimo, resulta que no tengan también fuerza para reprimir esos
ramalazos de vanidad y competitividad que, si es lógico tenerlos (todo está
relacionado y somos hijos de una sociedad competitiva hasta la ferocidad,
recuérdense los celos entre hermanos) más lógico aún es reprimirlos en aras de la victoria del
grupo, de las ideas del grupo.
Es absurdo jugarse hasta la vida, como en muchos sitios y
momentos se la han jugado los comunistas, y no jugarse la vanidad que a algunos dirigentes les lleva a
disputarse el título de Redentor de la Clase Obrera, de forma tan sorprendente
que, no sólo pretenden “salvar al proletariado” sino que quieren ser ellos el Salvador, y si
él, Fulanito de Tal, no consigue ser el Sacrificado que Libere a los Oprimidos
(o sea el Redentor) prefiere que nadie libere a los oprimidos, porque los liberarían mal, con lo que resulta que
estos deben seguir otro montón de años en circunstancias desfavorables hasta
que alguien les libere bien.
“Todo en todo está relacionado”, así que también habrá que
recordar que pasando de política no se pude evitar estar en política, siendo la única diferencia, entonces, que quien
pasa de política se encontrará en desventaja ya que no se le tendrá en cuenta.
X
UNIDAD.
ESTE IMPORTANTE PRINCIPÌO UNIVERSAL LO
RAZONA MARX DE FORMA APLASTANTE.
DICE ASÍ ESTE PUNTO: LOS EMPRESARIOS
TIENEN DERECHO A GANAR MÁS. LOS OBREROS TIENEN DERECHO A GANAR MÁS.
PERO AMBOS DERECHOS SON CONTRAPUESTOS
(es esta un contradicción antagónica).
¿QUÉ OCURRE ENTONCES CUANDO SE ENCUENTRAN
FRENTE A FRENTE DOS DERECHOS LEGÍTIMOS?
¡QUE PREVALECE, QUE SE IMPONE, EL MÁS FUERTE!.
Para el trabajador
-quien vende su fuerza de trabajo a otro- sólo hay una forma de hacer
que su derecho a ganar más prevalezca sobre el del empresario, ¡asociándose con
otros trabajadores!
Para quien sólo puede vender su fuerza de trabajo sólo la
unión con otros puede darle capacidad para hacerse respetar, es decir, para
hacer respetar sus derechos.
Sin comentario porque se comenta sólo, aunque tal vez
convenga observar cómo los empresarios, de los cuáles el más tonto hace
relojes., parece que entienden a Marx mejor que los obreros pues aquellos están
todos en una sola organización mientras que estos, pasando de Marx y del
sentido común, tienen organizaciones para todos los disgustos.
LAS REVOLUCIONES SON PACÍFICAS. LAS
CONTRARREVOLUCIONES VIOLENTAS
Se han recordado aquí algunos puntos importantes del
entramado ideológico que constituye la teoría elaborada por Marx. Tal vez sólo
queda, en este aspecto, el hacer un comentario sobre el término “revolucionario”.
En la actualidad las palabras “marxista”, “comunista” y
“revolucionario” se presentan ante la
mayoría de la gente como sinónimos, como términos que suponen lo mismo. Sin
embargo, no producen la misma sensación, ni tienen socialmente el mismo valor.
El concepto revolucionario es, actualmente, mucho más
estimado que los otros dos por el conjunto de la sociedad, hasta el punto de
que, incluso, la derecha, el poder, dejó de luchar contra la Revolución y
decidió prostituirla haciéndola hija adoptiva.
La evolución de la humanidad y de las sociedades es
imparable. Mientras que “la revolución es un salto brusco”, surgido por
necesidades de las clases sociales oprimidas, dentro de esa evolución, de forma
tal que, aquello que por otros caminos podría haber tardado lustros se produce
en un breve periodo de tiempo.
Históricamente las revoluciones (que son saltos hacia
adelante, al contrario que las involuciones, que son saltos hacia atrás) suelen
ir acompañadas de una cierta violencia pues al perder el poder, y por tanto
dinero y prebendas, una clase social (la dominante en el momento) y sentir esa
pérdida como algo no esperado (no les da tiempo) reacciona contra el pueblo y
sobre todo contra el grupo político que haya sido dirigente en esa revolución.
Sin embargo, no es la revolución hija de la violencia. La
madre de esta peste de la humanidad, de la violencia, hasta ahora no es otra
cosa que el deseo del poderoso de mantener su poder sobre los débiles, aunque estos
sean mayoría, y esto es tan así que hasta hoy aún no existen pruebas
democráticas de que llegando al poder un partido de izquierdas por voluntad
popular en las urnas y con un programa de revolución social, la clase dirigente
haya respetado, ni el programa, ni al partido que lo presentó y ni tan siquiera
que haya respetado la decisión soberna del pueblo.
Cuando las derechas sean civilizadas las revoluciones no
tendrán que desembocar en violencia.
Hoy en día proclamarse revolucionario sin haber hecho
ninguna revolución sólo puede consistir en comulgar con ese otro principio
marxista de que LA REALIDAD NO BASTA CON ANALIZARLA, HAY QUE TRASFORMARLA…..y
ponerse a la tarea.
Por último, como no es sano evitar siempre las tentaciones,
permítase este guiño para finalizar con estos comentarios sobre los fundamentos
del marxismo.
Miren, a los marxistas nos gustaría darles la razón a los
múltiples intelectuales que dicen que nuestras ideas están putrefactas y
pasadas, de verdad que nos gustaría darles la razón; pero claro, si no la
tenemos no se la podemos dar, y si la tenemos ¡no tenemos por qué dársela!..a pesar
de lo peligrosos que son los intelectuales sin razón.
CAPÍTULO IV
LA SITUACIÓN DEL COMUNISMO EN LA
ACTUALIDAD
(((Nota del año 2013:
Lo que sigue fue escrito en el año
1988. No obstante, como la revisarlo veo que conserva gran parte de su
vigencia, si no toda, opto por conservar el capítulo. Eso si añadiendo otra
nota al final sobre la caída de los Países del Este que entonces no se había
producido))).
Para este análisis conviene considerar el mundo dividido en
tres grandes grupos de países. Por un
lado estarían los gobernados por partidos comunistas, por otro, los países
desarrollados o ricos, y por último, lo países pobres o resto de países.
Países gobernados por partidos comunistas.
Sobre estos y antes de cualquier otra consideración conviene
recordar que no se trata de de sociedades comunistas, ya que éste estadio en un
comunidad supondría haber llegado a la meta y además a una meta donde todos se
sentirían integrados, pues nadie en sus
cabales puede rechazar un estado de cosas donde
“cada uno de según sus
posibilidades y reciba según sus necesidades”, donde ningún hombre o mujer
sea explotado por ningún hombre o mujer y donde todos se sientan libres y no
alienados.
Quede pues aclarado que ese feliz estado de cosas no sólo no
existe aún sino que nadie dice que exista. Lo que ocurre es que la derecha, en
cuanto puede, y puede mucho, vende (o regala) la idea de que el comunismo es lo que hay en los países
donde gobierna el partido comunista, y lo hace con la intención, no ya de
combatir la construcción del proyecto, sino con la más astuta de combatir
también la utopía (que no es otra cosa que un fin lleno de dificultades para
llegar a él, pero que se puede alcanzar), y lo hace para que de la sensación de
que no merece la pena ni siquiera ponerse en camino hacia el comunismo social.
Sobre el tipo de países que se está comentando y el estado
actual del comunismo (entendiendo como tal la fuerza del proyecto) es fácil
convenir que, a pesar de las dificultades vividas y la falta de ciertas
libertades, el hecho de que materialmente esas sociedades, por comparación con
ellas mismas, tengan más bienes que en tiempos pasados, unido a que los ciudadanos
cuentan con trabajo, educación y sanidad, hace que haya que suponer una cierta
conformidad con sus distintas situaciones, que podrá verse reilusionada o
ilusionada , según los caos, con los recientes momentos de flexibilidad,
apertura y nuevas libertades.
Es necesario, al margen de lo dicho, comentar dos cuestiones
de una cierta relevancia dialéctica.
Una. Los pensadores del capital dicen que la prueba de que
la derecha es para los pueblos mejor que la izquierda está en que las
dictaduras de derecha acaban, mientras
que las de izquierda están ahí año tras año.
¡Inaceptable! No se puede dejar pasar ese razonamiento por
ser falso en su conclusión. Si las dictaduras comunistas perduran es por la
elemental razón de que nadie se va a las barricadas si tiene el estómago lleno, trabajo, educación gratuita,
sanidad, jubilación garantizada, etc.
Lo dicho no quita para que se reconozca que la situación de
dichos países es específica de ellos, no exportable y si muy mejorable en otros
aspectos.
El estilo Stalin (que por cierto no se debe olvidar que fue
seminarista, y decir esto no es para ofender a nadie pero si para defenderse de
otra burda patraña de los ideólogos conservadores que tratan de hacer creer que
Stalin no podía ser de otra forma ya que así acaba siendo, según ellos,
cualquier comunista). Bueno, pues, según se decía, el estilo Stalin convirtió
modelos a imitar en modelos a evitar. Fue un accidente.
Más, por el contrario, las dictaduras de derecha, basadas y
gestadas para la explotación pura y simple del pueblo, van haciendo extender
(se) la miseria, hasta que esta, como gas inflamable, acaba estallándole en la
cara a la burguesía de turno, que, a consecuencia de las heridas tiene que ir
con urgencia a EEUU a hacerse la cirugía estética y transformarse en
“democracia”.
El otro “razonamiento” contra los países socialistas (el
socialismo consiste en la serie de etapas previas al comunismo social) hecho
por la intelectualidad del capital dice así: “El socialismo ha fracasado en la
práctica, y la prueba está en que en los países comunistas han tendido que
acabar dando paso a la iniciativa privada”.
¡Qué cara le echan estos tíos al asunto! Sí, porque si en
sociedades con planificación estatal, por dar paso a la autorización de
negocios particulares hubiera que deducir que las sociedades socialistas no
tiene sentido, ¡qué decir de las sociedades capitalistas! donde desde siempre
el estado ha intervenido una y otra vez en la economía sino que, si de repente
dejara de hacerlo, sería para los poderosos el caos: recuérdense subvenciones,
aranceles, exenciones, etc. etc.
