domingo, 9 de febrero de 2014

DE NÓMADAS A EXCEDENTARIOS


                                   DE  NÓMADAS  A  EXCEDENTARIOS

 

-Peromato ¿Has visto la exposición de la Caixa,  “De Nómadas a Sedentarios”?.

-Sí Gobierna, y me pareció muy instructiva. Hay que ver cómo le iban dando al coco “los abuelos”. Y en realidad de eso apenas han pasado como mucho 20.000 años.

-De eso quería que habláramos. De cuando nómadas o no, vivíamos en tribus o grupos reducidos careciendo de todo menos de la inteligencia.

-Hablas de eso como si hubiera sido el mejor periodo de la Humanidad.

-Eso creo, amigo; y considero además que fue tan buena esa época que por eso en el fondo todos somos algo conservadores.

-¿Por miedo a que lo nuevo sea peor que lo anterior? A ver si también tú vas a creer que nos expulsaron del Paraíso Terrenal.

-Pues si, yo creo que existió el Paraíso Terrenal, y que  de él nos expulsó el machismo que surgió cuando las mujeres descubrieron que los niños no venían de Paris y ellas, para no morir en el parto, prohibieron el coito sustituyéndolo por otras alternativas.

-Ya te oí eso alguna vez. Según tú, las hembras al caer en la cuenta de que el embarazo era consecuencia de la juerga sexual se rebelaron, vino el matriarcado, y pasado un tiempo los hombres, con la disculpa de que había que tener hijos para que el grupo fuera más fuerte justificaron e impusieron por la fuerza, el que cada mujer fuera de un hombre, y la que no fuera de nadie fuera de todos, o sea pública.

-Exacto, y ahí empezó el machismo, al convertir el hombre a la mujer en un objeto que se podía comprar y vender. Pero hoy quiero llegar a otra cosa.

-¿A cuál, amiga mía?

-Mira, antes del machismo, los humanos eran felices, estaban en un paraíso terrenal.

-Lo se: les había crecido el cerebro y empezaron a ser lo suficientemente sapiens, como para darse cuenta de que era mejor para ellos resolver en común los problemas que tenían en común.

-Veo que sabes por donde voy. Y hay más, como se sabían animales, sabían que como éstos, sólo tenían dos instintos, el de supervivencia y el de darse el lote.

-Toma, como cualquier animal que se respete así mismo: hay que sobrevivir y  super vivir.

-Si señor, supervivir que significa “vivir súper”, es decir refocilarse en cuanto viene la gana y da la gana.

 -Pues si que debió ser aquello parecido a un paraíso.

-Ya lo creo. Y fíjate. Como el instinto de supervivencia es lo que obliga al humano, como a cualquier otro animal, a trabajar, trabajaron pero sin propiedad privada: todo para todos, todos para todo.

-Como si fueran comunistas.

-Chisst; cállate que te la cargas. Mira. Al que no estaba en edad de trabajar, o no podía, por estar enfermo o herido, le daban de comer los demás.

-Hoy por mi mañana por ti.

-Y los mayores recibían de todo sin ir a cazar, como si hubieran cotizado a la Seguridad Social; y lo mismo a los que estaban lesionados, no les dejaban sin comida, ni cobijo, ni fiesta de la carne.

-Y qué hacían con los vagos?.

-Allí, era obligatorio trabajar, es decir cazar o plantar o recolectar, o lo que sea, para que el grupo pudiera sobrevivir.

-No como ahora, que hay excedentes de trabajadores, o sea paro, y la sociedad margina a millones de seres humanos, dejándolos sin poder trabajar, como si el trabajo fuera un derecho en vez de un deber, y en consecuencia sin dinero y por tanto ante la angustia de sobre vivir.                                    FRANCISCO   MOLINA

 

 

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