Para facilitar la
gobernabilidad (se argumenta) en casi todas las democracias retocan su ley electoral.
En España por
ejemplo, está tan retocada que en el mandato 2011 -2015, el de los recortes del
PP, este partido sacó únicamente el 43 % de los votos válidos y sin embargo
tuvo mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados (donde se hacen las leyes
y se deciden las cosas de comer).
La razón de que así
sea (en España) es porque les interesa a los poderosos y a sus partidos
favoritos (PP y PSOE).
En España, la trampa
electoral está urdida para que los ciudadanos más conservadores (el mundo
rural) tengan un voto que valga más que el de un obrero que viva por ejemplo en
Bilbao.
De esto se está hablando
mucho ahora en Cataluña. Tal vez ustedes han escuchado eso de Tabarnía. Se lo
explicamos. En Cataluña el proceso electoral es idéntico al de España (nunca
han querido cambiar su ley electoral).
Y lo que ha ocurrido
es que allí, el mundo conservador, el rural (Lérida y Gerona) han ganado en
Diputados (proporcionalmente) a Tarragona y Barcelona para esto de la
independencia.
Por eso se supone que
Tarragona y Barcelona querrían independizarse de la Cataluña Independiente y
saldría a relucir un nuevo país que se llamaría Tabarnia, que querría unirse a
España.
La constitución
Española de 1978 (tan querida por tantos) dice que el Pueblo Español es Soberano,
pero sin embargo la Ley Electoral española amordaza a ese Pueblo Español, a ese
Soberano, de tal manera que no sabemos lo que quiere porque sus Diputados no son
quienes deberían ser.
La razón de esta estafa
al pueblo soberano, radica en dos cuestiones básicas de la Ley Electoral.
Tal Ley tiene dos
componentes perversas: una es la Ley D´Hont y otra que a cada provincia
(circunscripción electoral) se le han adjudicado 2 diputados fijos.
La Ley D´Hont
esconde su veneno (contra el pueblo soberano) en que premia a la lista más
votada, dándole más diputados de los que le toca según los repartos proporcionales
aritméticos de la escuela.
Pero vamos hoy
contra la otra perversión, que es la que en España disloca todo a favor de las tesis
conservadoras.
El número de
votantes en España es de 35.000.000 y el número de Diputados es de 350.
Da pues la casualidad
de que a cada 100.000 votantes debería corresponderles elegir un Diputado.
Pero no es así, ni mucho
menos. Veamos.
En las Lecciones Generales
(las importantes) la circunscripción es la provincia. Entonces al más listo se
le ocurrió decir que lo lógico era que cada una tuviera garantizados al menos 2
Diputados y que el resto se repartieran según el número de ciudadanos.
Y ocurrió esto: Como
somos 50 provincias (redondeando) y cada una tenía derecho a 2 Diputados como mínimo,
quedaron adjudicados 100 según el territorio.
Pero 100 es el 29 %
de 350; es decir casi la tercera parte de los padres de la patria iban a ser
hijos de los territorios, en vez de ser hijos de la gente.
En España tienen más
peso político las hectáreas que las personas.
Para que se entienda
mejor, la provincia de Zamora, si la elección de Diputados fuera directamente
proporcional al número de españoles, sólo tendría derecho a elegir uno, y sin embargo
tiene derecho a 3.
Y ahora bien lo más interesante
de este escrito (tan interesante que no suele entrar en la mollera de cualquiera
como me indica mi abundante experiencia).
Ahora que algunos
partidos quieren modificar la Ley Electoral para hacerla más democrática o
simplemente justa, razonemos.
Parece de justicia
que puesto que el pueblo es Soberano, el voto de cada español valga lo mismo
viva donde viva.
Ahora bien, si la
circunscripción siguiera siendo la provincia, no entra en el mundo del disparate
garantizar a cada una de ellas al menos un Diputado (para que nos e de el
bochorno de que en una circunscripción no saliera nadie).
Pero ojo, eso no
obliga, ni muchísimo menos, a repartir primero uno por provincia (50) y luego
repartir el resto (300) según el número de habitantes.
El camino, más justo
y democrático, es repartir los 350 diputados por provincias, en proporción al número
de habitantes.
Y tras este proceso,
si cada provincia tiene al menos un Diputado, asunto resuelto.
Más, ¿qué hacer si
por ejemplo 3 provincias no tienen derecho a ningún Diputado por culpa de ese
reparto proporcional?
Muy sencillo, se le
quita uno a cada una de las 3 provincias más cargadas de Diputados, y se le da
a estas sin derecho a ninguno.
Todo menos mantener
lo de ahora que premia al mundo rural contra las personas de carne y hueso de las
grandes ciudades, con lo que al final no se sabe lo que quiere el Pueblo Soberano.
Paco
Molina. Zamora. 3 de Febrero del 2018
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