¿Se atreverían los defensores de la economía libre de
mercado a que de verdad fuese éste libre?. NO, porque en los países
capitalistas el Estado, que se alimenta del sudor de todos, tiene como misión
trabajar para los que más tienen.
(((Nota del año 2013: Los países del
Este o del Socialismo Real, han caído. Y sin un solo muerto. Bastaron
manifestaciones gigantescas mostrando su disconformidad con el régimen a causa
de lo que estimaban los pueblos como dificultades económicas, y las dictaduras
se derrumbaron. Lo que demostró una vez más que la izquierda es democrática y
no violenta))).
Países del denominado Tercer Mundo o países pobres. ((En el
siglo XXI llamados emergentes algunos))
En lo referente a la situación respecto a las ideas
transformadoras y radicales de izquierda en estos países se debe hacer caso de los
informes de la CIA, según los cuales las revoluciones (democráticas) o se han
producido o se están gestando o pueden surgir en el lugar menos pensado, ya que
en amplias zonas las condiciones de vida son infrahumanas y tan injustas que
bastaría la toma de conciencia de esos pueblos para sublevarse.
Como decía Lenin, el pueblo es la pólvora y el conocimiento
la chispa, acercar el conocimiento al pueblo y explotará.
Países industrializados.
Sin embargo, en las naciones que corresponden a este tipo de
países, el comunismo (las ideas, el número de militantes y el de votantes)
retrocede, retrocede y retrocede. ¿Por qué?.
Como en todo no hay una única razón que lo explique, pero conviene ver algunas e indicar su posible influencia
en tantos por ciento.
Las causas del retroceso son;
--La imagen que se tiene del comunismo y de los comunistas a
través de lo que se “sabe” de los países del “Telón de Acero” (sea verdad o
mentira). Esa imagen puede estar influyendo en el retroceso de la idea
comunista en el mundo desarrollado con un 30 % de peso específico.
--Los errores propios en cuanto a las conductas de los partidos
comunistas en estos estados desarrollados. En el caso español estas “meteduras
de pata” pueden haber desprestigiado el mensaje comunista en un 20%.
-- El estar en unas sociedades ricas o desarrolladas o
industrializadas, pero en todo caso, con un alto nivel de vida respecto al
resto del planeta. Esta circunstancia es, sin duda, la que mayor influencia
aporta a la no aceptación de la oferta comunista, hasta el punto de que se
puede calibrar en un 50%.
CAPÍTULO V
RETRATO ESPAÑOL
Las consecuencias o conclusiones del anterior análisis sobre
la situación del comunismo en el mundo, cuando estamos en la recta final del
Siglo XX, serían para España estas:
I)
El
actual retroceso no se va a evitar por el mero hecho de la aparición de los
afortunados y positivos cambios operados en los estados socialistas. A parte de
que siempre la propaganda del capital va a tratar de contrarrestar e, incluso,
cambiar la imagen que proyecten dichos países; siempre que sea buena claro, que
si es mala se limitarán a hacerse eco de ella.
II)
Tampoco la corrección de los errores propios
(purgas, intransigencias entre camaradas y ofertas políticas) logrará
transformar el retroceso en avance, al menos de forma visible y contundente. Esto
no supone por supuesto que no haya que hacerlo (el proceder de otra forma es
necesario). Ya se está haciendo hoy; el reducir los errores al mínimo, el hacer
agradable el trabajo político, el ventilar los pulmones del partido comunista
con aire puro y limpio.
Hay que aprehenderlo desde ahora, al PCE y a los comunistas
les esperan años duros, y, aunque no fuera así, aunque el camino fuera un lecho
de pétalos, hay que hacerlo, y por tanto se debe aprender algo elemental: La
vida no empieza cuando se llega a la meta. La vida-la vida de los comunistas
también- ya se está viviendo, y para llenarla de satisfacción, de ilusión y de
afecto, hay que conseguir que el camino que se recorra (la forma de recorrerlo)
sea ya la propia meta.
La meta está en el camino. Y puesto que el comunismo está
lejos, hay que convertir la lucha por ese final en el propio comunismo, y
tratar de dar y actuar como si ya se estuviera en la meta: seamos libres y
respetemos la libertad, seamos demócratas y respetemos la democracia, seamos
amigos y respetemos la amistad.
III)
La
mayor razón del retroceso comunista no depende de los comunistas, y por eso
estos están desconcertados, irascibles, desmoralizados.
Pero si la conciencia social surge de las relaciones
económicas ¿por qué iba a ser de otra forma respecto a los comunistas? Todos
pueden aceptar fácilmente que en una familia adinerada no haya ni un rojo o a
lo sumo uno (el miembro concienciado, la oveja negra/roja de la familia), sin
embargo, al parecer resulta difícil extender el razonamiento a la macro-familia
que es una sociedad entera.
En España todavía la
mayoría vive de una forma aceptable y en una sociedad en que esa mayoría se
siente bastante libre; así las cosas ¿por qué iban a votar a un partido que
puede poner nerviosos a los que mandan, según suponen?
Pero hay mucho paro y está aumentando…se podría añadir y
objetar, ¿por qué estos no votan tampoco la opción comunista?. Pues no lo
hacen, precisamente ¡porque hay mucho paro!. Esa es la respuesta. Al haber
mucho paro piensan que ese problema -el del paro- no lo puede arreglar nadie y
consecuencia de ello es que sólo buscan solucionar el problema de SU PROPIO
PARO, confían más en la solución individual que en la colectiva
A causa de ello (de esto último) o en paralelo, crece el
miedo. < Como me haga comunista no me contrata nadie, como me fichen por
follonero no me contrata nadie>, pueden ser simplificados mecanismos
mentales que se producen en ciudadanos que, de otra forma, tendrían que haber
hecho estallar ya su rebeldía, al menos votando con decisión y a opciones
decididas.
Pero no es así, y si ocurre por el contrario (como
confirmación de lo dicho) que en las manifestaciones contra el paro no van los
parados, y aún más, las gentes que con un puesto de trabajo, acuden, suelen ser
personas con una cierta garantía de estabilidad en el empleo (También existe
miedo al despido y también eso retrae la posible participación próxima al PCE).
Además, paro no supone aún automáticamente miseria, y los célebres
ocho millones de pobres de Cáritas se ve que se las van apañando. Economía
sumergida, prostitución, droga, permanencia en el hogar materno, etc., son
formas falsas de ir resolviendo el problema de la carencia de dinero y futuro,
pero van frenando el estallido de la crisis social.
Estando así las cosas se acaba votando más fácilmente entre
las dos opciones del BIRREPARTIDISMO (estilo occidental de democracia, según el
cual dos partidos mayoritarios se reparten el poder político y de influencias,
al tiempo que ofrecen dos verborreas distintas pero un mismo y único programa
económico).
Las opciones del BIRREPARTIDISMO prometen ambas acabar con
el paro sin cabrear a nadie, o sea, sin traumas (venden ilusión) y ello camela
al elector; que como se vio, o no le importa mucho el engaño (entiende que
forma parte de las reglas del juego democrático) o vive una situación cultural
de fatalismo agudo y se desahoga con un “todos los políticos son iguales y esto
no lo arregla ni Dios”.
IV)
Ante
esta situación (no basta con analizar la realidad hay que transformarla) y con
independencia de que s vuelva sobre ello, conviene decir ya que la tarea del
PCE debe constar de PACIENCIA y ACCIÓN.
La paciencia
supone esperar, al tiempo que se difunde el punto de vista de los comunistas, y
acción supone estar continuamente
junto a los sectores que ya han sido víctimas de la crisis y junto a los que a
continuación van a ser agredidos por ella y la actual política económica, que
es la de siempre
V)
Respecto
al metalenguaje que se debe emitir para que lo conozca la sociedad en la cual
se vive y de la cual se forma parte, bastan estos tres puntos:
i)
Los
problemas del pueblo sólo los va a poder arreglar él cuando reaccione.
ii)
El
paro sólo se puede suprimir reduciendo la jornada de trabajo, y si no se
contribuye a crear una oposición fuerte y real- que rompa el BIRREPARTIDISMO- y
que reclame medidas como esta, los problemas económicos de la población (y por
ende todos) seguirán aumentando.
iii)
El
PCE podrá haberse equivocado, pero siempre junto a los que menos tienen y nunca
contra ellos, por tanto con orgullo se sigue ofreciendo, con su capacidad y
experiencia, para formar parte de ese amplio frente social que, en principio,
frene las continuas agresiones que contra la calidad de vida están sufriendo
amplios sectores de la sociedad, y que, a continuación, se convierta en la
esperanza real como alternativa contra el paro.
La melodía que tocó el flautista de Hamelin para conseguir
que le siguiesen todos los niños del pueblo en el cuento, no se sabe cuál era;
la melodía que un partido comunista tiene que tocar en el mundo enriquecido
para que le sigan las masas que piden cambios trascendentes si se sabe cuál es,
el acabar realmente con el paro.
CAPÍTULO VI
EL BIRREPARTIDISMO
Este es un fenómeno que exige una especial atención y por
ello se vuelve sobre él.
Ya se dijo, en esencia, lo que es: La existencia de dos
grandes formaciones políticas (en cada democracia) que aunque usan lenguajes y
formas distintas ofrecen un solo programa económico verdadero.
Hasta ahora se han oído críticas al bipartidismo de bastante
pobreza en el razonamiento. Se ha dicho que es malo el bipartidismo porque no
refleja la pluralidad de la sociedad (española) y cosas más insípidas aún, que
de serlo tanto escapan de la memoria.
Cuando un partido pequeño dice que el bipartidismo es malo,
acompañe lo dicho de lo que lo acompañe, sólo suscita un pensamiento en la
mente del que lo oye, “qué más quisieras, seguro que si tu partido fuera uno de
esos dos grandes grupos no decías eso”.
Y es lógica esa expresión, porque el bipartidismo en
absoluto es malo si se dan dos condiciones: Una, que lo quiera el pueblo (surja
de las urnas), otra, que en efecto sea bipartidismo, es decir que se trate de
verdad de dos ofertas políticas diferentes
(en lo económico).
No, el problema para la sociedad no es el bipartidismo (que
no existe) el problema profundo es el BIRREPARTIDISMO.
El birrepartidismo es algo perfectamente programado, o al
menos después de descubierto, fomentado por el capital, y aceptado por los
partidos socialdemócratas y socialismos más descarados.
