RENTA
BÁSICA: LA REVOLUCIÓN POSIBLE.
A estas alturas de
la Historia (entendiendo por Historia, según Agustín Gracia Calvo, la época que
comenzó a la vez que la escritura ya que de las demás, aunque las hubo, no
conocemos su historia); bueno pues a estas alturas de la Historia, la única
revolución posible es la implantación de una Renta Universal Básica Individual
(RUBÍ) en el país de turno.
No hay otro camino
(que el democrático), ni otra meta (que esa distribución de la riqueza) y sólo esa.
Pero para lograrlo
hay que tener determinación, como la determinación que tuvieron en su día
quienes asaltaron las calles (de la Revolución Francesa) o el Palacio de Invierno
(de la Revolución Soviética) o la Sierra Maestra (de Cuba) con la guerrilla.
El sistema
capitalista, una etapa necesaria tal y como fueron las cosas en la evolución
social de la Humanidad, no va a caer por si mismo, pero va a sufrir crisis de tal
calibre que hará necesaria su desaparición gradual.
Para esa desaparición
el primer paso debe ser la instauración de la RUBÍ.
Cuando se habló de
ella en España, hace poco tiempo, suscitó un vivo debate que ganó el Capital
con estos argumentos:
1º.- Si en España, a
cada persona le garantizamos 500 € al mes, nadie trabajaría.
2º.- La RUBÍ supone
tal cantidad de dinero que nos llevaría a la ruina.
3º.- Además ¿de
dónde iba a salir tanto dinero?.
4º.- Y, con
cachondeito, ¿también la iban a cobrar los ricos?
Pues bien, ante esto
no hay que arredrarse y algún partido o conjunto de partidos, deben defender la
RUBÍ aunque perdieran por ello las elecciones (que por otra parte no han ganado).
Si el pueblo no
quiere vivir mejor ese es su problema, pero el problema de los revolucionarios
es explicar en qué consistiría su revolución y cuál sería la nueva sociedad.
El fin último de los
marxistas, la meta, es que el hombre no trabaje para el hombre (que un ser humano
no trabaje para otro) y ya está tan descafeinado que los rojos no parecen atreverse
ni con la RUBÍ.
Hay pues que empezar
a defender la RUBÍ.
A grandes rasgos,
sobre la amenaza de crear una sociedad de vagos y no ser competitivos, cabe ir
haciendo ver las ventajas, además de humanas, que supondría para el consumo.
Cabria también subrayar
que con una RUBÍ mucha gente no huiría del campo, ni abandonaría el mundo rural,
e incluso otra tanta aceptaría trabajos peor pagados a cambio de permanecer en
su zona, lo que encima permitiría a esas empresa con esos empleados menos caros,
ser más competitivas.
Respecto al dinero
que sería necesario, es preciso marcar una hoja de ruta según la cual la RUBÍ
se iría implantando de abajo a arriba, desde el estrato económicamente inferior
al superior.
Es decir, durante un
periodo no sería universal.
Que cada persona reciba
500 € por existir, permite suprimir ayudas (los 420 € para casos de necesidad),
becas, pensiones de viudedad y orfandad, subvenciones a ONGs u organismos
benéficos, etc.
Aunque el grueso del
dinero saldría de los impuestos directos, es decir del bolsillo de los más
ricos en mayor cantidad.
Ante la amenaza de
la huida de España de los potentados con sus capitales, habría que convenir,
como es lógico, que a quienes eso hicieran existe el derecho a quitarles su
nacionalidad (española) y sus propiedades en España.
Ya que en el fondo
serían meros desertores de la guerra económica cotidiana.
Darle 500 € al mes
al dueño de Zara (Inditex) no es ningún despropósito si previamente, vía impuestos
democráticos, le quitas 500 mil al mes, que permitieran tener RUBÍ para mil
compatriotas.
Una revolución que
vaya más allá (nacionalización de los medios de producción) queda más lejana y
por tanto es más inviable.
En estos momentos,
la única revolución alcanzable es conseguir la RUBÍ cuanto antes (la Renta
Universal Básica Individual es un derecho).
Paco Molina. Zamora.
19 de Diciembre del 2016
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