miércoles, 10 de junio de 2015

Antolín Martín: El héroe discreto

((Asi me gustas, amigo, sonriente))

ANTOLÍN MARTIN,  EL  HEROE  DISCRETO
Aún no se Marisol, cómo haceros llegar mi cariño y el de aquella pandilla que nos forjó y me está preguntando.

Esa discreción de Antolín, tu marido de siempre, adolescencia incluida, habla mucho y dice todo de su esplendida personalidad.

Dentro del grupo era del pequeño sector que estudió en el Corazón de María. Educado y magnífico chaval podría haber sido un chulo por su capacidad para el atletismo y el buen fútbol, pero era discreto.

Admirado por las chicas al parecerse a Antoni Perkins, el actor entonces de moda por el film “Psicosis”, no traspasó nunca la raya de la petulancia. Era discreto.

En los años 80 del Siglo pasado, coincidí a veces tomando café  con él en la cafetería frente al Claudio Moyano. Le hacía gracia que me hubiera metido en política y de esas charlas deduje que él no.

Sin embargo, y tal vez por influencia del propietario del Hotel II Infantas, que si era militante del PP (marido de la ex concejala González Baquerín) acabó de número uno en la lista de dicho partido para las elecciones municipales de 1987.

El PP sabía que iba a perder, me consta, y sin embargo Antolín ganó.

Político con mentalidad de funcionario honrado y cabal, aplica una gestión cuyo mejor perfil es lo que cuentan en esa época sus “amigos” de partido: “Contabilizaba hasta los lápices de la casa”.

A los tres años el balance de gestión es insulso, y surge el asunto del Cuartel Viriato. En principio él, persona buena y de orden, comulga con éste y lo lógico es que si el Ministerio del Ejército (aunque sea del PSOE) dice que los terrenos han de ser para especular, así sea.

Sin embargo, dicen que, aconsejado, pero en todo caso da lo mismo, pues aceptar los consejos acertados es de inteligentes, y él lo es, urden un plan.

Saltaría la verja del Cuartel al acabar el inmenso corro que el pueblo zamorano va a despegar en torno a aquellas instalaciones que encima eran de la ciudad (según descubrió Guijosa el de IU).

Y saltó la verja, y saltó a la fama, y se le obnubiló el sentido con el cariño de la gente y gritó ante una muchedumbre enfervorecida: “De aquí no me voy hasta que esté el problema resuelto”.

La Coordinadora Ciudadana, a rebufo de su decisión, decide quedarse encerrada con él. No puede decirse que a él se deba en exclusiva la gesta del Cuartel Viriato, pero sí que si no llega estar él encerrado, nos sacan de allí inmediatamente.

Antolín Martín se convierte en héroe a su pesar. Él es discreto.

Abandonado por su partido, siente el cariño y la protección, merecida de los otros encerrados, que se convierten en su guardia de corps. Pasados los años seguía contando como anécdota la tarta con una hoz y un martillo que le obsequiamos y compartimos. “He aprendido que al final lo que valen son las personas”, decía

En 1991 el PP lo pone como candidato a la Diputación, esta vez por lo contrario de la anterior. En el 87 porque creyeron que no iban a ganar y ahora porque creyeron que con él y su viriatismo en el cuartel, iban a arrasar.

El PP pierde la Alcaldía, a la que optaba José Bahamonde, pero él gana la Presidencia de la Diputación.

Discreto o no, se crece, y va formando un ejército en torno a Asaja y las decenas de Alcaldes del PP.

En 1995, vuelve a repetir como Presidente de la Diputación (esta vez yo he entrado representando a IU en esa casa).

Mide mal sus fuerzas y se levanta contra el PP más clásico y caduco. Su experiencia de despacho, las presiones de los constructores  de  obra  pública y alguna altivez de diputados suyos, le han hecho creer que las cosas hay que cambiarlas y que él las puede cambiar.

De nuevo será héroe a su pesar. Empieza la batalla interna en el partido y aunque él encuentra la ayuda inesperada en un empresario que afirma que es cierta la corrupción en el  PP y la entrega de cheques a Aznar (Presidente de la Comunidad), el Poder le parte las piernas, y sus Diputados, los fieles, le van abandonado uno a uno y así todos, hasta arrojarlo al Grupo Mixto mediante una venenosa moción de censura.

Antolín Martín era una persona leal, y por esa lealtad extrema, un día, siendo Presidente de la Diputación, se lleva un papel a casa: Resulta que el PSOE ha pedido un informe de algo. Cuando le llega a Antolin, listo como él sólo, lo guarda hasta que se lo pida quien lo solicitó (el documento perjudica al PP). Cosa frecuente en política, nadie se lo reclama, y lo olvida. Pues bien los suyos que sabían que él tenía ese papel para protegerles a ellos, al PP; lo denuncian por custodia desleal o algo así.

Tiene que dejar el humilde cargo de concejal del CDS que ostentaba, valiente también, y desde el que pretendía seguir luchando como un héroe contra el Poder.

Héroe a su pesar,  ha muerto ese amigo que adolescente y con traje bailaba en el Casino de Zamora (cuando no había otra cosa) la canción de Adamo  “Mis manos en tu cintura”, y la cintura era la de su adorada Mari Sol Aldea. Todos los amigos os estamos recordando.

Paco Molina- 10 de Junio del 2015




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