En España no sólo nos hemos hartado de oír defender dicho
modelo y sus excelencias (eso sí con el nombre de bipartidismo) a la derecha,
sino que en la práctica se ha podido comprobar el fervor con el que los
Gobiernos socialistas tratan de consolidarlo.
El birrepartidismo busca el engaño del pueblo y para ello se
aprovecha precisamente de los resortes afectivos de éste.
Sus efectos, que a la vez lo potencian y consolidan son:
Efecto péndulo:
Consistente en que una vez repartidos los papeles entre las
dos fuerzas (supuestamente distintas) siempre quedará una como conservadora y
la otra como progresista o laborista o socialista. Ello, unido al juego de
simpatías y antipatías que se desarrolla en la cabeza de cualquier ciudadano, y
a la propia pasión competitiva de éste, que tiende a querer ganar mediante héroes superpuestos,
etc., va a hacer que “luche” por el
triunfo de aquellos por los que simpatiza, para poder decir “hemos ganado” y
darle en las narices a aquel conocido que el cae mal.
Así quedan constituidos dos grandes equipos de fútbol y los
que luego deciden quién gana cada “encuentro” (electoral) son ese importante
número de ciudadanos que con buena fe son los que hacen inclinar la balanza y,
entonces, si el gobierno del partido “A” no les ha gustado le entregan el poder
al “B”, que por otro lado aplicará la misma política económica (no se olvide
esto, pues esa es la madre del cordero).
Perdidas las elecciones ante esta nueva situación, los
partidarios del partido “A”, como locos, lucharán -por pundonor, no por otra
cosa- para recuperar el poder, y así sucesivamente, el péndulo del ejercicio
del Poder (o sea, de Gobernar) estará en un lado u otro, pero el reloj marcará
siempre la hora de la economía liberal que, muy cuca, nos dice que sólo hay una
manera de progresar, haciendo que los ricos lo sean más.
Efecto vodevil.
Para mantener las apariencias han de repartirse los papeles
(lo otro se lo repartirán después) y así se pondrán verdes si lo exige el
guion, pero en cuestiones tan poco trascendentes para el conjunto social como
dónde celebrara una fiesta autonómica. O sobre la permisividad (de carne) en
televisión, o el número de papeles necesarios para divorciarse, etc. E incluso
en otros temas más cañi, pero nunca de trascendencia económica, como el aborto,
televisión pública vs privada, etc; lo que no les impedirá en aras de la gobernabilidad,
alcanzar consensos secretos.
Dos verborreas distintas pero un solo guión económico
verdadero, el dinero.
Efecto moqueta.
Permítaseme analizar este efecto a partir de la observación
del caso español: La derecha lo repite a todo el que quiera oírlo: < A
España- dicen- le vendría bien un sistema democrático de rasgos anglosajones,
en que dos grandes partidos se alternaran en el poder> (o sea, que nos
vendrían bien dos partidos de alterne).
¿Por qué vendrían bien? ¿Para quién vendrían bien? Obsérvese
esto: En el caso de España el partidor perdedor
tendría garantizados siempre cien escaños en el congreso, más cincuenta en
el Senado, más las diputaciones y autonomías que la suerte disponga, o sea que,
aún los perdedores podrían perpetuar en el “alterne” como mínimo a unos
doscientos cincuenta militantes, que serían representantes vitalicios del
pueblo, los cuales , unidos a los otros doscientos cincuenta fijos del
vencedor, darían en torno a medio millar el número de políticos que estarían
por encima del bien y del mal, que nunca perderían, quinientos incombustibles, quinientos
archiduques de la política.
Esta masa inalterable de políticos, (que elección tras
elección serían ganadores, ganaran o perdieran sus partidos) está muy bien
pagada ya que hay que dignificar la política (se dice) y el ejercicio de esta
exige gente preparada, que de lo contrario se irían a la empresa privada (se
sigue diciendo) .
Para la derecha es muy importante que el político este
suficientemente remunerado , ya que además de otras ventajas, va a suponer que
esas quinientas personas, archiduques de la política, no vivan ni por asomo
como viven aquellos a los que representan, lo cual es trascendente porque ese
millar de “voluntades populares” van a ser las que desplacen el centro de
gravedad a la hora de hacer leyes, y que ese desplazamiento del centro de gravedad
sea marcadamente conservador ya que van
a hacer leyes que resuelvan problemas que los archiduques de la política ni
tienen, ni viven, ni conocen.
En definitiva los que hacen las leyes, gracias al
birrepartidismo “viven en otro mundo”, tan agradable, que tienden a conservar;
se vuelven pues, si no lo son ya, conservadores.
Efecto imán.
Este efecto está basado en el celebérrimo tema de los
enchufes. El partido ganador coloca, en los pocos puesto de trabajo que hay, a
sus parientes, amigos y CARNETIZANTES, allí donde domina; permitiendo (por
respeto a las instituciones) que el perdedor haga lo mismo allí donde haya sido
ganador. Luego, en las próximas elecciones, tras el alterne, colocará más
gentes de las suyas el que colocó menos, pero permaneciendo todo enchufado y
bien enchufado.
Naturalmente, esta perspectiva, constatada por el pueblo (a
los poderosos les conviene que se entere) hace que muchas personas permanezcan
lo más cerca posible (si hay sitio) de uno de los dos grandes grupos políticos.
Los ciudadanos la elección parece que la hacen en la manera
en que sufra menos su conciencia. Pero lo cierto es que este número de personas,
entre afiliados y simpatizantes, lubrifica y engrandece el aparato reproductor
del partido, por lo que es muy importante. (Lo de reproductor se refiere a
reproductor de victorias).
Pero es que además es muy importante que la gente sepa que
si no se arrima (efecto imán) a uno de
estos dos grandes grupos lo va a tener difícil (lo de encontrar empleo). Y este
mensaje subliminal siega la hierba bajo los pies de las fuerzas
transformadoras, máxime en esta sociedad de sálvese el que pueda.
Efecto campana neumática.
Una campana neumática es un habitáculo de cristal que aísla
perfectamente del exterior lo que contiene dentro.
Pues bien, el birrepartidismo también produce ese efecto,
gracias al propio desprestigio de la clase política. Al birrepartidismo le
viene bien el elevados sueldo de los políticos (que aparta socialmente a los
representantes populares del propio pueblo que representan) y le bien el
descrédito del enchufismo (todos van a los suyo) porque en cuanto el pueblo afirma
“todos los políticos son iguales” él
mismo se pone a construir las paredes de cristal que van a impedir que las
gentes críticas, inquietas, que las gentes hartas, entren en política ( a nadie
le apetece ser identificado con esa clase política que pide sacrificios desde
el púlpito de una vida de cinco estrellas y coches importados).
Así, con el pueblo y sus elementos más valiosos y vigorosos
fuera de donde se toman las decisiones, la clase política (los archiduques de
la política fundamentalmente) podrá seguir girando en el tío vivo y diciéndole
a la sociedad que se avanza mucho.
Para el birrepartidismo el descrédito de la política es
positivo, basta con que voten unos cuantos y haya un ganador y un perdedor; lo
cual siempre está garantizado. Sirva de ejemplo EEUU donde la abstención es
enorme pero siempre gana uno, el burro o el elefante, qué más da, si al final
gane quien gane, en lo esencial -económicamente- nada va a cambiar.
Epílogo sobre el BIRREPARTIDISMO. (Escrito en 1988)
Puede decirse pues, a la vista de los hechos, que el
birrepartidismo corresponde a una organización de la estructura política
perfectamente diseñada por el Estado Mayor del Capitalismo.
Repasando el mundo se aprecia mejor, obsérvese si no, el
conjunto de países miembros de la OTAN, que son los más representativos pues al
estar en la Estructura Militar Integrada del Capital resultan ejemplos más
claros de cómo quiere éste que sean las cosas.
Pues bien, en los países de la OTAN el birrepartidismo está
servido (En Turquía en vías de instauración, para lo cual no dudan en llamar
democracia a una fórmula pluripartidista en el que se prohíbe y proscribe al
partido comunista).
Tal vez se pueda objetar en contra el caso de Italia. Pero
no, precisamente el caso de Italia corrobora la tesis del birrepartidismo ¡por
no darse en ella!.
Veamos en Italia había dos grandes formaciones, la
Democracia Cristiana y el Partido Comunista Italiano, lo cual debía configurar
una política de tipo bipartidista que tanto dice alabar la derecha y que, en
consecuencia, se alternarían en el poder.
Sin embargo, el Estado Mayor del Capital no cantaba las
excelencias del bipartidismo en Italia porque allí si había dos ofertas
realmente distintas (en el aspecto económico) y no lo cantaba porque el Poder
Conservador lo que de verdad quiere es el birrepartidismo.
En consecuencia en Italia de evitar el bipartidismo (que dos opciones
DISTINTAS disputen el poder político) y, por eso,, todos los partidos que en
otras circunstancias aceptarían el birrepartidismo, paradójicamente han tenido
que constituir ese teórico monstruo político del pentapartito (monstruo teórico
nada más, ya que en la práctica aunque gobernaran por separado harían la misma
política, aunque unos se llamen socialistas y otros democristianos).
No obstante en Italia se trabajaba con ahínco para conseguir
que el Partido Socialista sea, junto con la Democracia Cristiana, el otro gran
partido, desplazando al PCI para poder dejar instalado también en aquel país,
no el bipartidismo, que ya existía, sino lo que de verdad les interesa a los
poderosos, el birrepartidismo.
¿Y los partidos bisagra?
Los partidos bisagra son un ingrediente que no viene nada
mal para el birrepartidismo, es más, los soporta muy bien porque, incluso le
sirven de coartada
¡Ante todo las apariencias! Y así, si el partido “A” gana al
“B” pero tiene que formar gobierno con el “C” porque de lo contario no posee de
mayoría absoluta, siempre podrá decir a su clientela: “no os doy lo que os ofrecí
porque tengo que gobernar con éste (que me queda a la derecha o viceversa) pero
de lo contrario ya verías, porque los
del Partido “A” somos la hostia”.
Resumiendo, el birrepartidismo se estructura
en base a la existencia de distintos perros con el mismo collar, el collar de
su amo, el capital, al que consciente o inconscientemente sirven, y éste,
generoso, les deja REPARTIRSE el pastel político y el de las influencias (por
no hablar del pastel propiamente dicho).
