“CASTILLA
Y LEÓN” O “CASTILLA Y GAVIOTA”.
El escudo de la
autonomía de Castilla y León consta de 4 cuarteles (cuadraditos) en los que 2
de ellos (opuestos por el vértice) tienen dentro sendos castillos, y los 2
restantes 2 leones.
Pues bien, dado el devenir
de estas tierras tan del PP, donde salvo 4 años han gobernado sin parar, se propone
que la autonomía pase a llamarse “Castilla y Gaviota” (puesto que el logo del
PP ha sido una gaviota durante décadas), y que el escudo de esta región sea
como el de ahora cambiando los leones por
la citada marca corporativa.
Sometida a votación
tal propuesta no dudo que la mayoría de los habitantes de la región la
apoyarían. Y aunque no es ese partido santo de mi devoción comprendería a sus
seguidores.
Antes de la llegada
del capitalismo y desde los albores de las tribus primitivas, cuando el mas
bruto del grupo se convirtió en jefe y exigía se le dieran bienes a cambio de
protección (método que aún usa la mafia) esos diezmos a entregar al mandamás fueron
los primeros “impuestos” a pagar por el pueblo llano.
En siglos
posteriores el sistema se amplió en favor de los señores feudales (equivalentes
a aquel primer “tío bruto”) y se perfeccionó el sistema de impuestos. Todavía
nos lo cuentan hoy las películas de Robín de los Bosques (el que robaba a los
ricos para dárselo a los pobres) mostrando algunas sublevaciones contra los
cada vez más exagerados impuestos, pues cuando los ricos de una zona decidían
conquistar más territorios para ser más ricos aún, acababan teniendo que subir
los impuestos para pagar a los soldados.
¿Y quién era el
pueblo en aquellos tiempos? Lo que hoy conocemos como mundo rural.
Por ello en el mundo
rural (y en esta autonomía hay mucho mundo rural) odian los impuestos. Y en
consecuencia en cuanto un partido político, cual flautista de Hámelin, va
tocando la melodía de la bajada de impuestos, se va la gente detrás de él.
Por eso ganan
siempre las derechas y sus extremos, acá y en zonas similares.
Sin embargo la única
manera de que al pueblo se le devuelva lo que se le quitó durante siglos es
precisamente mediante los impuestos (haciéndole pagar progresivamente más a
quien más tiene).
No hay otro método
para distribuir la riqueza de arriba abajo. Cualquier otro sería ilegal y
sometido al código penal. Salvo que democráticamente la mayoría pida la subida
de impuestos para que los que viven de su trabajo puedan vivir con garantías de
futuro.
Recordemos de paso porqué las derechas se llaman “derechas”
y las izquierdas “izquierdas”. Cuando triunfa la revolución francesa (1789),
frontera grosso modo entre feudalismo y capitalismo, tras unas primeras “elecciones”
lo primero que se vota es si se mantienen los privilegios de los poderosos o se
eliminan.
Y se hizo así.
Ordenó el presidente de la cámara de diputados: Que se pongan a “la derecha
quienes quieran perpetuar los privilegios” de los nobles, el clero y los
terratenientes, y que se pongan a “la izquierda quienes no quieran que se mantengan dichos
privilegios”.
Por eso el PP (y
vox) son de derechas: “trabajan para los potentados”. Y es por ello que lo
primero que han hecho donde gobiernan es bajar el IRPF del tramo autonómico;
bajada de impuestos que sólo ha beneficiado a los que más tienen, es decir a
quienes nada necesitan.
Y ahora, cuando el
Gobierno de España le ofrece a Castilla y León perdonar la deuda que tenemos
(porque nos supone un gasto grande y constante) el gobierno de derechas dice
que no quiere, que mejor que le den lo que necesitan para arreglar casos como
el del mundo rural de Zamora, X millones de euros. Precisamente la cantidad que
ya tendríamos si no se hubieran bajado
impuestos (IRPF, patrimonio, donaciones
y sucesiones) a quienes más tienen.
Las derechas actúan como
un niño que tras pedir en su carta muchos juguetes a los Reyes Magos pone de
postdata: “Ah y conseguid que le bajen el sueldo a mis papis”
Paco
Molina. Zamora. 27 de Enero del 2025
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