-Duererías: Sr. Molina, si hay alguna cuestión más a la que le hubiera gustado responder, pero no se la hemos formulado, por favor, coméntela.
Me hubiera gustado
que me preguntaran si la izquierda debe tener líderes.
Porque es importante
el asunto, y porque estoy trabajando en ello, avanzando aquí algo que deja la
puerta abierta a cualquier otra colaboración con Duererías.
A veces, para saber
lo que necesita la izquierda basta observar lo que hace la derecha, que con
tanta experiencia en el poder se las sabe todas.
Y la derecha tiene
claro que son necesarios los líderes; por eso se los inventa para ella (añadiendo
virtudes virtuales a cualquier imbécil que pase allí, para dar el pego).
Pero no solo eso, es
que taxativamente, asesina, si puede, y suele poder, a cualquier líder que
surja en el campo de la izquierda. Recuérdese que Lenin sufrió un atentado que
fue concluyente para su salud; Lumumba fue asesinado por confiar en la ley de
la ONU, y para qué hablar de los intentos contra Fidel Castro, etc.
E incluso el acoso mediático
contra Julio Anguita cuando se convirtió en un peligro hacienda subir a IU del
10% de votos, son ejemplos someros pero existentes.
Por tanto, bastaría
lo dicho para confirmar la necesidad de un liderazgo.
Sin embargo no es esa
la teoría de la izquierda, y ello por culpa de un razonamiento equivocado. La
izquierda suele mezclar dos cuestiones.
Una es la de que
todos somos iguales -cierto- y otra es la de en qué cosas somos iguales —que no
es en todo (lo mismo que confunde los valores burgueses -repudiables- con los gustos
burgueses-universales-)
Todo ser humano es
igual a otro porque tiene las mismas necesidades básicas: necesidad de vivir,
necesidad de placer.
Y por eso todas las
leyes deben tratar a todos por igual para ayudarles a conseguir esos
alcanzables objetivos (que han perdido ese carácter, porque deambulamos por la
ley de la selva del capitalismo-amañada a favor del León y contra la Gacela,
para más INRI).
Sin embargo, no
todas las personas tienen las mismas cualidades productivas: inteligencia,
fuerza, resistencia, salud, etc.
Lo cual por otro lado no supone nada que rompa
la igualdad esencial de las personas.
Sin embargo, claro,
en una sociedad competitiva y despiadada, esas si son diferencias que abren abismos,
porque son como un sálvese quien pueda que permite arrasar a las mujeres y los niños
al buscar el bote salvavidas del trasatlántico que se hunde.
Lo dicho lo distinguían bien los filósofos del
comunismo y el anarquismo, cuando predicaban: “a cada uno según sus necesidades
de cada uno según sus posibilidades”
Pero hay más motivos
para entender la necesidad de líderes en la izquierda, y aquí entro en mi TEORÍA
DE LA TORTUGA DE GAUSS.
Como se sabe Gauss
estudió lo que en probabilidades y estadística se denominó la Distribución
Normal, indicando lo de “normal” que eso es lo lógico, y que lo contrario es
deficiente e irregular.
Por ejemplo, lo
normal es que si se estudia un grupo de personas al azar, y si se miden sus
estaturas, aparezcan muy poquitas altísimas, otras poquísimas bajísimas, y el
resto, la mayoría, con alturas parecidas a la media.
Si el estudio se
hace para el peso de las mismas, lo mismo. De manera tal que lo normal es que
haya -en una clase- muy poca gente con buenísimas notas, otra escasísimas con
malísimas, y que el resto se acumule hacia la nota media, el 5.
Después de
comprobado esto, Gauss representó los resultados en gráficas saliendo curvas
que llamó las Distribuciones Normales, y aparecía siempre la conocida como
Curva de Gauss.
Esta curva, como
ven, presenta el perfil de un caparazón de tortuga cortado longitudinalmente, y
mi teoría afirma que ese parecido, aunque casual, resulta premonitorio y un
aviso para navegantes, por lo que vamos comentar.