CAPÍTULO VII
EL ALEGRECOMUNISMO
Idea base
El científico Paulov fue uno de los investigadores que más
han contribuido con sus estudios y razonamientos a desentrañar la estructura de
la vida humana gracias a sus teorías y conclusiones sobre los reflejos
condicionados.
Además, curiosamente, era una de las figuras de la Ciencia
más apreciadas en la Unión Soviética.
Sus estudios se centraron en lo que llamó los REFLEJOS
CONDICIONADOS. En la escuela lo explicaban así: Está demostrado que si a un
perro le mostramos comida, por un acto reflejo (espontaneo e incontrolado) se
le llena la boca de saliva (las glándulas correspondientes producen saliva).
Pues bien, si a ese perro, al mismo tiempo que le enseñamos
comida le hacemos oír una campanilla, y repetimos el experimento un número
suficiente de veces llegará un momento en que SIN ENSEÑARLE comida y haciéndole oír simplemente la
campana, veremos que el perro segrega saliva (se le hace la boda agua) como si
tuviera ante su hocico algo para comer.
Habremos así cambiado los estímulos del chucho haciendo que
ahora, también al oír sonar la campana, sienta sensaciones de apetito. Hemos
producido en él un REFLEJO CONDICIONADO.
En nuestra vida diaria tenemos muchos ejemplos de lo dicho.
Sirva como muestra “la canción del verano” que cuando la oímos, pongamos que en
Noviembre, reproduce en nosotros sensaciones de las vacaciones estivales aunque
se esté ya en plena temporada invernal.
Pues bien, por reflejos condicionados, el comunismo hoy, en
la sociedad en la que estamos produce sensaciones negativas.
Todavía, demasiada gente al oír decir “comunista” tiene la
sensación de que se le habla de seres desalmados, de sociedades tristes y asfixiantes,
de burocracia criminal, e incluso, y esta es otra gran muestra de la fuerza de
los reflejos condicionados, de países fríos (debido a las temperaturas de
Siberia sin duda); hasta el punto de que la impresión del pueblo es la de que
si ganaran los comunistas unas elecciones, las temperaturas bajarían hasta los
cero grados.
Todo esto es en un 80 % consecuencia de la propaganda
contramarxista (no es nada extraño oír en una noticia sobre alguna salvajada,
en la que no tiene nada que ver los comunistas, el clásico añadido del tipo
“las armas eran de fabricación soviética, buscando así que este dato –la
campanilla- sustituya la realidad- la comida- en la mente de los ciudadanos-los
perros-).
Aunque también hay que reconocer que el otro 20% de
desprestigio está adquirido por méritos propios.
¿Cómo destruir esta maldición infernal? Sólo hay una manera,
tratando de crear otros reflejos condicionados, pero estos a favor de los que,
a partir de principios de solidaridad y
de las ideas de Marx, tratan de mejorar las condiciones de los que peor viven.
Ahora bien, los reflejos condicionados a favor del comunismo
¿cómo se pueden crear si no existen medios de comunicación propios que repitan
un mensaje positivo tantas veces que llegue a calar, que llegue a penetrar en
el sistema mental de la persona?.
Ese es el problema, pues hay que recordar que los reflejos
condicionados se crean por repetición de la jugada una y otra vez (la comida y
el sonido de la campanilla deben aparecer juntos para el perro un determinado
número de veces, número que depende del carácter somático del individuo). Es la
repetición la que hace que queden casados, por ejemplo, términos como “bebida X”
con sensación de frescor y cuerpos semidesnudos.
Otra de las ideas de Marx, y que está lógicamente entre los
principios del marxismo, dice que todo lo que existe proviene o se desarrolla
como unidad (unión) de dos contrarios. Pues bien, ese concepto puede ayudar a
buscar la salida al problema de no contar con medios de comunicación favorables
y suficientes como para poder cambiar la imagen que se tiene del comunismo; se
trata de escarbar para ello, para buscar la salida al problema, en la unidad de
los contrarios hasta encontrar en la contradicción la parte favorable al caso.
Y lo favorable, hoy día, está en que, precisamente no se cuenta
con esos medios de mediatización. Si
se contara con ellos alguien podría tener la tentación de razonar así: “ya que
se tiene mala prensa en un 80 % por culpa de las mentiras negativas que sobre
nosotros se han dicho, búsquese la buena imagen a base de otro montón de
mentiras (estas positivas) que conviertan a los comunistas en arcángeles.
Sería un error, la primera gran batalla comunista, hoy, debe
consistir en cambiar el concepto que se tiene de nosotros, basándose, sólo y
exclusivamente, en la verdad. Llevará más tiempo, será más duro, si, pero
también más hermoso y más revolucionario.
En modo alguno se trata de disfrazar al lobo con piel de
cordero para una vez engañado el rebaño, comérselo. Ni hablar, se trata de,
puesto que se es cordero - pueblo puro- serlo más que nunca, pero con
determinación, para propiciar una unión firme y ya, todos juntos, quitarle al lobo sus ganas de llenar el buche a costa
del rebaño; eso por un lado, y por otro se trata de no dejarse chulear, por
cordero que uno sea, por ningún cabrón.
Por eso, el reflejo condicionado que deben tratar de crear
los comunistas debe ser un reflejo espontáneo, un reflejo natural; se debe
conseguir una asociación automática con las cosas que son buenas para el
pueblo, y así:
n En una sociedad en la que su principal
andamio es la hipocresía debe usarse la verdad, que siempre ha sido
revolucionaria, como arma de cambio.
n Mentir sobre el número de militantes, o
los asistentes a una manifestación o sobre errores cometidos, es como si en un
barco en el que entra agua por un agujero se abriera otro agujero con la vana
esperanza de que por él salga el agua que entró por el primero.
n La mentira no sirve para la revolución,
sólo sirve para mantener la “imagen” según el concepto de “éxito” burgués.
n Además la mentira amarga y mina el
carácter de quien la practica
n Hay que conseguir que la gente diga, me
gustan los comunistas porque siempre van con la verdad por delante y le cantan
las cuarenta al lucero del alba.
n En una
sociedad donde cada vez hay más colectivos que son arrojados por la
borda (reconversiones, flexibilizaciones de plantilla, reestructuraciones de
presupuestos de la Seguridad Social, etc.) los comunistas han de estar a su
lado.
n En una sociedad donde cada vez hay más
miedo a la guerra y más valor para repudiarla, hay que ser valientes y
plantarle cara al poder fáctico que vive de ordeñar la vaca del armamentismo y
los conflictos militares, el poder fáctico que justifica la estúpida carrera de
armamentos a base de comerciar con la muerte de los demás.
n Etc. etc.etc., pero siempre de forma
que donde haya que defender al pueblo, ahí estén los comunistas
n (Por cierto el término “pueblo” se está
usando siempre para denominar a aquel sector social que no tiene poder de
decisión, ni constituye ningún poder fáctico, ni puede practicar la fuga de
capitales en caso de que se aplique una política que no le guste).
n Pero además, para ganar la batalla por
recuperar la buena imagen del 1917 hay que apostar fuerte, por eso hay que
casar nuestro nombre a una palabra tranquila. Hay que apostar por el ALEGRECOMUNISMO.
n Si luchas por lo justo, si te equivocas
por haber dicho la verdad, si respetas a tus compañeros de trinchera, si puedes
aceptar la sonrisa de alguien que agradece que estés allí junto a ellos, porque
además eres uno de ellas, sólo puedes sentir dentro de ti alegría, luego, por
qué avergonzarnos de las palabras bellas. ¡Avanti el alegrecomunismo!
CAPÍTULO VIII
LOS PRINCIPIOS DEL ALEGRECOMUNISMO
A los árboles se les poda para revitalizarlos, y sólo la
falta de información puede hacer creer que la acción del hacha cortando ramas
lo que pretende es cargarse el árbol.
En la actualidad el marxismo es un árbol frondoso,
atiborrado de ramas y de corrientes, que apenas lo dejan vivir, pues a partir
del tronco, que hay que considerarlo como lo propiamente parido por Marx,
aparecen luego distintas ramas y subramas que provienen de otras mentes (siendo
sin duda la de Lenin la de más categoría, importancia y fecundidad).
Sin embargo, el momento histórico no permite andarse por las
ramas, hay que podar el árbol para que recobre fuerza, ímpetu, savia nueva y
fresca.
En este sentido, el alegrecomunismo limita sus principios
teóricos base a los enunciados explícitamente al comienzo de este libro, y,
además, han de ser siempre explícitos de manera que así, todo aquel que quiera
saber lo que se pretende indicar al decir que se es marxista, pueda tener una
primera impresión clara.
Además, otra ventaja de expresar claramente los principios
marxistas básicos, es que cortocircuita y evita la propaganda en contra (otra
vez los reflejos condicionados) que existe sobre el término marxista, cuando
por el contrario encierra una teoría viva, pujante, racional y perfectamente
válida.
En esencia el alegrecomunismo apuesta por la flexibilidad
del junco contra la contundencia del roble, ya que estamos en época de
huracanes antimarxistas, y sabido es que ante el huracán, el junco se dobla
pero aguanta, mientras que el roble, por majestuoso que sea, es arrancado de
cuajo.
El alegrecomunismo sería como una fase de un cohete aéreo espacial.
Todos hemos visto que los viajes espaciales se realizan en una cápsula que hay
que hacer llegar a su destino. Para conseguir esto se utilizan enormes cohetes
que constan de varias partes, y en las pantallas de televisión se ha podido contemplar
cómo, cada cierto tiempo, un trozo del cohete se desprende de él. Ello
significa que esa parte ya cumplió su función de ayudar al ascenso de la
capsula hacia su órbita y que ahora ya le corresponde trabajar a otra parte del
cohete.
En las sociedades desarrolladas y aún en otras donde la
urgencia de libertades sea tanta como la urgencia de comida, sanidad y
educación, el alegrecomunismo constituirá una fase del cohete, la que es
necesaria que actúe ahora; sin que ello signifique ningún desprecio por las
fases anteriores (simplemente quiere decir que esas fases ya cumplieron su
función de poner la cápsula donde está ahora) y mucho menos que signifique el
cerrar el paso a nuevas fases que nacerán de las necesidades y circunstancias
nuevas que sin duda surgirán.
