DOS
COSITAS SOBRE PENES Y VULVAS.
Defiendo la tesis de
que cuando el animal humano no era lo suficientemente sapiens actuaba como los
demás (animales) sometido a los dos (y únicos) instintos básicos fundamentales
(el de supervivencia y el de súper placer).
Por causa de este último
(las ganas de placer sexual) se refocilaba como los perros, sin saber que la
coyunda iba a engendrar (probablemente) un descendiente.
Al crecer la mente
del humano (al hacerse más sapiens) las hembras (siempre más inteligentes) se
dieron cuenta de que los niños no venían de Paris y si de las orgías.
En consecuencia, las
mujeres de la tribu, impusieron unas reglas que, sin prohibir el placer,
evitaran los embarazos (que tantas veces acababan mal para ellas y los bebés).
Esto hizo disminuir drásticamente
el número de miembros del grupo, dado que en esas épocas los animales grandes
(depredadores) por ataques y los pequeños (microbios) por enfermedades,
diezmaban al colectivo.
Esto justificó, en
aras del bien general (dirían) que los machos dieran un golpe de Estado, y
establecieran que deberían nacer cuantos más bebés mejor (decisión tomada por
el presunto bien del grupo y no de la especie) pues así serian más para
defenderse.
Pero para lograr
eso; la decisión sobre el número de hijos no debería corresponder a las
mujeres, y si y sólo, a los hombres.
Entonces para lograr
ese fin se inventó o institucionalizó, la propiedad privada. Cada mujer seria
de un hombre (y la que no fuera de ninguno lo sería de todos, o sea pública).
Fue pues la mujer la
primera privatización, lo primero que se privatizó (de ahí nace lo de ser “mujer
objeto”, ya que es objeto, no por estar más o menos buena, sino por ser posible
su compraventa).
Matrimonio y prostitución
son pues categorías paralelas y complementarias; siendo misión de la que es esposa
dar placer sexual, hijos y cuidados a su dueño (y señor) a cambio de la
protección que éste le proporcionaría.
Nacido el machismo
(aún vigente) el Poder sólo dejó prosperar las religiones y las filosofías que
predicaban el origen de dicho golpe de estado:
Hay que tener hijos
sin parar por el bien del grupo (“Creced y multiplicaros” dijo Dios muy sabiamente,
¡que casualidad).
Por eso el aborto es
perseguido, por eso la homosexualidad es perseguida (el amor entre los del mismo
sexo no procrea), por eso, incluso hoy en día, la Ciencia Oficial habla del
instinto de reproducción de la especie (disparate inmenso) y oculta que el instinto
existente se tiene individuo a individuo, y es el de placer (carnal).
La especie, en
cuanto que es un concepto (como el de silla) no tiene instinto.
Incluso el grupo de
la tribu que dio el golpe de estado machista, lo hizo por “su propio bien” (ser
más y defenderse mejor), Vamos, como cuando una pareja quiere un bebe, porque
además “el día de mañana les cuide o se preocupe de ellos”.
Se cuenta esto dado que,
aunque la mayor contribución de España a la cultura universal ha sido el
concepto de “creyente no practicante” (es decir, “yo creo pero no me lo creo”)
están emergiendo grupos de ultra católicos muy combativos (que se creen hasta
lo increíble).
Y de ese nido nace el
célebre autobús que nos cuenta que si se tiene pene se es hombre (¿y a más pene
más hombre?) y si vulva, mujer.
Lo que supone un atropello
social, pues se trata con ello de frenar otro de los conocimientos que hacen
evidente que las religiones, en cuanto se visten de ciencia, engendran
aberraciones.
Quien quiera ser
creyente que lo sea por Fe (es decir porque le da la gana) pero no por razonamientos
porque eso chirría.
Y puestos a escoger
una FE se recomienda que al creyente, dicha religión, le mueva a ser tolerante,
solidario y afectuoso con el prójimo (y no intolerante, egoísta y violento).
Y llegados aquí, volvamos
subirnos al autobús de los ultra católicos de Hazte Oír.
Pretende su acción
(desesperada ante el hundimiento cotidiano del tinglado) mantener la tesis
inicial del machismo (la de que estamos aquí para procrear) y pretende definir
como defectuosos, por tanto, a los diferentes (gays, lesbianas, bisexuales,
transexuales, intersexuales, etc.) porque si hay “distintos” la tesis del Sumo
Hacedor (teoría de la Creación) se bien abajo.
¿Por qué? Ya dijimos
que cuando la religión busca una base científica crea monstruos. Miren.
En una fábrica cualquiera,
pongamos que de tornillos y tuercas, tienen asumido que algunos y algunas, no
van a salir como la mayoría. Y esto en cualquier fábrica de cualquier tipo.
Pero si existiese
Dios, porque según los científico-creyentes, tanta belleza y perfección del
Universo sólo puede deberse a un ser Supremo y Perfecto Creador ¿a qué se debe que la fábrica de hombres con pene y
mujeres con vulva, creados para reproducirse, produzca ejemplares distintos a
la mayoría, que no sólo no procrean, sino que incluso algunos quieren cambiar
de sexo (es decir no es que salgan tornillos que no encajan con tuercas, es que
salen tuercas que quieren ser tornillos); a qué se debe esto?.
¿Es que Dios no es perfecto
y por tanto no es Dios y por tanto no existe?.
Esa es la
preocupación de los creyentes fanáticos (los que buscan una base científica en
el hecho religioso) que se descubra ( o que ellos descubran) el pastel.
Porque hoy, la teoría
científica más avanzada (la Teoría del Caos) dice que todo lo que acontece en
el Universo es por carambola, por probabilidades, de casualidad, por chamba.
Lo cual es más sabio
que decir (¡en las facultades!) que a los hombres les gustan las guapas y sanas,
y a las mujeres los guapos y con
dientes, porque así los hijos serán reguapos y es eso lo que busca la
Naturaleza.
¡Ay! Dios, lo que hay
que oír.
Por cierto, cualquier
persona es “normal” si tiene ambos instintos básicos el de supervivencia y el de
súper placer. Y eso es lo que nos hace iguales y nos permite exigir los mismos derechos,
el poder satisfacer lo dicho. Larga y buena vida.
Paco Molina. Zamora
.2 de Marzo del 2017
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