Si el parámetro que
le medimos a la gente, en vez del peso o la estatura, es la inteligencia, o la
capacidad de razonar, o algo por el estilo, nos saldría una Distribución
NORMAL; es decir, mucha gente con una inteligencia media, y luego, así,
disminuyendo hasta llegar, por la derecha de la curva, a los poquísimos supra-
inteligentes o preparados, y de manera simétrica, hacia la izquierda, los que
se acercarían a los de menor coeficiente intelectual.
Esta distribución
permite que los valores de derechas “puestos en boca de líderes” —es decir de
gente que está en torno a la máxima inteligencia- sean fácilmente asimilados
por el resto.
De hecho es tan así,
que los Poderosos han inventado a los Dioses para que sean ellos los que hablen,
y claro ¿quién sabe todo? ¡Dios!, luego no hay mayor líder, y así, los conservadores
tienen en consecuencia los mejores lideres humanos: Cotorras que se limitan a repetir
lo que dicen que dice el Dios de turno. Y la chusma, que no es tonta, sabe que hay que hacer lo que dice el
más inteligente de la Curva de Gauss, que es Dios, faltaría más.
No hay nadie más a
la derecha (ni en la curva, ni en la vida) que Dios.
Y para las cosas
cotidianas, la derecha se inventa lideres, o filósofos, o intelectuales o
Agamenones, para que, dado por sentado que están a la derecha de la curva, el
pueblo sencillo trague; porque no es tonto y piensa: "Si esto me lo dice
el que sabe, que voy a decir yo, que apenas conozco las cuatro reglas".
Y aquí topamos con el primer problema de la
izquierda. ((el segundo es: si me dominan con armas, ¿debo liberarme con armas?,
que hoy no tratamos)) que piensa que como es dominada con ideologías tiene que
oponer un ejército o cuerpo teórico, contra esas ideologías dominantes.
Y la batalla es tan
dura y difícil que la actual vigencia del Pensamiento Único, viene a ratificar
que de momento esa guerra está perdida.
Pero vayamos al
tema, ¿por qué necesita la izquierda líderes?
Porque mientras no
los tiene, gran parte de la gente de la curva de Gauss se limita a obedecer o
seguir a los cuadros (Que es como se llama, en la familia revolucionaria, a
quienes están muy documentados sobre lo que ya existe pero de ahí no pasan; están
algo a la derecha en la curva, pero no tan a la derecha como para generar nada
nuevo. Sin tener un pelo de tontos sin embargo no llegan a líderes; su misión
es mantener en ebullición al grupo mientras surge un líder, siendo lo malo que
sean ellos quienes se crean el líder que no son)
Y volviendo a la
estructura de la Curva de Gauss, es ella la que permite al Poder jugar a la
democracia, autorizando las democracias anquilosadas, como las diseñadas en
Occidente. Ya que para el Capital no hay problema en dejar que la gente vote libremente
porque la mayoría va a poyar a los cuadros- de derecha e izquierda-, es decir,
ganen unos u otros, se avanzará a paso de tortuga (La Curva de Gauss pasa a ser
la Tortuga de Gauss) .
Sin embargo, cuando
aparece un líder -alguien que sabe, que cautiva, que emprende, que apuesta, que
convence, que lleva a una tierra prometida- las innumerables individualidades
de la curva de Gauss- los pueblos- rechazan a los intermediarios-los técnicos
del Partido, los notables, que no sobresalientes- y se ponen a seguir al líder
con los ojos cerrados.
Y lo que es mejor,
hacen que los jefes de poca monta, se callen un buen tiempo, para no ser
desbordados por las masas y los acontecimientos.
En esos periodos,
con un líder, la Tortuga va a la velocidad de alguien que está en su cabeza
–tiene cabeza- sabe a dónde va y lo hace deprisa.
Si se estudia la
Historia se verá que los saltos adelante de las clases oprimidas, del
proletariado, de las gentes que dependen de su trabajo para poder vivir,
coinciden con líderes de izquierda, sean prácticos o teóricos.
(Repárese en la
valiente y eficaz resistencia del Pueblo Cubano y la existencia para ellos de
un líder: Fidel Castro)
Si es que es posible
ser líder sin ser un centauro práctico-teórico, pero esa ya es otra historia.
Paco
Molina. Publicado a modo de entrevista en Octubre del 2006 por Duererías
(Revista Filosófica)
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