El caso es contribuir a llevar la cápsula con la humanidad
dentro a órbitas donde cada vez haya menos sufrimientos basados en el egoísmo
atroz de los explotadores, en la enfermedad insaciable por acumular riquezas y
en la falta de libertad para poder buscar trozos de felicidad donde sea
voluntad de cada cual.
CAPÍTULO IX
LA ALTERNATIVA ALEGRECOMUNISTA
En el análisis sobre la situación del comunismo “hoy en día”
se veía que para que todo marche viento en popa no va a bastar con que mejore
la imagen del socialismo real que den los países con gobiernos comunistas.
Ni va a bastar tampoco con el enraizamiento social de los
partidos comunistas en los países desarrollados; porque lo verdaderamente
determinante para que una mayoría de ciudadanos pidan a los comunistas que
gobiernen será que esa mayoría tenga NECESIDAD material y urgente de cambio
político.
La necesidad material es la energía de los pueblos.
No obstante se han de considerar dos cosas: una obvia, que
no se debe caer en el absurdo de desear el malestar de la gente para que así
recurra a exigir la transformación de las cosas, y la otra, y más importante,
que para cuando llegue esa nueva gran crisis de la sociedad (hoy el capital [lo que sigue se escribió en 1988] no
sólo no está en quiebra, sino que al contrario, jamás ha estado tan
desarrollado y fuerte: ha ganado la batalla material, la militar e incluso la
ideológica) pues bueno, cuando llegue esa olas de descalabro y miseria social,
en el panorama democrático debe existir una oferta, una alternativa que inspire
confianza y apunte hacia una nueva era, para que así no ocurra de nuevo que la
desesperación de las gentes les haga errar siguiendo a partidos de corte
fascista y nazi.
Y (entonces) para que el comunismo sea la alternativa
buscada, el partido debe ser algo que resulte atractivo (para los que estén
dentro y para los que estén fuera), una organización valiente y con carácter,
que con plena sinceridad lleve tiempo apostando por aquello que quiere la
gente, por aquello que anhela el corazón del pueblo.
Por eso, la alternativa que debe ofrecer el alegrecomunismo,
el programa de transformación, debe estructurarse en torno a estos ejes:
*Reducción de la jornada de trabajo. Como única forma (de
impacto) para combatir el paro.
*No a la energía nuclear. Como centro de una política
económica.
*Pacifismo y desarme. Cuanta menos armas mejor, cuantos
menos ejércitos mejor, bloques militares ninguno.
*Sociedad de libertades: La gente sólo desea de la política
que ésta le resuelva su problema económico, para luego poder ser libres. Por
ello, salvo en lo económico, libertad, y en cuanto a lo económico lo que sea
necesario para el bien estar del conjunto social.
*Educación, Sanidad y Seguridad Social, públicas, eficaces y
universales (para todos).
*Solidaridad internacional.
*Democracia más y más participativa.
*Justicia con mayores medios materiales y de personal. Sólo
una justicia rápida y con capacidad de investigación, puede ser justicia.
Analicemos punto a punto:
El Paro
Que una formación política diga que está contra el paro y
que va a poner en práctica una dinámica de pleno empleo es una de las
cuestiones más vacias que existen para el ciudadano común. Nadie se lo cree, y
no se lo creen porque no se les dice cómo.
Por ello es importante indicar inmediatamente el cómo luchar
contra la falta de trabajo. Es necesario citar el modo de efectuar ese combate:
La reducción de la jornada de trabajo ¡sin reducir los salarios!
La otra oferta de lucha contra el desempleo es la que
procede de la ideología y los intereses liberales y conservadores.
Se trata según ellos de aceptar que quienes crean riqueza
son los empresarios y que, en consecuencia, a estos hay que ponérselas como a
Fernando VII (flexibilidad de plantillas, disminución de impuestos, subvenciones
a go-go, condonación o perdón de deudas para con el Estado y la Seguridad
Social, congelación de salarios por debajo del aumento previsto del coste de la
vida, etc.etc.). Así, con todo a favor e incentivados hasta el catre, se
produciría una creación de puestos de trabajo en cascada. Hasta ahí la teoría
capitalista.
Pero la práctica habla de que el paro sigue en aumento, lo
cual, traducido al castellano, significa lisa y llanamente que esa teoría es
falsa. Incluso se puede observar bastante bien el fenómeno en el caso de la
banca española. Se la sacó de la crisis en la que ella sola se había metido,
con cientos de miles de millones de todos los ciudadanos y ciudadanas. Hoy ya
son empresas boyantes y en expansión. Y bien ¿han creado puestos de trabajo?
Ninguno, es más, a pesar de haber aumentado el número de sucursales, en los
últimos años y simultáneamente, han prescindido de varios miles de trabajadores,
con lo que queda demostrado, en la práctica, que del crecimiento de las empresas
no va a venir la solución al problema del paro, y menos si tenemos en cuenta
que a ellas les viene bien e, incluso a las más cínicas, les interesa que el número
de parados aumente: Porque notan que desde que empezó el paro estructural sus
negocios producen mayores beneficios. (NOTA:
este párrafo se escribió en el año 1.988, pero la actualidad corrobora todo lo
dicho; aunque ahora los bancos cierran ya hasta sucursales arruinados todos
tras arruinarnos).
El paro surge de la aparición de la maquinaria, que en menos
tiempo y con mayor producción, sustituye cada vez más a los trabajadores. Y
este es un proceso continuo, el desplazamiento del hombre por la máquina, que
se viene produciendo desde siempre. En el siglo pasado no sólo las jornadas
superaban la docena de horas diarias sino que, incluso, trabajaban mujeres y
niños.
Las máquinas permitieron reducir la jornada de trabajo y
(además) prescindir de los niños.
Aún así, a pesar de la reducción del tiempo diario de
trabajo, el fantasma del paro ya habría sido un problema crucial en el
desarrollo del progreso de no haber surgido las dos últimas guerras mundiales,
guerras burguesas, guerras entre capitales monetarios para dominar mercados de
trabajo, que con su sello de sangre, destrucción, sufrimiento y muerte
ocultaron o postergaron el problema de la sociedad capitalista: la producción
de paro.
Hoy a que apostar con decisión, firmeza y rigor democrático por la reducción del
tiempo de trabajo de cada persona, pero manteniendo el salario (ojo a la última
idea de las mentes liberales que para
mantener el paro en torno a cifras de tumor benigno ya van
hablando de reducir la jornada pero reduciendo a la vez el sueldo, es decir ,
pidiendo a los trabajadores solidaridad para con los trabajadores al tiempo que
ellos siguen siendo insolidarios mientras viajan en la carroza de oro de la
explotación).
Recuérdese que el empresario obtiene plusvalía (dinero de regalo)
de dos formas: aumentando la jornada de trabajo y/o aumentando la
productividad, según los análisis científicos de Marx.
Análisis de cuya certeza dan fe los propios capitalistas,
razón por la cual no quieren oír hablar de la reducción de jornada. (Hoy se da la
paradoja de que hay más marxistas entre los empresarios que entre los obreros,
y esto no es una astracanada. El marxismo es como una brújula que sirve para
guiarse por la selva de la política, toda brújula tiene además una aguja que
apunta al norte, pero, precisamente, por eso sirve también para ir al sur si se
quiere. Los trabajadores deben usar a Marx para ir al Norte, no lo hacen y
están perdidos en su infortunio, pero la derecha, lista y astuta, usa a Marx e
incluso a Lenin, para caminar según los intereses de ellos).
La teoría de que los productos españoles deben ser
competitivos en el extranjero es compatible con la reducción de la jornada de trabajo
pues lo que por ahí pierde de plusvalía el patrón lo gana gracias a la
extraordinaria productividad de las nuevas técnicas.
Amén de que si hay que sacrificar a una sociedad que se sacrifiquen
también ellos y acepten ganar algunos millones menos al año.
Esta política, la de reducción de la jornada de trabajo para
combatir con coraje el paro, puede crear un rechazo del poder fáctico agrupado
en torno al capital, pero entonces y ahí, debe intervenir los que se denomina
, que no es otra cosa que la determinación, firme,
valiente y revolucionaria de llevar a cabo el programa que pidió la mayoría.
La constitución ampara cualquier medida en defensa de la
democracia y de la lucha contra el paro (curiosamente si la Constitución Española
de 1978 se aplicara sería una revolución), por lo que el poder fáctico militar
estaría obligado a defender dichas medidas. Del poder fáctico eclesiástico
nunca se sabría por dónde iba a salir, pero en fin, si se enfrenta al bienestar
de los humildes haya él (se condenará).
No a la Energía Nuclear
La ecología, el respeto a la Naturaleza como fuente de vida,
de riqueza y como escenario de lo que debe ser nuestra felicidad, está pasando,
a marchas forzadas, de ser una postura ética y científica, a ser una necesidad
de subsistencia.
En este sentido, si se quiere ser vanguardia de algo, hay
que estar en este campo y además luchando a brazo partido.
Y la energía nuclear va a ser, precisamente, la que convenza
a los de mente más tardía de su sin razón, salvo como fuente de riqueza rápida
para determinados poderes, y salvo como fábrica indirecta de materia prima para
armas nucleares.
Los accidentes nucleares ya ocurridos, los eternamente
peligrosos residuos radiactivos y las nuevas sorpresas que nos dará este infernal
laberinto, que produce desastres, muertes y herencias de pesadilla, hasta ahora
no generadas por ninguna otra creación humana de uso pacífico (¿), van a dejar
el campo de la política bien marcado y diferenciado, entre los que son
revolucionarios, a favor de la vida y de los pueblos, y los que, en realidad
hablan de revolución en determinados círculos pero por lo mismo que se habla
del tiempo en los ascensores, por decir algo.
La oposición a las centrales nucleares no puede surgir tras
oír a un técnico, pues los hay que hablan a favor unos y en contra otros; debe
surgir del derecho al análisis de los datos que posee cada ciudadano e,
incluso, de su intuición.
Por ejemplo, hoy, hasta el más lerdo se muestra extrañado
ante una industria que decía tener todo controlado y sin embargo no sabe qué
hacer con la basura radioactiva, mortal y contaminante que produce.
Por lo demás, aceptar que la energía nuclear no debe ser tan
mala ya que muchos países la tienen, es como aceptar como buenas las guerras
porque en muchos países las hay o se preparan para ella.
Pacifismo y desarme
Con lo que valen diez aviones de guerra de determinada
categoría se podrían salvar tres millones y medio de niños. El razonamiento
pues es muy simple: ¿por qué no se hace (el ) dirigir ese dinero de un fin al
otro?.
