PROMESAS,
LA OTAN Y EL MARXISMO.
Esta es la escena de
una película. Se trata de cuatro huéspedes de un hotel que están sin un duro, y
en consecuencia tienen hambre.
Aparece un camarero
que sueña con ser actor, y entonces, uno de los hambrientos, productor teatral,
le ofrece un papel en la obra que están montando, a condición de que burle las
órdenes del hotel de que no se les sirva comida hasta que paguen la cuenta.
El
camarero-aspirante ante tamaña tentación, accede y les proporciona un nutrido
banquete.
Cuando lo han
acabado, el productor que hizo la promesa comenta:
"Lástima que
quien hace el papel de padre lo haga tan bien, porque si no se lo daría a este
camarero".
Entre indignado y
asombrado, otro comensal exclama: "Entonces le has mentido, nunca pensaste en darle el papel".
"No -responde
el productor- no he mentido……en el momento en que se lo ofrecí estaba dispuesto
a cualquiera cosa, pero ahora, que tengo el estómago lleno, veo las cosas de
otro color".
La película es “El Hotel de los Líos” y el productor que
cambia (¿cómo todos?) su forma de ver las cosas con el estómago lleno, no es
otro que Groucho, uno de los Hermanos Marx, encontrándonos pues con una
explicación marxista al cambio operado por el Sr. González y su Gobierno, en
torno al tema de la OTAN.
Lo
que no explica el marxismo es de qué tenía hambre Felipe González en el año
1982 cuando ganó las elecciones tras prometer sacarnos de la OTAN; pero claro,
tampoco debemos pretender que el marxismo lo explique todo.
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