lunes, 19 de diciembre de 2016

RENTA BÁSICA: LA REVOLUCIÓN POSIBLE.

RENTA BÁSICA: LA REVOLUCIÓN POSIBLE.

A estas alturas de la Historia (entendiendo por Historia, según Agustín Gracia Calvo, la época que comenzó a la vez que la escritura ya que de las demás, aunque las hubo, no conocemos su historia); bueno pues a estas alturas de la Historia, la única revolución posible es la implantación de una Renta Universal Básica Individual (RUBÍ) en el país de turno.

No hay otro camino (que el democrático), ni otra meta (que esa distribución de la riqueza) y sólo esa.

Pero para lograrlo hay que tener determinación, como la determinación que tuvieron en su día quienes asaltaron las calles (de la Revolución Francesa) o el Palacio de Invierno (de la Revolución Soviética) o la Sierra Maestra (de Cuba) con la guerrilla.

El sistema capitalista, una etapa necesaria tal y como fueron las cosas en la evolución social de la Humanidad, no va a caer por si mismo, pero va a sufrir crisis de tal calibre que hará necesaria su desaparición gradual.

Para esa desaparición el primer paso debe ser la instauración de la RUBÍ.

Cuando se habló de ella en España, hace poco tiempo, suscitó un vivo debate que ganó el Capital con estos argumentos:

1º.- Si en España, a cada persona le garantizamos 500 € al mes, nadie trabajaría.

2º.- La RUBÍ supone tal cantidad de dinero que nos llevaría a la ruina.

3º.- Además ¿de dónde iba a salir tanto dinero?.

4º.- Y, con cachondeito, ¿también la iban a cobrar los ricos?

Pues bien, ante esto no hay que arredrarse y algún partido o conjunto de partidos, deben defender la RUBÍ aunque perdieran por ello las elecciones (que por otra parte no han ganado).

Si el pueblo no quiere vivir mejor ese es su problema, pero el problema de los revolucionarios es explicar en qué consistiría su revolución y cuál sería la nueva sociedad.

El fin último de los marxistas, la meta, es que el hombre no trabaje para el hombre (que un ser humano no trabaje para otro) y ya está tan descafeinado que los rojos no parecen atreverse ni con la RUBÍ.

Hay pues que empezar a defender la RUBÍ.

A grandes rasgos, sobre la amenaza de crear una sociedad de vagos y no ser competitivos, cabe ir haciendo ver las ventajas, además de humanas, que supondría para el consumo.

Cabria también subrayar que con una RUBÍ mucha gente no huiría del campo, ni abandonaría el mundo rural, e incluso otra tanta aceptaría trabajos peor pagados a cambio de permanecer en su zona, lo que encima permitiría a esas empresa con esos empleados menos caros, ser más competitivas.

Respecto al dinero que sería necesario, es preciso marcar una hoja de ruta según la cual la RUBÍ se iría implantando de abajo a arriba, desde el estrato económicamente inferior al superior.

Es decir, durante un periodo no sería universal.

Que cada persona reciba 500 € por existir, permite suprimir ayudas (los 420 € para casos de necesidad), becas, pensiones de viudedad y orfandad, subvenciones a ONGs u organismos benéficos, etc.

Aunque el grueso del dinero saldría de los impuestos directos, es decir del bolsillo de los más ricos en mayor cantidad.

Ante la amenaza de la huida de España de los potentados con sus capitales, habría que convenir, como es lógico, que a quienes eso hicieran existe el derecho a quitarles su nacionalidad (española) y sus propiedades en España.

Ya que en el fondo serían meros desertores de la guerra económica cotidiana.

Darle 500 € al mes al dueño de Zara (Inditex) no es ningún despropósito si previamente, vía impuestos democráticos, le quitas 500 mil al mes, que permitieran tener RUBÍ para mil compatriotas.

Una revolución que vaya más allá (nacionalización de los medios de producción) queda más lejana y por tanto es más inviable.

En estos momentos, la única revolución alcanzable es conseguir la RUBÍ cuanto antes (la Renta Universal Básica Individual es un derecho).

Paco Molina. Zamora. 19 de Diciembre del 2016


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