Primero porque la venta y compra de aviones es un negocio para unos pocos y segundo
porque si esos millones de seres no mueren podrían mañana rebelarse ante el
desigual reparto de riquezas que se produce en el mundo y encima cogerían a
Occidente desarmado.
Esto tal vez suene salvaje y simple, pero es que la mente
del navajero que puede matar de una cuchillada por una cantidad indeterminada
de dinero (nunca excesivamente grande) con tal de poder drogarse y pasar así a
su paraíso artificial, no la tiene sólo el navajero; también entre la hay mentes enfermizas que sólo viven para amasar y amasar dinero (el
dinero es una droga dura que cuánto más se tiene más mono produce).
En la actualidad hay dos mercados basados en la muerte.
La heroína, que acaba matando al que la consume y la carrera
de armamentos. Que necesita crear guerras y por tanto muertes, para que no
decaiga la demanda.
Vender paraguas en el desierto es una actividad ruinosa
salvo que se consiga hacer que allí llueva con frecuencia.
Pues bien, el imperio de la industria militar y los poderes fácticos
militaristas necesitan que haya guerras -muertes- para poder justificar así su
fabuloso negocio sin fin; y para ello no dudan en crear, directa o
indirectamente conflictos que mantengan la demanda de armas y la necesidad de
ejércitos que, como son defensores de la paz necesitan atiborrase de armas,
según ellos.
Además el negocio es inmejorable pues una vez que han
vendido el arma X-321, dicen que el enemigo ha fabricado la X-322 pero que no te
preocupes que ellos acaban de perfeccionar la X-323 y te la venden. Y así
sucesivamente.
Resulta difícil de creer por lo evidente, pero recuérdese
que, desde que consta históricamente, el hombre mata por dinero, ya que así piensa
obtener amor, poder y paz…pero al final sigue matando por dinero ¡todo el oro
del mundo le parece poco!
Mientras, y cuando el ser humano y la Tierra ya producen lo
suficiente para poder llevar todos una vida sana y digna [y luego que cada uno
use de la libertad como le venga en gana] sin embargo niños, mujeres y hombres,
mueren o en guerras de sangre y egoísmo, o de hambre sin sentido o de miseria
acumulada o de simple maldad.
Por eso hoy el canto por la paz y el desarme debe ir en los programas
de gobierno alternativo: hay que reducir el número de armas y el número de militares;
hay que suprimir los bloques armados.
Sólo así las probabilidades de paz aumentaran y sólo así,
importantes cantidades de dinero se podrán destinar a dar al pueblo una base material
suficiente para que luego cada uno pueda buscar el cariño de lo que le rodean,
la sonrisa de un niño y eso que llaman amor.
En la actualidad eso no es posible para todos porque, lo
mismo que incluso los que vivimos en un mundo desarrollado, cuando nos duele
una muela no estamos ni para sonrisas, ni niños, ni amores, hay en el mundo y
[hay] en nuestra sociedad personas que están privadas de toda posibilidad de
disfrutar de las cosas porque viven problemas materiales graves creados por la
indignidad social.
La lucha por el desarme y la paz puede ser la más difícil
por la oposición firme que adoptarán los poderes fácticos armados e
industriales, que uniéndose a los trabajadores de los centros de producción de
armas, pueden buscar tensiones de amedrentamiento.
Sin embargo, si ya no existe o si simultáneamente se está
combatiendo y venciendo, a la estructura generadora del paro, la batalla se
puede ganar democráticamente pues la ética del pacifismo está impulsando cada
vez más a la sociedad y entre las nuevas generaciones ha surgido una nueva
valentía, la de reconocer que se tiene miedo a morir y a matar por orden y a
beneficio de unos pocos que , además, al final nunca pierden ninguna guerra.
“La violencia es la partera de la historia”, pero no toda
violencia significa parto y además, ya se ha inventado el parto sin dolor, debe
pregonar el alegrecomunismo.
Libertades
En modo alguno puede faltar como eje de una alternativa
alegrecomunista la existencia y la oferta del mayor número posible de
libertades,
Aunque alguno estará pensando, “¿Y por qué algunas?
¡Todas!”. Pues si, todas, lo que ocurre es que no conviene olvidar que hay
muchas libertades de las que el hombre se priva no por prohibición del Estado
sino simplemente por presión social que se traduce en autorrepresión.
Es necesaria una especial mención a la cuestión de las
libertades por varias razones:
Una, porque precisamente la razón de ser del comunismo y su
estructuración en organización política nace del deseo de liberar al ser humano
de las ataduras de un sistema que lo tiene amarrado a comportamientos
antinaturales (alienación).
Otra razón para tener que poner ya en escena la posibilidad
de disfrutar de libertad (como resumen de las distintas libertades) está en la
necesidad de (amén de luchar por lo que el pueblo necesita para sentirse a
gusto) contrarrestar la imagen, precisamente más negativa, que presentan los regímenes
comunistas y por extensión todos los partidos comunistas, ya que en general
para la gente, “comunismo”, les sugiere falta de libertad, lamentablemente.
Lenin preveía que cuanto más audaz sea una revolución, o
sea, cuanto más poder se le quite a los que controlan y explotan a las otras
capas sociales, más virulenta iba a ser la reacción, y por ello, en
consecuencia, anunciaba y teorizaba sobre la necesidad de la dictadura temporal
del proletariado como modo de defensa contra los coletazos de los
reaccionarios.
No se equivocaba, nada más triunfar la Revolución de Octubre
(1917) todos los estados poderosos e imperialistas de la época, enviaron a
suelo soviético expediciones regulares (parte de sus ejércitos) para aplastar
aquel mal ejemplo (los estratos sociales
oprimidos y sin posesiones se había visto que podían conseguir las riendas de
un estado y abolir las leyes de todo tipo que favorecían la dictadura de los
que todo lo tienen sobre los demás).
Aquel acto que conviene recordar, hace evidente una
cuestión: Para el capital y los capitalistas y los que les sirven a ojos
cerrados (el que a buen árbol se arrima buena sombra le cobija -dicen los demás
poderes fácticos-) el comunismo es malo porque es malo para ellos, y no porque
supuestamente sea malo para el pueblo, pues como se ha visto, ya antes de que gobernara se le
atacaba militarmente.
Sin embargo, hostigados por ese crimen de política
internacional (injerencia armada en los
asuntos internos de otro país), más la guerra civil, más el bloqueo económico,
todo ello junto, hizo que el comunismo en la URSS tuviera que transitar por
caminos espinosos, lo que unido a errores no disculpables (los errores no se deben
disculpar, se deben, a la vez siguiente evitar) hizo que a partir de entonces
lo que preocupaba a ricos y alegraba a pobres, al final preocupe a todos,
aunque lógicamente por distinto motivo.
Para recuperar la confianza del pueblo (conjunto social sin
poder en los órganos de decisión) hay que unir a todo lo que la gente aprecia
de los regímenes socialistas (trabajo para todos, educación para todos, sanidad
para todos, etc.) la garantía de que se podrá vivir ya en un régimen de
libertad, sin necesidad de pasar por un purgatorio intermedio antes de poder
utilizar las ventajas materiales ya adquiridas para lograr la felicidad o su
espejismo.
Estamos en una sociedad democrática y tanto ha jugado el
poder económico a la democracia que difícilmente podría poner a su lado a la
población ante un revolución de hecho que acabara con el paro y resucitar la
letra muerta de nuestra Constitución en cuanto a lo que se refiere a los
derechos sociales de los españoles.
No obstante, si tras unas elecciones democráticas con un
programa como el aquí indicado, la derecha no respetara la voluntad popular, al
menos ya se sabría una cosa, que no son demócratas, salvo cuando el pueblo es
un soberano a su servicio (al de la derecha).
Para Lenin sólo existía Estado en aquellas sociedades en que
una clase social domina (dicta las normas) a las otras.
Las democracias, con serlo, también son o están en un
Estado, y están en estados fundamentalmente capitalistas, es decir, en países
donde los poderosos siguen siendo los que tienen el capital, lo que les da
poderes de todo tipo.
Luego el concepto de dictadura del proletariado -en cuanto premisa teórica- es compatible con
la democracia, en cuanto que sólo se referiría a estados donde la clase que
dictara (dictadura) las reglas del juego definitivas (no las de los juegos
florales) fuera la del conjunto de personas que para vivir necesitan vender su
fuerza de trabajo.
Dicho más claramente, lo mismo que ahora vivimos una
democracia donde somos libres mientras miramos de reojo a los poderes fácticos
(la frase “consolidar la democracia” traducida al castellano significa “no
despertemos a la fiera”) (Por cierto que hoy la democracia ya está consolidada
y nos consta, porque consta que se está haciendo todo lo que le gusta a la
fiera o a las fieras, a las que no habría que despertar con impertinencias).
Bueno pues como íbamos diciendo, lo mismo que ahora se vive en una democracia
en que los poderes fácticos sirven a la derecha, la dictadura del proletariado
no significaría necesariamente la supresión de libertades, ni la supresión de
la democracia, pero si significaría que los poderes fácticos serían de
izquierdas.
Aunque lo mejor es que no haya poderes fácticos, (aquellos
que son poderes reales, frente a los institucionales, que son de cartón-
piedra), y por tanto el alegrecomunismo ha de luchar por ello, porque el poder
político sea el popular y el único, y en lo demás libertad, salvo en lo
económico donde toda la economía (mixta) estaría supeditada al bien general.
Educación, Sanidad y Seguridad Social
Una nueva sociedad es aquella en la que todos se sientan sus
hijos y ello no sólo cuando hay que ir voluntario (de lo contrario consejo de
guerra) a morir por ella, por eso la Madre Patria, para ser Madre y no sólo Patria, debe amamantar a
todos sus hijos, de forma que por el hecho de ser ciudadano se tenga derecho a
recibir gratuitamente dichos servicios: Educación, que eleva la riqueza mental
de los pueblos; Sanidad, que eleva la calidad de vida de sus ciudadanos, y Seguridad
Social, que evita la miseria material de todos los miembros de la sociedad.
Todo esto es obvio y no es necesario insistir en ello.
NOTA: Aunque conviene agregar, en el año 2014, que la
Justicia debe estar garantizada con importantes inversiones en ella, para que
sea rápida y eficazmente inspectora, pues de lo contrario no lo es.
