MARÍA
DOLORES GONZÁLEZ RUÍZ. ”LOLA”
NUESTRA LOLA.
Cuando se produjo el
Big Bang de nuestra pandilla, cada trozo
de aquel grupo, cada uno de nosotros, salió despedido hacia sitios muy diferentes.
Y así Lola, la que a
todos los chicos del grupo nos turbaba, o si queréis que se entienda mejor, nos
gustaba, siguió una trayectoria que ha dejado escrita en el cielo las palabras
valía y valentía.
En la década de los
sesenta Lola era nuestra. Teníamos 13, 14, 15 y así, años. Y su llegada de
Madrid, por vacaciones, era esperada con expectación y entusiasmo. Era La Perla
del grupo.
Entonces las cosas eran como eran, y no requerían mayor explicación. Ahora, al saber de su muerte
y por tanto de su vida, todo se explica mejor.
Por no hablar de lo
físico, lo cierto es que rezumaba un encanto y una capacidad de seducción no deliberada,
que nuestra inocencia no supo ver. Y ella tal vez tampoco.
Pero si echamos
cuentas y vemos que en 1969 con 23 años. y algunos sin destetarnos aún, ella
era activista roja y que a su novio, a su amor por lo tanto, Enrique Ruano, lo
arroja la policía por una ventana en un presunto registro tal vez para ocultar
que se les había ido la mano en el interrogatorio, entonces debemos admirarla y
quererla aún más de lo que ya lo habíamos hecho.
Pudo dejarlo todo y
siguió. Ved ahí su valía. Y encontró otro amor. Sin duda porque ella era un
amor en si.
Y sólo ocho años después, en 1977, casada con
Francisco Sauquillo, y valiente como siempre era, aún sin que lo supiéramos con
precisión, estando en el despacho laboralista de Atocha de CCOO y siendo
miembro del PCE, sufren un atentado del que milagrosamente sobreviven cuatro
personas.
Han entrado unos pistoleros
del Régimen de Franco y han disparado para asesinarles a todos. Sus heridas
fueron tan definitivas que la consideraron muerta. Pero salvó. La vida, la valía
y la valentía.
¿De qué estaba hecha
Lola; nuestra Lola?
Hace dos o tres años
la encontré en un acto de rojos en Madrid. Era para ver si nacían las mesas de
convergencia. Oi quien era y la busqué hasta no parar. Le hablé de nuestras
comidas anuales, y mostró ganas de asistir a alguna.
Pero ya sabéis, la
vida se enreda y no hilacha lo deshilachado.
Ahora, al saber de las
circunstancias de su muerte, me he quedado impresionado y perfectamente
informado a la vez.
Tenía una nueva
pareja, he ahí su encanto, su perfección como persona, que da lo que se busca
en otras personas.
Y todavía más, según
la crónica, ella habría muerto de un cáncer y dos días después su actual marido,
se habría quitado la vida con medicinas.
¿Qué tenía Lola que
no se podía vivir sin ella?
¿Existe mayor prueba
de amor que no soportar la marcha de la pareja? ¿Existe mayor calidad humana
que el de ser imprescindible?
No se lo que tendría
Lola de tan especial, pero yo me siento estúpidamente importante y especial,
por haberla conocido.
Espero que a vosotras
y vosotros os pase algo parecido.
Se va la infancia,
se va la adolescencia, se va la vida.
Gracias a todos por
haber hecho la mía tan agradable.
Gracias Lola.
Paco
Molina. Zamora. 2 de Febrero del 2015
Gran comentario, Paco. Un abrazo
ResponderEliminarFuerte el abrazo. Que sea fuerte. Gracias amigo
EliminarPaco ¡Qué bonito! Desde donde esté , estará orgullosa de haber sido tu amiga. No se puede decir más bonito.
ResponderEliminarUn abrazo
Sin duda una leyenda, ya. Un beso. Muchas Gracias
ResponderEliminarGracias Paco, me he emocionado, perdona por no haberlo leído en su dįa.
ResponderEliminarGracias Paco, me he emocionado, perdona por no haberlo leído en su dįa.
ResponderEliminarUn abrazo amigo
ResponderEliminarQué bien contado, Paco y qué contento estarás de haberla conocido. Tuvo que ser muy bella por dentro y por fuera.
ResponderEliminarUn abrazo.
Precioso homenaje a tu amiga. Yo no la conocí aunque somos de la misma época y pudimos coincidir incluso en Madrid cuando yo era estudiante. Me encantó el documental. Por cierto, qué engañados estuvimos algunos en aquel tiempo. Por fin despertamos a tanta tropelía.
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