EL
CUENTO DE LAS CUENTAS (GENERALES)
Don Segismundo
Seisdedos de la Mano tenía previstos unos
ingresos y decidió que con ellos, él y su familia, iban a ir de vacaciones a la montaña (contra la opinión de su hijo mayor,
Jaimito, que prefería ir a la playa por eso del top less y la edad-adolescente
perdido-).
Don Segismundo
calculó lo que podía valer cada cosa, vio que podían permitirse el lujo y allá
se fueron. Es decir, hizo un “presupuesto” de posibles ingresos y posibles gastos,
y como le cuadraban las cosas salieron hacia la montaña en la fecha prevista.
Al regresar, tras
unos tranquilos y bucólicos días en plena naturaleza, Don Segismundo decidió
hacer cuentas de lo que realmente habían tenido para el viaje (ingresos) y lo que
realmente habían gastado (gastos).
Entonces, como le habían
sobrado unas decenas de euros le mostró orgulloso a su señora e hijos las cuentas
del veraneo, para que con regocijo las “aprobaran”.
Y así fue, porque
todos estaban felices y la contabilidad quien la llevaba era el padre de
familia, que además no se solía equivocarse en las sumas y las restas.
Bueno el único que
no las aprobó, aunque disfrutó del verano, fue Jaimito, enfurruñado porque no habían
ido a la playa, pero no porque las cuentas (ingresos y gastos) estuvieran
numéricamente mal.
En verdad en verdad
os digo, queridos lectores, que así es lo que ocurre en las instituciones (por
ejemplo en el ayuntamiento de Zamora). Una cosa es lo que se presupuesta cada
año (distribución imaginaria de ingresos y gastos que va a haber) y otra es la
llamada CUENTA GENERAL (contabilidad de lo realmente ocurrido, en cuanto a
ingresos y gastos).
Por tanto, cuando se
está en la oposición, el votar que no a la cuenta general de cierto año en un
acto de “posturéo” para, como Jaimito, decir otra vez que no a la política de
quien manda pero nada más.
Lo estrictamente
correcto es votar que si a la Cuenta General de cada año. Salvo que se descubra
una suma mal hecha o una cantidad falsa, cosa que no suele darse porque exigiría
un estudio exhaustivo de la misma por parte de los políticos.
En definitiva, la
Cuenta General es como la radiografía de un paciente. No porque indique la
misma que el enfermo tiene 7 costillas rotas,
está mal.
Al contrario, la radiografía es perfecta (por lo que hay que votarla
que si), aunque nos indique que quien está mal es el paciente.
Sirva esto para
incrementar el grado de conocimiento de una sociedad cada vez más politizada y
con ganas de saber.
Paco
Molina. Zamora. 14 de Septiembre del 2015.
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