sábado, 17 de febrero de 2018

ESTAMPAS DE OTOÑO (carteras o maletas)


ESTAMPAS  DE  OTOÑO

Y estampitas escolares ¡claro!. Porque lo que vamos comentar hoy, puede que no vaya a misa pero debería ir a la escuela.

Si hubiera que ponerle un título a lo que sigue, el mejor sería “CARTERAS O MALETAS”.

Sí, porque la estampa otoñal que debemos mirar es la de esos niños y niñas que en estas fechas, tras un mes largo de colegio, vemos pasar sin fijarnos (salvo que sean de la familia).

Antes, hace unos buenos años, las niñas y los niños iban al cole con cartera; mientras que ahora, si se fijan ustedes, los pobres van con maleta.

(No se le ocurra ofrecerse a su cuñada para ir a buscar al sobrino, y menos aún se le ocurra, si va, ofrecerse a la criatura para llevarle la cartera ¡se encontrará una maleta! De lo que pesan las condenadas).

Usted tal vez está harta de lo mucho que se gasta en libros cada comienzo de curso (porque resulta que la enseñanza es obligatoria y gratuita hasta los 14 años, pero en Septiembre, y en lo que a los libros se refiere, sólo es obligatoria, que de gratuita, nada.

Pues hace bien en estar harta una vez al año, pero, y cuando se le pasa a usted la hartura, ¿cuál es el panorama?

Que su hija o su hijo, tiene que ir, día tras día, con un carterón lleno de  unos libros que sirven para poco.

Bueno, sirven para poco a los chavales, que lo que es a los editores ya creo que les sirven, ¡menudo negocio!.

¿Pero cómo se atreve este hombre a decir que los libros de mis niños sirven para poco?.

Pues me atrevo, y hablaremos de ello, aunque vaya por delante un tráiler: los libros de la escuela les sirven poco a cada niño porque son mucha tela para sus cabecitas y no dan a basto.

Más, hoy quiero centrar su atención en cómo esas carteras se han convertido en maletas, porque se ha montado, en torno a la enseñanza, un súper negocio, con desprecio del sentido común e incluso de la salud mental y corporal de los chavalines (aunque a lo más casual hacerles ir cargados así es una forma secreta  de prepararlos para la Olimpiada de Barcelona).

¡Pero si los libros de ahora son majísimos, y se entiende todo mejor!

Sí, pero, mire bien, a que hay fotos que sobran, a que hay discursos que también, a que hay demasiadas lecciones en cada uno, a que hay demasiados libros para cada niño.

Se trata de meter más fotos, más dibujos y más rollo para que haya más paginas y por tanto cuesten más pelas.

Cuando el Estado tenga que pagar lo que hace obligatorio, seguro que quitan estampitas, pero ahora es el timo de la estampita.

Vamos, como si en la mili, que es obligatoria, te tuvieras que pagar el uniforme y encima hubiera 4 uniformes, uno para cada estación del año.

Paco Molina. Leído en una emisora de Radio. Tal vez en Antena 3 hacia 1988.

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