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AÑOS DE CARLOS MARX. EL MARXISMO.
En la Historia
de la Humanidad es bueno recalcar lo que han dicho las personas que más han
hecho por el bienestar de ésta en su conjunto.
No obstante,
es muy importante no olvidar este detalle:
Ninguna persona,
hasta ahora y en el futuro, ha dicho o podrá decir TODO lo que es bueno, útil y
definitivo para ese Bienestar de la Humanidad, es decir, por la propia naturaleza
del devenir humano, las aportaciones que se van haciendo a lo largo de la
Historia, son útiles, o no, según las distintas èpocas, y por supuesto que ningún
conjunto de ellas es algo cerrado, definitivo, acertado y acabado.
En
consecuencia, tampoco se puede dar por bueno absolútamente todo lo que dijo Marx.
En esa línea,
recomendamos que cuantas menos cosas de las que defendió se escojan para construir
su teoría, más fácil resultará darle un carácter de utilidad.
Proponemos
pues, y en lo que sigue, lo que consideramos el marxismo (o sea, el conjunto de
principios teóricos que permiten entender los acontecimientos políticos y
sociales).
¿QUÉ
ES UNA TEORÍA?
Recordemos lo que es una teoría.
Porque al fin y al cabo el marxismo no es más que una teoría
sobre diversas cuestiones y si se pierde de vista esta idea puede uno perderse
también.
Suele ser frecuente que las personas operadas de algo acaben
descubriendo que cada vez que les pica la cicatriz, al día siguiente llueve.
Ello lo van observando una y otra vez, y mientras se produce
esa experiencia, están, sin ser conscientes, claro, ¡experimentando!, están
realizando un experimento sin saberlo.
Cuando consideran que el proceso “escozor-lluvia” se repitió
un número de veces que estiman suficiente acaban manifestando en público:
“Mañana llueve seguro, porque me está escociendo la cicatriz de la hernia”.
A partir de ese momento acaba de aparecer en sociedad una
teoría.
Hacer pues una teoría es fácil; lo que puede ser más difícil
es elaborar una teoría buena, seria, útil.
Ahora bien ¿Cómo se puede saber si una teoría es
acertada?
Responder a esto, sólo se puede hacer de una forma:
¡contrastándola con la realidad!, viendo si funciona en la práctica, en la
praxis.
Utilidad, ese es el fin de toda teoría verdadera, ser
útil…porque de lo contrario las teorías no tendrían razón de ser.
¿Y cuál es la utilidad de una teoría? La de permitir, por un
lado que quien la use pueda explicarse cosas y por otro el de ser profeta, el
verlas venir.
Así, cuando un electricista ejecuta correctamente los
principios teóricos de la Física correspondiente, puede profetizar que va a
funcionar el frigorífico.
Es el momento entonces de repasar la teoría marxista, los
principios clave, y ver si al contrastarlos con la realidad, están pasados o no
sirven.
Hay que ver si esta teoría- la marxista- les permite a los que la usan
“explicarse las cosas” y aún más, si
ayuda a “verlas venir”.
En lo que sigue se van a exponer diez principios básicos de
los enunciados por Marx y júzguese si
están vivos o no, si son útiles o no, si merecen la pena (la alegría) o no, y
si en definitiva no convendrá tenerlos como principios ideológicos de cabecera.
TEOREMAS MARXISTAS o principios que si
comulgas con ellos te permiten ser marxista
Como nuestra civilización utiliza el sistema decimal tomemos
diez puntos que puedan constituir la savia de los estudios que desarrolló y
aportó Carlos Marx, junto con su amigo Federico Engels, a la Humanidad.
Estos puntos que a continuación se expondrán en realidad son
teoremas, es decir, son leyes o principios obtenidos tras la correspondiente
demostración, a partir de otros más sencillos.
Quede pues, claro, que no surgieron de la nada, ni de la
inspiración, sino del trabajo y el estudio; más, como no es el fin de estos
escritos el demostrar lo que inmejorablemente hicieron Marx y Engels,
considerémoslos como principios ya demostrados.
Aparecerán en letra negrilla y numerados, diez teoremas
esenciales del marxismo y lo que sigue a continuación de cada uno es un
comentario que trata de servir de ejemplo sobre la utilidad de ese pensamiento.
I
NO EXISTE NINGUNA VERDAD ABSOLUTA.
Traducido al castellano, todo es relativo. Es decir “todo
depende”.