Además, si se aumenta lo materialmente necesario para una
mejor Justicia junto con el incremento de personal, veremos cómo la Judicatura
(jueces y fiscales) al ser cuerpos más numerosos se desclasarían o no se verían
así mismos como cuerpos especiales.
Solidaridad Internacional
Hay que estar con los pueblos que luchan por su liberación.
Hay que ponerse en sintonía con los pueblos que han conseguido conquistar
cuotas de poder. Hay que apoyar a los oprimidos de todo el mundo.
Propiciar el desarme nuclear y el convencional, el respeto a
las decisiones y soluciones que soberanamente determinen los pueblos sin ningún
tipo de injerencia, y ser solidarios debe ser la letanía de un pueblo noble, y
esa conducta ha de tenerse como nación libre e independiente, nunca como
colonia de un imperio capitalista o ideológico, o ambas cosas a la vez, que nos dicte lo que se debe hacer
según ellos.
Participación.
La nueva sociedad ha de enseñar una lección, lo que necesita
un pueblo lo ha de conseguir él: en una dictadura, luchando por la democracia,
y en una democracia, participando.
Pero sobre todo, la nueva sociedad también tiene que potenciar,
facilitar y hacer evidentes las ventajas de la participación.
Actualmente se vive una especie de democracia interruptus,
tal que sólo cada cuatro años el pueblo (como en aquel programa de “Reina Por
Un Día”) se siente soberano; para luego pasar a ser un espectador perplejo de
una representación teatral en que los protagonistas, tras repartirse los
papeles (birrepartidismo) interpretan una obra que ni siquiera pasa de sainete.
Esa no puede ser la vida política de una sociedad.
Hay que decirlo bien claro, los puntos citados de este
programa político alternativo no serán realizables si, afiliado o no, cada
ciudadano no participa día a día en política, vigilando y controlando a los que
votó, haciendo propuestas nuevas, denunciando a los corruptos.
Si no es así que nadie sueñe que va a llegar un partido bienaventurado
que le va a sacar todas las castañas del fuego y, encima, se las va a llevar a
casa acompañadas de una botella de champán.
Sólo hay una posibilidad de vencer las resistencias que el
poder opondrá a los cambios que beneficien a “los que para vivir tiene que
vender su fuerza de trabajo”, la participación popular del mayor número de
ciudadanos posible, y si es de todos, mejor que mejor.
Justicia solvente (añadido en el año 2014)
Por alguna extraña razón la izquierda tradicional no ha
exigido o puesto al nivel de otros derechos el de una Justicia eficaz y rápida.
Craso error, pues son casi infinitos los conflictos que han
de dirimir los ciudadanos ante los tribunales.
Y sin entrar en más pormenores, es evidente que si no hay
rapidez y conocimiento profundo de lo que se substancia o se valora, no hay
Justicia justa.
Y para conseguir esas dos metas (rapidez y conocimiento de
datos o inspección exhaustiva) hacen falta muchos medios materiales y humanos,
de administración e investigación, de jueces y de fiscales así como de otro
personal adscrito a este Ministerio, también imprescindible.
Dar este paso, justo, permite además de resolver lo dicho,
que al contar con un gran número de jueces y fiscales, este grupo de ciudadanos,
por extensión del número, dejaran de ser una elite o de provenir de una élite
social.
CAPÍTULO X
LOS SÍMBOLOS DE ALEGRECOMUNISMO
Al ser los comunistas materialistas (todo es materia)
debemos, no sólo no olvidar los sentimientos (que son materialismo puro
respecto a los razonamientos) sino que debemos revitalizarlos, como vibraciones
positivas y hermosas de cada persona, por eso, tan importante como la teoría
son los símbolos.
La bandera del alegrecomunismo debe ser la roja con la hoz y
el martillo.
Y ello, no para volver a los orígenes del comunismo o para
no perder nuestras señas de identidad, como piensan algunos, no. La razón es
más trivial y pueril, es por puro mensaje sentimental, es simplemente porque
esa es la bandera más bonita de todas. Así, sencilla, sin más, con el rojo que
es un color bello y que invita al combate (se lucha contra titanes) y la hoz y
el martillo que son símbolos sencillos y de trabajos sencillos, como sencilla
es la pretensión comunista: Destruir el dinero, los lazos de opresión y la
falta de libertad para buscar la felicidad en ese ocio y en esas personas que
tenemos cerca.
Las demás banderas tienen águilas o estrellas u otros
símbolos que no tienen nada que ver con la sencillez verdadera de la naturaleza
humana, que ha sido artificialmente complicada para abocarla a la producción y
el consumo irracional. Situación que nos mantiene en un continuo viaje en
“tiovivo” (siempre en movimiento pero siempre en el mismo sitio). A un paso de
nuestras internas necesidades y deseos, pero sin valor, tiempo y serenidad,
para buscarlos.
Hoz, martillo y trapo rojo, nuestra bandera.
Nuestro icono debe ser el puño cerrado con el brazo alzado,
que resume: carácter, para
mantenerse en lucha en defensa de los que menos tienen; determinación, para cumplir las promesas, y valentía en cuanto que el gesto puede parecer, y lo es, un desafío
al fuerte (al capital y alrededores)
No significa el alegrecomunismo que haya que ser alegre para
ser comunista, significa lo contrario, que no se puede ser honradamente
comunista sin tener que reconocer que eso te hace sentir bien contigo mismo.
Pues así se siente uno cuando pone su corazón en hora con el corazón de un
saharaui, y con el corazón de un sandinista, y con el corazón de un negro en Sudáfrica,
y con el de un palestino en todo el mundo, y con el de un obrero reconvertido
en parado.
Por eso el himno tiene que ser la Internacional, la canción
que hace vibrar al mismo ritmo los corazones que están rompiendo el miedo en
todo el mundo.
CAPÍTULO
XI
LOS VICIOS
No se trata de exponer los vicios del alegrecomunismo sino
de recordar aquellos en los que no hay que caer o los que, al menos, hay que
evitar.
Para disculpar un error suele utilizarse eso tan socorrido
de “somos humanos y cometemos errores”. Como si los errores se cometieran por
ser humanos, cuando si fuéramos inhumanos (o divinos) cometeríamos muchos más y
peores. No, los errores no hay que disculparlos, hay que no repetirlos y estar
alerta contra el error ya cometido.
Los comunistas, a lo largo de la historia, hemos acumulado
unos errores que más que errores son vicios, por la repetición con que caemos
en ellos sin que nos reporte ventaja alguna y si lo contrario.
Veamos algunos vicios a evitar.
El Síndrome del Mesías.
Tal vez es el más frecuente (al menos por estos pagos).
Analicémoslo.
Para muchos comunistas el serlo les supone un sacrificio.
Este sacrificio se hace para salvar a la clase obrera (hasta aquí más o menos
correcto, pero lo malo empieza cuando el “sacrificado” quiere ser él y a lo
sumo sus discípulos (no los camaradas) y nadie más, el que ejerza de salvador.
Es decir. Se quiere redimir al proletariado siempre que sea
YO el redentor (el mesías) y no los demás.
Antes que la victoria de los sectores explotados y oprimidos
de la sociedad, algunos lo que quieren es “esa victoria, si pero si la
consiguen ellos”; de lo contrario, ¡que esperen los que viven mal!
Ese afán por ser cada uno el Mesías de la clase elegida
resulta tan grotesco para aquellos que requieren esa ayuda, como lo puede ser
para alguien que se está ahogando, el ver en la orilla a tres, cuatro o hasta
cinco personas, que discuten y se pelean entre sí porque unos consideran que
hay que salvarle nadando a braza, otros a crowlll y aún otros a mariposa.
Patético pero así es, dándose el caso de que partidos con el
apellido comunista hay más que distintos estilos de natación.
Y encima todos se miran estupefactos sin explicarse por qué
el ahogado pasa de ellos que tanto y tan bien discuten sobre cuál será lo
adecuado para salvarle ¡lo mejor posible!.
Para el alegrecomunismo, entre las cosas que hay que
sacrificar en esta lucha (como en todas algo se deja a cambio de lo que se
toma) es la vanidad, el prurito de tener razón por narices, el reconocer que es
preferible hacer algo por alguien sin razón que no hacer nada con toda la razón
(teórica) del mundo.
El Síndrome del Burgués
Al estar en una sociedad consumista y competitiva, aunque la
repudiemos, algo de ella se nos impregna y pega; como si hubiéramos pisado
mierda aunque no queramos, un desagradable tufo nos acompaña (el que esté libre
de culpa que tire la primer piedra).
Pues bien se trata de compensarlo con colonias y perfumes de
humildad, y no querer figurar por encima de todo (y de todos), no querer
protagonizarlo todo, no querer saberlo todo, no necesitar estar en un partido
político sólo cuando sube y gana porque eso da sensación de éxito; no dejar el
grupo porque tras un fracaso consideras que no se hizo lo que tú decías (que
según tú, claro, era lo bueno).
No se puede pretender estar con los débiles y creer que la
batalla va a ser sencilla, fácil y agradable.
Cuando se apuesta por el bando de los humildes hay que
olvidar el éxito como concepto burgués de triunfo social, hay que olvidar el
aplauso en los salones de alfombra, hay que olvidar también que no valoren (sin
duda por descuido) todo lo que has hecho en tus largos años de entrega, y el
que no te estén pagando lo que mereces. (Concepto burgués donde los haya, pues
siempre ellos han creído que tienen más dinero porque lo merecieron).
Casar merecimientos con reconocimiento de estos es producto
de la cultura del éxito/burguesa.
El Síndrome del Profesional
En otros tiempos el término “profesional” significaba que
alguien vivía de lleno para aquello de lo que se decía profesional.
Hoy ser profesional de algo significa que se cobra por eso.
En una sociedad con tanto paro los profesionales de
cualquier partido (los liberados) puede ocurrir que acaben “viendo” su dedicación
política como su medio de vida.
De hecho ocurre, y así los aparatos de los partidos, en vez
de ser aparatos locomotores se convierten en aparatos ortopédicos, porque
cualquier cambio, incluso teórico, temen que les prive de su forma de ganarse
la vida y la de su familia.
Por eso el alegrecomunismo debe propugnar que los liberados
en el partido, pero incluso en las instituciones públicas, ganen cantidades
acordes con las que ganarían de no estar en ese puesto político. Así como que
no deban perpetuarse en el puesto remunerado.
