jueves, 5 de julio de 2018

CIMIENTOS DE SANGRE.


CIMIENTOS  DE  SANGRE.

Todas las naciones (todos los Estados) son el resultado de unas luchas acontecidas en el pasado; guerras que tras pasar por las armas a unos presuntos enemigos han acabado configurando los actuales territorios “unidos por la Historia” (la cual no es otra cosa que el resultado de la sangre derramada).

Dicho de otra manera, al principio no existía (por poner un ejemplo) ni España, ni Aragón, ni Cataluña, ni nada de nada, de esto que llamamos el estado autonómico.

A lo sumo unos cuantos humanos que vivían en tribus, y que bastante tenían con ganarse el pan de cada día (y la liebre de cada cacería).

Pasó el tiempo y el más bruto (físicamente hablando) de cada casa (tribu) se convirtió en jefe de la misma.

Y él, y su cohorte de colaboradores (uno sólo no puede dominar a muchos) decidieron ocupar el valle de la tribu vecina (porque con las riquezas que en él había todos los de la tribu invasora serían  felices para siempre).

Pero las cosas no debieron ir bien porque las guerras para quedarse con las riquezas ajenas no pararon, ni paran (y de momento ni pararán).

En la zona del mundo terráqueo donde vivimos (la Península Ibérica) todas esas guerras de ambición (propuestas por los mas brutos de cada casa) con sus consabidos asesinatos, masacres y exterminios, cuajaron, tras múltiples avatares, en tres Estados (España, Portugal, Andorra y Gibraltar).

El resultado fue ese, lo mismo que pudo ser otro cualquiera (Tal vez si nuestros brutos mandamases, nos hubieran obligado a derramar aún más sangre nuestra y sobre todo más sangre Portuguesa, Andorrana y Gibraltareña, ahora toda la península seria un único país, España).

Por lo mismo que si Napoleón hubiera derramado más sangre nuestra cuando ocupó España tal vez hoy seríamos todos franceses ( y lo que es peor, estaríamos orgullosos de serlo).

Sobre estas cosas, explicadas aquí sin piedad (¿Cuántos zamoranos murieron en el Cerco de Zamora simplemente porque un hermano no quiso respetar el testamento de su padre?) leo que se acusa a los catalanes de tergiversar la Historia para justificar sus deseos de independencia.

Sin duda tergiversarán, pero supongo que no tergiversarán más de lo que tergiversa España para hacernos creer que existe desde siempre, por la gracia de Dios y en la forma de monarquía.

Lo cual no está mal (la mentira) para eso de la autoestima, pero sin pasarnos compas, que los cimientos de los estados son de sangre (propia y ajena, humana, vamos) emanada de surtidores que pusieron en marcha los poderosos (nunca o casi nunca, los pueblos explotados).

Siendo todo esto comentado para frivolizar (enfriar) algo que nos calienta mucho (el patriotismo).

Porque vamos a ver, ¿recuerdan ustedes el célebre chiste de Marx (Groucho Marx)?Si, ese en que él dice: “Estos son mis principios, pero si  no le gustan los puedo cambiar”.

La cosa tiene gracia en si, pero únicamente por un instante, porque lo cierto es que, desde que el mundo es mundo, los principios los está cambiando el Poder día a día y sin que tú te enteres. El truco lo llaman cultura.

Porque volviendo al Cerco de Zamora, de vivir entonces, ¿cómo hubiéramos sido buenos patriotas, apoyando a Doña Urraca o llamando traidor a Bellido Dolfos por matar al Rey de un país atacante que no se llamaba España?.

Ojo, que los Principios cambian, afortunadamente.

Paco Molina. Zamora. 5 de Julio del 2018

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