Recordado esto, por fuerza hay que asombrarse de que algunos
estudiosos hablen de “principios esclerotizados de la izquierda”, cuando el
citado y principal de ellos todo lo relativiza, todo lo somete a discusión.
Como consecuencia de la aceptación de este primer punto se
convierte en necesario el “PRINCIPIO DE DEMOCRACIA”.
Si nada es absoluto todo es relativo, incluso lo bueno y lo
malo y, por tanto, la democracia se convierte en una necesidad, ya que al no
existir garantía sobre lo que es bueno y lo que es malo, SÓLO LA MAYORIA debe
decidir el camino a seguir.
También de ese arranque marxista se deriva otro importante
ingrediente de la vida social, el “PRINCIPIO DE TOLERANCIA” que hunde sus
raíces en la no existencia de absolutos, en la no existencia de verdades
rotundas, en definitiva, en la no existencia de nada que justifique o
dignifique la intolerancia o el terror.
Y también el “PRINCIPIO DE VITALIDAD” está encerrado en lo
dicho, ya que si no existen las verdades absolutas ¿es esta verdad, verdad?,
cosa importantísima pues no conviene olvidar que el principio de vitalidad es
la mejor garantía para toda teoría ya que el aceptar cuestionarse a sí misma
está aceptando una verdad histórica; toda teoría puede ser superada, mejorada e
incluso desplazada, simplemente cundo aparezca otra que explique mejor los
fenómenos que ayudaba a analizar la anterior.
II
TODO LO MATERIAL Y LO QUE ENTENDEMOS
POR ESPIRITUAL ESTÁ EN MOVIMIENTO Y POR TANTO EN CONTINUO CAMBIO. TODO ESTÁ
CAMBIANDO CONTINUAMENTE, MANTENIENDOSE SOLAMENTE EL PROCESO, SIN FIN, DEL
APARECER Y DESAPARECER.
Entender y recordar esto puede resolver las historias de
muchos grupos políticos que olvidan que todo lo que se hace, aunque esté bien
hecho (no digamos nada si encima está mal hecho) ¡puede ser mejorable!.
Porque nada quedará quieto, nada quedará detenido en la
presunta perfección, y, por tanto, el derecho y el respeto a la crítica de los
que indican esas posibles mejoras deben ser tenidos en cuenta.
Nunca podrá haber una revolución definitiva.
Siempre, por continuo movimiento, por el continuo cambio de
la vida y de las cosas, será la sociedad susceptible de ser mejorada.
Por ello, no hay que desilusionarse cuando los resultados de
una revolución empiezan a ser puestos en cuestión por reformas o por otra
revolución. Sólo hay que buscar la satisfacción y la alegría en ayudar, en
contribuir a que los cambios sigan el sentido de la flecha, y que la flecha
apunte hacia una humanidad más humana, hacia unos países en los que el que peor
viva de sus miembros viva dignamente. Sin carencias materiales y sintiéndose
libre, ¡¡libre para crear, libre para vivir, libre para no matar!!
El principio del continuo cambio tiene como consecuencia
inmediata el dar paso al “PRINCIPIO DE OPTIMISMO”.
Al estar todo en continuo movimiento, como dice la intuición
popular: “no hay mal que cien años dure”, lo que unido al hecho real de que es
más fácil desplazar y encauzar lo que está en movimiento que lo que está
quieto, lleva como consecuencia, a ver
con grandes esperanzas las posibilidades de llegar a este tipo de sociedades
donde todo sea mejor. El cauce de un rio es más fácil de cambiar que el lecho
de un lago, porque el agua del rio está en movimiento y la del lago está
estancada.
III
LAS IDEAS NO SON MÁS QUE LO MATERIAL
TRADUCIDO Y TRASPUESTO A LA CABEZA DEL HOMBRE. LA CONCIENCIA SOCIAL ES
EXPLICABLE PUES, EN CUANTO QUE CADA HOMBRE ES UN SER SOCIAL. SOMOS LO QUE SOMOS
EN RELACIÓN A LOS DEMÁS.
También este teorema marxista, este
trozo de la teoría elaborada por Marx, ayuda, al que lo quiera utilizar como
brújula, para no perderse en las montañas de acontecimientos que se suceden
cada día.