Esa oferta, hecha también a la sociedad y para ser aplicada a
todos los políticos, ayudaría a despertar credibilidad y confianza en el grupo
que la defienda, y más si la pone en práctica.
Contra esto suele argumentarse que sin un buen sueldo para
los políticos los obreros no podrían ocupar puestos de representatividad
popular.
No es la intención de este libro entrar en todos los temas y
por tanto, no se van a utilizar contra la anterior afirmación todos los
argumentos que existen; pero baste uno: desde que esta brillante idea ha
prosperado en los partidos de izquierda, jamás hubo tan pocos obreros,
campesinos y parados, ocupando cargos políticos.
Y cuando la práctica no confirma la teoría es que esta no
vale (Lenin dixit).
Síndrome de Vanguardia
El entusiasmo revolucionario de algunos les lleva a cometer
un error pintoresco. Miran alrededor, se ven solos y dicen…la vanguardia
del
proletariado>.
Su buena fe les traiciona pues la soledad que observan no es
la de la avanzadilla de todo un pueblo que les sigue y al que guían, es la
soledad de la desconexión.
No es el momento de comerse el coco sobre si el partido
comunista debe ser la vanguardia de la revolución o no, aparte de que ”vanguardia”
se puede entender como el conjunto de los que, al ir delante, marcan el ritmo
de la marcha, o como el de los que no dudan en ser los primeros en exigir lo
que pide el pueblo.
Pero lo que si debe hacer el alegrecomunismo es no olvidar
que difícilmente puede haber vanguardia si no hay algo que se mueve, y hoy todo
está quieto, luego la tarea es moverlo,
agitarlo, que despierte.
Para ello es necesario estudiar lo que de corazón quiere el
conjunto social y ofrecerse para ayudar a conseguirlo.
En la parte del mundo en que estamos la tarea es tanta ante
los continuos éxitos que está cosechando la ideología conservadora que
hacia la vanguardia se convierte en una forma filantrópica de
eludir el problema.
Cuando un coche no arranca ofrecerse para empujarlo desde
adelante es un mal chiste.
Todo el mundo sabe cómo se hace, colocándose en todas partes
(incluso atrás) y además recurriendo a todos (Izquierda Unida es la idea y el
pueblo participando es el remate).
Decir que los demás empujen, que uno conduce porque sabe lo
que hay que hacer después, es algo que en una sociedad más instruida que otras
como la nuestra puede resultar grotesco.
Síndrome: “prensa burguesa”
Denunciar campañas anticomunistas por estos pagos es coger
el rábano por las hojas, y nunca mejor dcho.
En todo caso tarea insípida pues si no cambias el rábano no
tienen por qué cambiar las hojas.
La actitud ante la prensa debe ser para un político la que
tiene un comerciante respecto a un comprador, y así, lo mismo que el cliente siempre tiene la razón y eso
es norma de oro del buen vendedor, para el alegrecomunismo la norma debe ser el periodista siempre tiene la razón.
Con esta ley de la astucia tal vez el político no consiga
que le traten mejor pero en modo alguno le tratarán peor e, incluso, puede
ocurrir que se cree una corriente de antipatía entre el obrero-periodista y el
director-capataz.
Síndrome “pasión de madre”
¡Madre del Verbo! Lo que sufren los comunistas cuando se
trata de hablar de la Unión Soviética (desaparecida desde el siglo pasado, era
el conjunto de países de regímenes comunistas o del socialismo real, como se
les denominó desde Occidente, situados en el Este de Europa y Oeste de Asia).
Unos justifican todo lo que allí pasa y todo lo que ella
hace (en referencia a Rusia, uno de esos países, donde triunfó la Revolución
Bolchevique en 1917) con un entusiasmo sin límites.
Otros, como avergonzados de un apellido que no se pueden
quitar, el de la madre, el de comunistas, la critican sin parar, como para conseguir
un respeto en la sociedad en que estamos que por definición es antisoviética.
El alegrecomunismo debe huir de ambas actitudes.
Que se sienta afecto y simpatía por los países socialistas
es lo más natural del mundo. El afecto y la simpatía son sentimientos y, por
tanto, algo íntimo de lo que no hay que dar ni explicación, ni justificación.
Ahora bien, si en un país socialista se da un paso de esos
que crean “diversidad de opiniones” no parece prudente tratar a esos países
mejor que a los propios seres queridos, a los que en absoluto es cierto que se les
permita y perdone todo (¿es que por mucho que se quiera a los hijos se les
consiente, sin criticar, todo? O por mucho que se respete a los padres ¿nunca se
les lleva la contraria? Pues por lo mismo tampoco hay que ponerse la toga de
persona súper justa y convertirse en el feroz juez que juzgue a aquellos por
los que se tiene, en conjunto, afecto.
¿Y si nos preguntan públicamente sobre algo de eso? Pues se contesta
públicamente. Pero sin ser los comunistas los que critiquen en público los errores
de esos países, más que nada porque, para poner verdes a dichos estados hay
gentes en Occidente que lo hacen de una manera inmejorable y además con
insuperables medios; así que déjese que sean ellos y no los que con esos países
simpatizan, los que juzguen.
Los alegrecomunistas se reservan el derecho a opinar firme y
duramente sobre todo y sobre todos, en donde corresponde, al tiempo que
públicamente se ha de declinar la invitación a ser jueces por un día, y,
precisamente, el día en que los acusados son comunistas.
En resumen, ni enfermiza pasión de madre, ni enfermiza crisis
de objetividad.
Síndrome de “Yo Soy el Rey”.
Es este un ramalazo consistente en que cuando se colabora
con alguien - coordinadoras, asociaciones de vecinos, etc.-algunos comunistas no
sólo se creen en posesión de la verdad, sino que actúan como si la tuvieran,
pudiendo hacer incómodo el trabajo en grupo.
Este síndrome hay que evitarlo siempre, pero mucho más ahora
que el PCE ha entrado en ese gran proyecto que es Izquierda Unida, donde hay
que trabajar entre iguales para organizar una plataforma de cambio, que se
convierta en alternativa y lo realice en el futuro.
Si luchamos por una sociedad en que de verdad se tenga en
cuenta que todas las personas son iguales, seámoslo ya.
En el camino que recorremos está la meta hacia la que vamos.
CAPÍTULO XIV
ORGANIZACIÓN DEL ALEGRECOMUNISMO
Hay que estar en el Partido Comunista de España. Dispersar
fuerzas es el mayor error posible, por lo tanto todos unidos en una
organización democrática, libre y valiente.
(((Y añado en el año 2014: Tal vez el
PCE , dado que en la mayoría de sus tareas trabaja inmerso en IZQUIERDA UNIDA,
debería afrontar una misión que sería histórica si se alcanza, buscar y
negociar la integración de todas las fuerzas que hay en España con raíz o
inspiración marxista.)))
Dentro del PCE los alegrecomunistas deben integrase en la
CORRIENTE ALTERNA, que es una corriente desorganizada que recibe el nombre de
alterna porque apoya, alternativamente, las propuestas que le parecen mejores
en cada momento, para después respetar la decisión que haya adoptado la
mayoría, ya que al no haber verdades absolutas la única que debe prosperar en
cada caso es la que quiera el mayor número de personas.
Los alegrecomunistas no necesitan siquiera saber si son
muchos o pocos, ni conocerse unos a otros, la ventaja del alegrecomunismo es
íntima, forma parte de los sentimientos, con lo cual se eleva la moral del
grupo, se optimiza el trabajo, se gana confianza y no se pierde ninguna
batalla, porque nunca se pierde cuando
se lucha por una causa justa con métodos justos, cuando se lucha por una causa
revolucionaria con métodos revolucionarios.
EPÍLOGO
En definitiva, el alegrecomunismo es un provocación, una
revulsión interna que pretende dar alguna pista sobre algún camino,
presumiblemente bueno, que se debe seguir.
El alegrecomunismo debe ser una “corriente alterna” (dándole
la razón a quien parezca tenerla según los casos) no organizada, dentro del
movimiento comunista.
El alegrecomunismo tiene un núcleo teórico (el manifestado
en este libro), unos ejes claros de oferta al pueblo (lo que unido a la
existencia de personas dispuestas a ejecutar ese programa lo constituyen en
alternativa), unos presupuestos de democracia, tolerancia y sinceridad que
marcan un estilo (fundiéndose en una síntesis los valores que habría al final
del recorrido con los que han de practicarse en el camino), y una determinación
de evitar tics de nula eficacia (el corregir errores, incluida la posible
ingenuidad del alegrecomunismo de confiar en que la derecha es democráticas, es
algo esencial para el avance de los pueblos)
Consecuencia de todo ello es que existe un cuerpo de
doctrina suficiente para convertir el alegrecomunismo en una ideología; pero no
se debe caer en ese error. Convertir el alegrecomunismo en una fuerza al
servicio de una ideología sería una equivocación. Es la ideología la que debe
estar al servicio de las clases populares, entendiendo por estas las más
desatendidas de la sociedad.
Se trata después de todo de seducir a la sociedad, y esa
seducción exige, como todas, saber dónde quiere ella que le acaricien, saber
qué caricias quiere, y luego, hacerlo siempre con cariño..
Y ante todo tener presente que esa seducción, esa conjunción
con la sociedad, no se hace para luego traicionarla, una vez que cautivada
ponga en el poder al cautivador.
Esa traición, como todas las traiciones son el freno y
marcha atrás de la lucha de clases, son los inconvenientes que evitan que se
haya avanzado más deprisa hacia unas sociedades más justas y hacia un mundo
algo más humano.
A quien te ofreces para ayudarle, dale las caricias que le
gustan, acaríciale donde te pida, hazlo todo con cariño, no le traiciones y
entonces: la meta será el camino: EL ALEGRECOMUNISMO.
Este libro, se ha terminado de transcribir al ordenador, con
ligeras modificaciones respecto a la edición de 1988, en Marzo del 2014.
Como entonces, se lo dedico a mis hijos Igor y Paloma,
añadiendo ahora a mis nietos Sara, Jorge y Guillermo, así como cualquiera otro
que pueda llegar.
Para:
“Que comprendan mi mundo. Que comprendan el mundo”
FRANCISCO MOLINA MARTÍNEZ.
pacomolinadezamora@gmail.com
Editorial COMPA
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