ZAMORA
INSÓLITA: o cuando la revolución va por dentro.
Su turbio pasado, en
el caso de Zamora, es sin duda una de esas cosas que ahora se llaman bienes
inmateriales.
Porque la historia
de Zamora es turbia respecto al orden establecido y a su condición de ciudad
conservadora.
Cuenta el pensador
zamorano, Agustín García Calvo, en su librillo “Manifiesto de la Comuna
Antinacionalista Zamorana”, escrito en Paris en 1969, donde estaba desterrado
por el Régimen Franquista, que Zamora es el lugar ideal para iniciar en España
“el ensayo de una comuna que permita vivir sin la camisa de fuerza del Estado,
ni los corsés de sus Administraciones complementarias”.
Estamos pues ante un
anarquista que va a proponer esta ciudad como lugar adecuado para ensayar una
comuna, basándose para ello en la sorprendente historia de éste pétreo núcleo
urbano.
Y esa historia nos
la va repasando palmo a palmo, así:
Tras afirmar que:
“Apenas podrá hallarse ciudad como Zamora, que por tan antiguos y claros
antecedentes de su historia pueda y deba sentirse tan llamada a mantener en
alto la antorcha de la rebelión contra el Estado”, nos va enumerando tales
“antecedentes de rebeldía”:
Viendo el 1º en la
devoción espontanea del pueblo zamorano por Viriato, que en definitiva fue
alguien que plantó cara al imperialismo de la época, el de Roma.
Y el 2º en la
especialísima bandera de Zamora que “se puede interpretar como la destrucción
de las banderas”, ya que lo importante de ella “no son sus 9 franjas, sino los
8 desgarrones, quiebras o vacios que las mantiene rotas y dispersas a los
vientos”.
Esa bandera,
dice, conocida durante once siglos como
la Seña Bermeja (de ocho franjas rojas y una verde) por ser una bandera
“sustancialmente roja podría ser bienvenida…(dado que) ese color ha sido
repetidamente elegido por libertos y libertarios”.
Como tercer
argumento nos recuerda los acontecimientos del “El cerco de Zamora” (año 1072),
que se resumen en que deseando el Rey Sancho unificar territorios (para crear
el Estado España), su hermana Urraca se resiste a entregarle Zamora, y no sólo
eso, si no que la ciudad genera un valiente, Bellido Dolfos, que mata al rey
imperialista.
Y encima lo mata “en
ocasión que (el rey) se había apeado, bajado los calzones y agachado para hacer
de vientre….como si así la tradición hubiera querido avisarnos (de) la
reducción …de todas las ideologías sustentadoras del Estado a la fétida verdad
de sus mentiras”.
Todo ello por no
hablar de los acontecimientos ocurridos 100 años después, y conocidos como “El
Motín de la Trucha”.
Sucesos que se
resumen en que el pueblo, tras un enfrentamiento violento con la nobleza porque
ésta no respetaba ni sus propias normas y leyes, enterado de que están los
poderosos reunidos en un iglesia para preparar un buen escarmiento y venganza,
la cierran y le prenden fuego con todos los opresores dentro, que mueren
achicharrados, amén de incendiar después también la casa del Regidor y abrir
las puertas de la cárcel.
Hecho, como se
ve, inaudito de rebeldía y hartazgo.
Añade AGC otro
detalle o antecedente, que canta por si mismo las virtudes del zamorano. Año
1.158.
Fue el siguiente:
Lógicamente, a raíz del citado Motín de la Trucha, sabedores los zamoranos “que
poco tendrían que hacer y mucho que perder, si pretendían mantener su rebelión
contra el Poder central” y “que los nobles iban a conjurarse para ejecutar
(contra) ellos la venganza más sangrienta”, el pueblo llano, unas 7.000
personas, abandona la ciudad huyendo hacia Portugal.
Si bien, al llegar a
una localidad fronteriza, con gran inteligencia y brillante análisis de la
situación política (pues había disensiones entre los restos del Señorío y la
naciente monarquía) mandan al Rey un “recado de dignidad y firmeza:
(diciéndole) que si no declaraba fehacientemente perdonado de toda culpa al
pueblo entero de Zamora y prestaba su real promesa de librarles de la opresión
de los señores, pasarían todos a establecerse en Portugal y dejarían la ciudad
definitivamente abandonada”.
Ocurriendo que “hubo
de ceder el rey a presión tan eficazmente presentada”.
¿Qué les parece?
Curiosa esta Zamora que ni se la imaginaban, ¿eh? Por eso el mismo autor
resume:
“Apenas otra ciudad
del mundo podría sentirse apoyada en sus cimientos por más claros precedentes
para meterse por los caminos de la igualdad, la libertad y la fraternidad”.
Pero es que después,
y eso ya se lo contamos nosotros, en
1.990, este mismo pueblo asalta un cuartel militar recién abandonado para la
especulación, y lo ocupa durante un mes, exigiendo en él una Universidad, que
hoy existe.
Asalto en que el
pueblo es acompañado por el Alcalde de la época, que encima pertenecía a un
partido de orden, cuál era el Partido Popular.
Acontecimiento en el
que, curiosamente, estuvo también Agustín García Calvo con su célebre “Escuela
de Sabiduría Popular”.
Pero es que encima, seguimos
viendo en el transcurrir de los hechos el ADN de la rebeldía zamorana, y tal
vez por eso, en el año 2015, la Historia presenta otro hecho afín o similar a
los mencionados, pues en Zamora, y democráticamente elegido, ha emergido un
Alcalde rojo (o si prefieren Bermejo), caso insólito respecto a otras capitales
de provincia.
Para
irnos después, a la vuelta de la esquina, al año 2019, y ver cómo Izquierda
Unida, un grupo con comunistas dentro, encabezado por el mencionado Alcalde
Bermejo, gana por mayoría absoluta (14 concejales de 25) las
elecciones al Ayuntamiento de Zamora.
Si en Zamora, bajo
la estatua del mencionado héroe Viriato se resume su proeza con el célebre lema
“Terror Romanorum”, el terror de los romanos, bien podríamos catalogar hoy esta
ciudad como “Asombro turistorum”, el asombro de los turistas.
Francisco
Molina Martínez. Zamora. 20 de Abril del 2022
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