Así por ejemplo, aceptándolo, es más fácil explicarse por
qué las cosas se ven de distinta forma desde la oposición que desde el poder,
o, dicho, mejor, el por qué en el poder se ven de otra forma. Suele atribuirse
este cambio a que en el poder, uno, a la fuerza, se vuelve más sensato
(conservador) debido a la responsabilidad del cargo, pero no es por eso por lo
que uno parece otro. No, no es porque el poder supone mayor responsabilidad, es
porque el poder supone mayor cuenta corriente y claro….surgen las debilidades.
Así que será mejor mantener la vigilancia sobre lo que ganan
los políticos para que así sigan viendo las cosas como las ven aquellos a los
que representan.
IV
EL CONJUNTO DE LAS RELACIONES DE
PRODUCCIÓN ES LO QUE FORMA Y DA LUGAR A LA ESTRUCTURA ECONÓMICA DE LA SOCIEDAD,
LA CUAL A SU VEZ ES LA BASE DE LA SUPERESTRUCTURA POLÍTICA Y JURÍDICA. EL MODO
DE PRODUCCIÓN DE LA VIDA MATERIAL CONDICIONA EL PROCESO DE LA VIDA SOCIAL,
POLÍTICA Y ESPIRITUAL.
Según el filósofo español Ortega y Gasset todo ser humano es
él y su circunstancia (“Yo soy yo y mis
circunstancias”). Para Freud, aceptado lo anterior, resultaría que la
circunstancia que más condiciona o influye en el hombre seria la sexualidad, y
para Marx, la circunstancia clave, la que más impregna la conducta de la
persona sería la situación económica.
Se puede dar la razón a los tres pues parecen tenerla, y
además resulta ameno y divertido observar a las personas bajo las tres caras de
ese prisma: sus circunstancias, sus vivencias de placer y su condición
económica.
Sin embargo, enterrado el PRINCIPIO DE PLACER, en las
mazmorras de la represión es el factor económico el que se va a convertir en
circunstancia fundamental y trascendente de la conducta humana.
Porque resulta que el dinero que, al comienzo, sólo es un
medio de facilitar los intercambios de mercancías, acaba siendo un medio que
facilita, si se tiene, la búsqueda de placer.
Pero, a su vez, la importancia del dinero como fuente de
poder acaba haciendo que pase a convertirse,
de “medio para conseguir algo”, en un fin en sí mismo.
Así el tener dinero por tenerlo se convierte en meta. El
dinero pasa a ser un fetiche, un objeto de amor y deseo, y eso, hasta tal punto
que desplaza en el corazón el objetivo natural (de la naturaleza), de desear
placer, de facilitar la vida.
Hoy el dinero ha eclipsado todos los demás valores, todos
los demás principios naturales de la persona; por eso se vive en continua
alteración (se vive fuera del recinto natural del ser humano que es su cuerpo),
se vive en plena esquizofrenia, (alienado) con un ser íntimo que se tiene
guardado bajo siete llaves en la cárcel del cerebro, y con otro ser exterior,
que, a fuerza de ser real (el que se realiza) acaba siendo definitivo.
La condición económica ha acabado arrastrando y obsesionando
al hombre y por ello guerrea, mata y desperdicia la vida desde hace siglos, en
busca de dinero.
La sociedad, el pueblo, sólo espera, sólo quiere de los
políticos que les resuelvan su “problema económico”, por ello no hay mayor
revolución que la de resolver ese problema.
El pueblo quiere que le resuelvan sus carencias económicas y
que le dejen luego la posibilidad de utilizar se adquirida libertad.
V
LA HISTORIA DE LAS SOCIEDADES ES LA
HISTORIA DE LA LUCHA DE CLASES, LA LUCHA DE LAS CLASES SOCIALES, QUÉ, MAS O
MENOS ABIERTAMENTE CONSERVA EN SU SENO CADA SOCIEDAD SEGÚN LAS ÉPOCAS: HOMBRES LIBRES vs ESCLAVOS,
PATRICIOS vs PLEBEYOS, SEÑORES vs SIERVOS, EMPRESARIOS vs OBREROS. EN
DEFINITIVA OPRESORES vs OPRIMIDOS.
Para certificar la defunción de Marx, aquellos a los que
corresponde esta tarea (hay encargados y voluntarios para todo), dicen que en
la actualidad la idea de la lucha de clases no tiene sentido pues estamos en
una sociedad compleja con distintos e interrelacionados estamentos.
Ocurre, sin embargo, que Marx nunca habló de sociedades con
sólo dos clases nítidas.
