LOS JUBILADOS
SON FUNCIONARIOS A
TODOS LOS EFECTOS.
Aquellas personas
que trabajan para las administraciones públicas (para el Estado en cualquiera
de sus formas) son denominadas como
empleados públicos.
Dentro de estos hay
distintas variedades (funcionario, personal laboral, personal estatutario,
etc.), pero en el saber popular todos están enclavados bajo el epígrafe de que
son funcionarios.
Es decir si decimos
funcionario es que estamos hablando de alguien que tiene el puesto de trabajo
fijo (o muy fijo) y cobra del Estado (o de cualquiera de las administraciones
públicas que lo conforman).
Dicho esto,
fijémonos en otra cosa:
El Poder, los
Poderosos (en términos modernos en España los accionistas y dueños del IBEX 35
-empresas más potentes del país-) sabe que es fundamental dividir al pueblo
(“Divide y vencerás” dice el saber popular), y una forma que ha aplicado con
gran acierto es la división entre trabajadores del sector privado y los del
sector público.
Como consecuencia de
ello se produce una rivalidad de los no funcionarios contra los funcionarios, que
es fácil percibir en cualquier barra de bar.
Pues bien, sostengo
que todo ciudadano es más o menos, funcionario del Estado por cuanto siempre
hay algún momento en su vida en que recibe dinero del Estado para vivir.
Repasemos momentos
de esos: Un becario, en la medida en que recibe dinero del Estado, es
funcionario durante ese periodo. Lo mismo el parado.
Y por supuesto también el
jubilado.
Se puede hacer el
malabarismo de decir que el funcionario es quien recibe dinero del estado y
además trabaja para el estado, mientras que estos otros casos no cumplen este
requisito.
Pero agarrarse a ese
estrambote sólo conduce a consolidar el refrán de divide y vencerás.
Es evidente que
quien recibe dinero del estado depende del estado y el que trabaje o no para él
es una opción de su patrón (el Estado).
Para que se entienda
mejor, los Consejeros de Caja España que permitieron refinanciaciones de
deudas, ocultando al Banco de España el estado de la entidad, y que ahora alegan
en su defensa que no sabían nada de la vida bancaria, no cabe duda de que eran
trabajadores de Caja España, puesto que cobraban de Caja España, trabajaran o
no, fueran altos cargos o trabajadores bajos.
Lo mismo que el Rey
es funcionario del Estado (y la infanta también) en la medida en que cobra del
estado.
Y ¿a dónde se quiere
llegar con todo esto?
1º.- Cualquier persona,
enclavada en una sociedad, tiene 3 etapas en su vida:
La de preparación
para el trabajo (infancia y periodo de aprendizaje) que puede durar 25 años. La
de trabajo, unos 40 años. Y la de reposo, de unos 20 años. (Suponiendo
jubilaciones a los 65 y muertes a los 85).
2º.-Cualquier
persona, cuando percibe dinero del Estado (sea de la Administración que sea, y
lo sea directa o indirectamente) podemos (y debemos) definirla como un
funcionario del Estado (trabaje o no para él).
Así, cuando alguien
recibe una beca para estudiar está siendo un funcionario. Lo mismo que el
trabajador que está en paro, si es que recibe un subsidio por desempleo, está
siendo un funcionario a todos los efectos.
Se
pueden ampliar los ejemplos a los campesinos cuando reciben ayudas contra las catástrofes
e incluso a los accionistas de los bancos cuando éstos ( y por tanto ellos) son
rescatados con el dinero de todos.
3º.-Por tanto, los
jubilados que contribuyeron (y no contribuyeron) son funcionarios. O sea,
personas que dependen del Estado en cuanto a sus ingresos.
4º.- Que los Poderosos
y sus siervos, quieran definir de manera distinta a cada ciudadano según de dónde
proceda el dinero que se le da, es una tomadura de pelo (Divide y vencerás).
Por un contrato social,
ya antiguo, la última fase de la vida de un trabajador, se decidió equipararla
con un merecido descanso, que consistía en que no tendría que trabajar para
recibir un dinero (por parte del Estado) y que este dinero sería suficiente como
para que el descanso lo fuera (sin angustias por lo tanto).
5º.- Que el Estado
Español haya querido buscar el dinero para esa función a través de una
cotización mensual de los trabajadores en activo y sus patrones, para poder
pagar a los pasivos (:o que ya están jubilados), es su problema.
Pero no hay ninguna
ley Divina, ni Natural, por la que los pensionistas tengan que vivir de ese
dinero solamente.
6º.- En conclusión,
si el Estado recauda de mil formas, y el que recibe dinero del Estado es un
funcionario a efectos prácticos, no cabe que el Gobierno diga que cada
funcionario es distinto según de donde proceda el dinero que le dan.
7º.- Siendo pues los
jubilados funcionarios a todos los efectos, decir que no hay dinero para
subirles el IPC anual (como mínimo) es estrambótico.
Porque la vaca son los
Presupuestos Generales del Estado, paste la vaquita en pleno campo o en los
jardines del Palacio Real
Por cierto, sabía
usted que cada año, 2.000 millones de euros, que se recaudan con el dinero de los
trabajadores para los pensionistas, se usan para pagar a los funcionarios (de
la Seguridad Social) que gestionan las pensiones. ¿Son pues estos trabajadores funcionarios
o pensionistas?
8º.- Si los
jubilados y las jubiladas son el colectivo más numeroso de la sociedad española
(cerca de 10 millones) deben imponer su fuerza ya que es la fuerza la que hace
las leyes en una democracia (e incluso en una dictadura).
Así que Señor Rajoy,
si no hay dinero, lo pinta.
Paco
Molina. Zamora. 28 de Febrero del 2018
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