LA
BANDERA, LA PATRIA Y EL FLAUTISTA DE HAMELÍN.
Confucio Molina, en
una de sus célebres frases, sentencia: “Amo a Zamora tanto como maría a
Sebastopol de haberme criado allí”.
Aunque el mensaje
debería estar claro, el grado de confusión que introduce el autor (jugando con
las palabras, es decir con los conceptos) hizo que una lectora (de Facebook)
resumiera: “O sea, nada”.
Tras la extraña
interpretación de la lectora (al pensar que la frase era una confesión del
tipo: “No quiero nada a mi patria chica”) resulta que en ella hay más de
acierto que de error, siendo el error mayúsculo.
Veamos. Es Ley
Universal que los perros quieren, e incluso son files, a sus amos y amas.
Sabido es que si tú
coges un perro (cuanto más pequeño mejor) y le cuidas, él se convertirá en tu
mejor amigo.
Establecido el lazo
entre el perro y su amo, es de suponer que a nadie se le ocurre pensar que “tal
cariño mutuo” surge del hecho de que el perro es el mejor de los perros, y
menos de que el amo es el mejor de los amos, y que por eso se quieren tanto. No.
Lo que ha ocurrido
es que todos los animales, por Ley Natural, aman su entorno (su hábitat) porque
es donde desarrollan su vida, lo que conocen, y por lo mismo quieren a quién les
quiere.
Pues bien, de ese
proceso animal, tan sencillo y fácil de entender, deriva el hecho de que queramos
más a nuestra familia que a otras (nos ha cuidado, mimado y protegido).
Siendo por lo tanto
una aberración que alguien no quiera a los suyos (aunque comprendiendo todo el
mundo que si la familia te maltrata, tú, como gato escaldado, del agua fría huyas).
Y llegamos al tema de
la Patria (sea chica o grande).
En este caso el
proceso es (inicialmente) similar al de la familia. Creces entre sus brazos,
con sus juegos, con sus amores, y los lazos afectivos (individuo/territorio) crecen
y se consolidan.
Sin embargo, en este
segundo caso (el de los afectos por la Patria) hay un componente perverso que
obliga a ser cauto.
Dicho componente
perverso no es otro que el factor cultural, por el que mediante enseñanzas y
mensajes (publicidad y propaganda) se trata de convertir un sentimiento que nació
de forma natural en algo artificial, espureo e interesado.
Y dicho esto
volvamos ahora con la frase de Confucio Molina: ¿Qué merito tiene que tú ames a
tu Patria si de haber nacido en otra Patria amarías a esa otra Patria, porque
por instinto animal así sería, y por educación cultural así se consolidaría?.
Dicho de otro modo;
los más genuinos defensores de la Semana Santa Zamorana a lo mejor serían
potenciales terroristas suicidas (por su religiosidad) de haber nacido en
territorio del islam, porque así se lo pidieran su religión (en ese caso Alá) y
su Patria (la de allá).
Pero encima el
problema se agrava cuando vemos que quienes crean cultura para que híper ames a
tu Patria no son los compatriotas como tú, y si los ricos y poderosos.
Con lo que al final,
cuando te piden morir por la Patria (otra cosa es que te ataquen) lo que te piden
los magnates (cómo se parece esta palabra a mangante) es que mueras por ellos y
sus intereses materiales (y no por ti y tus intereses familiares).
Usemos un ejemplo: Cuando
Sancho II, rey de Castilla, decide atacar
a su hermana Urraca para quitarle Zamora (El cerco de Zamora) los que murieron siguiendo
al Rey habían sido engañados con el término Patria, ya que dieron su vida por
el mero capricho de un Rey que no se conformó con la herencia que le dejó su
padre.
Sigamos: El
Flautista de Hamelín era un músico que sabía qué melodía debía de tocar para
que le siguieran las ratas o los niños.
Pues bien, el
término Bandera y Patria, suelen ser las melodías con las que los poderosos te
llevan a morir por los intereses de ellos (no por los tuyos) pero eso si, haciéndote
creer que mueres por los tuyos.
Por eso, si sientes
amor por lo tuyo (cosa lógica) ama lo tuyo. Pero ojo, con separación de bienes.
De lo contrario te
puede ocurrirte como a la Italia fascista y a la Alemania nazi, naciones que exigieron a sus pueblos un
sacrificio que estuviera en consonancia con el amor a su Patria (ampliar sus
territorios).
Y en base a los
intereses de los ricos (capitalistas) de Italia y Alemania, enarbolaron sus banderas, y tras ellas
fueron, los judíos a las cámaras de gas, y los militantes de extrema derecha (los
nazifascistas) a su auto exterminio.
Estrambote:
Si mi amor por España hubiera sido amor por Pernanbuco de haber nacido allí ¿Quién
me manda a mi morir o matar por España?
(salvo que nos ataquen).
Paco
Molina. Zamora. 20 de Diciembre del 2018.
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