Pero, mira tú por dónde, la sociedad, como la conocemos por
aquí, lleva camino de ser una sociedad con sólo dos clases de personas.
Obsérvese si no; resulta que para progresar y para salir de la crisis dicen que
“hay que incentivar la iniciativa privada”. Es decir, unas personas (las que
menos tienen) han de incentivar (animar) mediante el sacrificio (renunciando a
un buen sueldo, en el sentido de suficiente), a otras (precisamente las que más
tienen) para que se sientan incentivadas y a
lo mejor inviertan.
Para que se entienda bien, es como si el pobre Lázaro, que
se alimentaba con las sobras del Rico
Epulón, tuviera, con el fin de salir de su situación, que contribuir a hacer
aún más rico a Epulón para que así le sobraran más cosas y, tal vez, algunas
llegaran a Lázaro.
Se pretende entonces dividir la sociedad en dos; lo que han
de incentivar (sacrificarse) y los que han de ser incentivados (que son los que
tienen aval de los bancos o sea, los que más tienen).
VI
LA FUERZA DE TRABAJO DEL HOMBRE ES UNA
MERCANCÍA, ALGO QUE SE COMPRA Y SE VENDE. EL “VALOR DE USO” DE ESTA
MERCANCIA ES QUE ES FUENTE CREADORA DE VALOR.
Todo el que trabaja para otro le vende fuerza de trabajo, y
el que compra dicha fuerza lo hace porque le produce valor. ¡Quién crea riqueza
es el trabajo!
Toda mercancía, todo lo que se vende, tiene dos clases de
valor.
Uno es el “valor
de cambio” (por ejemplo, en el caso de un producto lo que figura en su
etiqueta),
y otro es el “valor
de uso” ( si necesitas unos zapatos les ves un valor ya que te los vas
a comprar para usarlos).
Pues bien, la razón
por la que el empresario “compra” la fuerza de trabajo del obrero es porque la
usa para que le cree una riqueza que él solo no podría crear.
Esto conviene recordarlo para que no se avergüencen todos
aquellos a los que los electrodomésticos no les dejan ver el bosque de la clase
social a la que pertenecen, si es que viven de vender su fuerza de trabajo.
¡Quién crea riqueza es el trabajo! Y hay que repetirlo
porque es necesario.
Y es necesario por varias razones: porque es lo cierto,
porque es beneficioso para que los que viven de su trabajo, o que no pueden
vender otra cosa que su trabajo, recobren su autoestima, y es necesario
repetirlo para contrarrestar ese eslogan del capital que en su actual momento
de victoria ideológica se está imponiendo, y que no es otro que el eslogan de
que el empresario crea riqueza.
Si así fuera, si fuera el empresario quien crea riqueza, la
humanidad no hubiera progresado, por la sencilla razón de que hubo épocas y
pueblos donde no había empresarios, mientras que lo que siempre existió fueron
hombres y mujeres trabajando.
Ni siquiera es cierto en
esencia que el empresario cree puesto de trabajo. El empresario, en su
permitido derecho, opta por invertir su capital con el único y exclusivo fin de
aumentarlo, y si crea puestos de trabajo es porque no le queda otro remedio (la
prueba está en que cuando lo tiene lo aplica y por ello las máquinas sustituyen
a los trabajadores).
Por lo tanto no es correcto decir que el empresario crea
puestos de trabajo, ya que se induce a creer algo que no es así. Un ejemplo
chocante lo puede aclarar: Cuando alguien va a hacer una visita al retrete no
se le ocurre decir a nadie que dicha persona “va a crear olor”, se sabe que va
a lo que va, y lo otro, es pura carambola.
Todo el que vive de su trabajo, vive porque vende su fuerza
de trabajo, y puede vender esa capacidad porque hay alguien que se la compra.
Aquella persona o entidad que compra esa fuerza de trabajo
lo hace porque para él (para el comprador) lo útil de esa fuerza de trabajo es
el hecho de que crea riqueza, es decir, el empresario o la empresa o el Estado,
compra la capacidad de trabajo de una mujer o un hombre ¡porque el valor de uso
de la fuerza de trabajo está en que crea riqueza! (El valor de cambio está en
la cantidad bruta en euros que reciba el trabajador).
