PREGONCILLO
DEL DIA
DEL
DIA DE LOS NIÑOS.
EMITIDO
EN RADIO ZAMORA EN EL SIGLO PASADO CON LA DISCULPA DE LAS FERIAS DE SAN PEDRO.
Después de tres días
de no te menees, no podemos con el alma, y generosos que somos, decidimos
dedicarle un día a los niños.
¡Hay que descansar!
Y desde ese descanso
miramos a esos seres tiernos, inocentes, llenos de futuro, que suelen meternos
los dedos en las orejas, descubrir lo que opinamos de la vecina, y que se pasan
todo el año sin dar ni golpe.
Pero a los niños y
niñas hay que tratarlos muy bien, por la sencilla razón de que les queremos
mucho, y de que si no hacemos lo que ellos quieren, pueden batir, de modo
oficioso, el record mundial de llanto.
Así que hoy, que los
niños vean la exposición de ganado (seguro que en su inocencia bautizan a cada
cuadrúpedo con el nombre de alguna de las personas que les machacaron el
invierno).
Luego, en los juegos
que para ellos va a haber en el parque de la Marina deja que se diviertan: los
niños con las carreras de sacos, los pucheros, etc.; y las niñas (de tus ojos)
con las niñas (de los ojos) de otros padres y madres que estarán por allí.
A los niños, sobre
todo, hay que darles fantasía porque ante ella, o disfrutan o se duermen,
soluciones ambas recomendables para su salud.
Por tanto, decidles
la verdad sobre nuestros gigantes y cabezudos.
Que nuestros tres
gigantes eran tres niños que, como ellos, jugaban a corsarios (y por eso uno
lleva espada y otro está pintarrajeado de negro) y que estaban tan enfrascados
en su ficción que no vieron que se acercaba la comitiva de los cabecillas de
rancio abolengo.
Y que la fatalidad
quiso que en el momento en que pasaba el cabeza de los cabecillas, que a la
sazón era muy bajito y rosita, los niños cantaran: “Quisiera ser tan alta como
la Luna, ay, ay, como la Luna”
Y ay, ay, ahí fue el
caos, porque uno de los cabecillas que era brujo, convirtió a los niños en
gigantones, para que todo el mundo se riera de ellos (entonces no había baloncesto).
Ante lo cual, en
venganza, el hada de los niños convirtió a los cabecillas en cabezones o
cabezudos para que nos riamos de ellos.
Pero vámonos
corriendo a verlos pasar.
Vienen ya.
Paco
Molina-Zamora- Años 80 del siglo XX.
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