VII
LA PLUSVALÍA ES LA PARTE DEL VALOR
CREADO POR EL TRABAJADOR QUE NO ES REMUNERADA POR EL CAPITAL. LA PLUSVALÍA SE
AUMENTA PROLONGANDO LA JORNADA DE TRABAJO O (Y) REDUCIENDO EL TIEMPO DE TRABAJO
NECESARIO PARA PRODUCIR LA MERCANCÍA.
Los estudios de Marx le llevan a la conclusión de que lo que
paga el patrón al obrero no es todo lo que éste le da, no es todo lo que
corresponde al valor que crea.
Le paga menos, es decir, el trabajador entrega en riqueza al
jefe más de lo que éste le paga en euros. Esa diferencia es la plusvalía, y la
plusvalía es la madre del cordero del sistema capitalista.
Como, cuanto más plusvalía más ganancia, nos encontramos con
la siguiente paradoja: Todo el mundo dice estar contra el paro y sin embargo
éste aumenta.
Pero claro, como en toda paradoja, en cuanto se hurga un
poco en ella, se desvanece y todo “nos lo explicamos mejor”.
¿Por qué si todo el mundo está contra la guerra sigue habiendo guerras y amenazas
de guerras? Porque alguien miente, y así es, no todo el mundo está contra la
guerra, y fundamentalmente no están aquellos a los que les produce pingues
beneficios.
Pues lo mismo ocurre con el paro ¡no todo el mundo quiere
que desaparezca el paro!
Gracias al paro los empresarios fuertes ganan más, ya que,
por un lado los obreros con trabajo están más moderados por miedo a perder el
empleo, y, por otro, los gobiernos justifican todas las ventajas (subvenciones,
exenciones, leyes laborales a gusto del patrón, etc.) que otorgan a los que más
tienen, con la coartada ante el pueblo de que así se combate el paro.
VIII
EL CAPITAL, CREADO POR EL TRABAJO DEL
OBRERO, OPRIME AL TRABAJADOR, ARRUINA AL PEQUEÑO PATRONO Y CREA UN EJÉRCITO DE
PARADOS.
¡Chapeau, Marx, chapeau! Esto es como para descubrirse.
Resulta que Marx, al que tachan, los que todo lo saben, de pasado de moda,
podría presentarse tranquilamente a un concurso de profetas y ganarlo, con la
anterior afirmación, que hizo ¡en el Siglo XIX!.
Pero ocurre que no se trata de una profecía, se trata de una
conclusión obtenida del estudio y análisis de una teoría.
Y hoy vemos cómo, en la parte rica y poderosa del globo
terráqueo, o sea, donde mejor se vive del planeta, los trabajadores se sienten
oprimidos por miedo al despido, por la inestabilidad en el empleo.
Los pequeños patronos caen en la ruina económica, o en la
ruina de un combate sin fin y sin tregua, contra la feroz competencia de los
grandes, que les obliga ya, entre otras cosas, por ejemplo a abrir a todas
horas.
IX
TODAS LAS COSAS Y CUESTIONES, TODO EN
TODO, ESTÁ RELACIONADO.
Esta formulación es de una sencillez y de una eficacia para
explicar y explicarse cosas, que no puede por menos que asombrar el poco uso
que se hace de ella.
Lo psíquico y lo material son un continuo; el cuerpo y el
alma la misma cosa; lo sindical y lo político no tienen frontera natural que
los separe; la vida personal y la pública podrán ser más o menos
esquizofrénicas, pero una repercute en la otra y al revés; la injusticia social
y la inseguridad ciudadana son magnitudes directamente proporcionales porque
vibran al unísono; nuestro lugar social y nuestra forma de actuar se
sugestionan una a la otra, etc. etc.
Por eso, cuando alguien dice, “no hagamos política”,
pretende no sólo hacer política sino que busca además situarse lo mejor posible
en la línea de salida, para hacer después proposiciones que a poco que se las
hurgue, se verá, que son deshonestamente políticas.
Y como todo en todo está relacionado también los marxistas y
los comunistas reciben el maléfico influjo de la sociedad competitiva, y
bastante inconscientemente acaban por “competir”, dando así lugar a los
personalismos y a las guerras personalistas.
Conviene aclarar que el personalismo no es que una persona
destaque por sus capacidades y méritos hasta tener más renombre que el grupo,
no, eso es bastante bueno. Personalismo es que alguien considere su propia
persona como digna de culto y reverencia porque es el mejor, y cuando está en
la cumbre resulta que ya no sólo es el
mejor sino que, también es único, y a partir de ahí hay que seguirle, no
contrariarle y ayudarle entre todos a pasar de héroe imaginario (en su cabeza)
a héroe real.
Es chocante que entre gentes de izquierdas, que al optar por apuestas
“perdedoras” en una sociedad capitalista (propaganda cultural en contra,
prevención hacia ellos para determinados puestos de trabajo, etc.) dan prueba de una cierta
fortaleza de ánimo, resulta que no tengan también fuerza para reprimir esos
ramalazos de vanidad y competitividad que, si es lógico tenerlos (todo está
relacionado y somos hijos de una sociedad competitiva hasta la ferocidad,
recuérdense los celos entre hermanos) más lógico aún es reprimirlos en aras de la victoria del
grupo, de las ideas del grupo.
Es absurdo jugarse hasta la vida, como en muchos sitios y
momentos se la han jugado los comunistas, y no jugarse la vanidad que a algunos dirigentes les lleva a
disputarse el título de Redentor de la Clase Obrera, de forma tan sorprendente
que, no sólo pretenden “salvar al proletariado”
sino que quieren ser ellos el Salvador, y si él, Fulanito de Tal, no
consigue ser el Sacrificado que Libere a los Oprimidos (o sea el Redentor)
prefiere que nadie libere a los oprimidos, porque los liberarían mal, con lo que resulta que estos deben seguir otro
montón de años en circunstancias desfavorables hasta que alguien les libere bien.
“Todo en todo está relacionado”, así que también habrá que
recordar que pasando de política no se pude evitar estar en política, siendo la única diferencia, entonces, que quien
pasa de política se encontrará en desventaja ya que no se le tendrá en cuenta.
X
UNIDAD.
ESTE IMPORTANTE PRINCIPÌO UNIVERSAL LO
RAZONA MARX DE FORMA APLASTANTE.
DICE ASÍ ESTE PUNTO: LOS EMPRESARIOS
TIENEN DERECHO A GANAR MÁS. LOS OBREROS TIENEN DERECHO A GANAR MÁS.
PERO AMBOS DERECHOS SON CONTRAPUESTOS
(es esta un contradicción antagónica).
¿QUÉ OCURRE ENTONCES CUANDO SE ENCUENTRAN
FRENTE A FRENTE DOS DERECHOS LEGÍTIMOS?
¡QUE PREVALECE, QUE SE IMPONE, EL MÁS FUERTE!.
Para el trabajador
-quien vende su fuerza de trabajo a otro- sólo hay una forma de hacer
que su derecho a ganar más, prevalezca sobre el del empresario, ¡asociándose
con otros trabajadores!
Para quien únicamente puede vender su fuerza de trabajo sólo
la unión con otros puede darle capacidad para hacerse respetar, es decir, para
hacer respetar sus derechos.
Sin comentario porque se comenta sólo, aunque tal vez
convenga observar cómo los empresarios, de los cuáles el más tonto hace
relojes., parece que entienden a Marx mejor que los obreros pues aquellos están
todos en una sola organización mientras que estos, pasando de Marx y del
sentido común, tienen organizaciones para todos los disgustos.
Obviamente, esta moraleja del marxismo, se debe ampliar al
ámbito de la política.
RESUMEN DEL MARXISMO COMO DOCTRINA.
Como los diez mandamientos anteriores se pueden resumir en
uno:
“La sociedad no hay que estudiarla, hay que cambiarla”.
Considero que el marxismo, en cuanto que en esencia son los
principios aquí citados, y que no hay nadie que pueda refutarlos, debe de
predicarlos.
Es decir, si te consideras marxista debes decir qué es lo
que te hace ser marxista (qué principios usas para el análisis político) e invitar
a quienes los vean razonables, a usarlos, a defenderlos, a explicarse y hacer
las cosas con esta teoría, con esta perspectiva.
Y por eso mismo, los partidos que se declaran marxistas o comunistas,
deberían de hacer aparecer en sus documentos estos teoremas aquí expuestos,
para que quien quiera militar en dichos grupos de acción política, sepan qué
defiende en general (el marxismo), aunque después se añada en cada Congreso o
Asamblea que se debe hacer en particular (el programa).
Porque no me negarás, que ante estos principios es difícil no
ser marxista.
Suerte tuvimos que nació. Y que conoció a Engels, por quien
también brindamos contentos.
Vivan pues Carlos Marxs y Federico Engels. Y más sus
enseñanzas.
Paco Molina. Zamora. 18 de Abril del
2018
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