La Carpeta
Carpetovetónica
por CLITOR
CABECILLA
FRAGA
Aún no han finalizado
los estudios que permitan aclararse sobre si los partidos políticos tienen
pocos militantes porque tienen pocos cabecillas o si tienen pocos cabecillas
porque tienen pocos militantes.
Lo que ya se sabe de
sobra es que, en estos momentos, metidos en política, hay más cabezotas que
cabecillas.
Y lo peor, pero más
divertido, es que el cabezota, por serlo, cuando se mira en el espejo de las
"masas" (o sea, la familia, los pelotas y los arribistas) se ve
cabecilla.
Punto y aparte.
Cuando la derecha
gana unas elecciones, es decir, cuando se produce el milagro de que las minorías
privilegiadas se convierten en mayorías naturales (asunto que solo ocurre por
un milagro, de ahí que entre la derecha abunden los políticos de mucha fe),
bueno pues cuando se produce el citado milagro, el cabecilla o la cabecilla que
lidera a la derecha suele tener unas cualidades fijas (aparte de otras
variables que no son al caso).
Si tomamos los dos
ejemplos más significativos y más conocidos, o sea, a misis Tacher y a mister
Reagan, el hecho es evidente.
¿Y en España, es que
la derecha no tiene aún ese cabecilla natural?.
Pues si, seamos francos,
lo tiene y además el más idóneo, por que... ¿acaso no es el señor Fraga como un
perfecto cruce de los anteriormente citados líderes occidentales?.
Evidentemente.
Tal vez sonría un
poco menos que sus padres en política, pero hay que comprender que tiene clavada
la espina de Gibraltar, lo cual edípicamente hablando duele, ya que Gibraltar
es la oferta estratégica que su madre en política, misis Tacher ofrece a diario
a su padre en política, mister Reagan.
No en vano Gibraltar
es el Monte de Venus de la OTAN.
Los cinco millones
que sacó la Coalición Popular se deben al talante del Sr. Fraga y lo demás son
cuentos.
El techo electoral
de Fraga le viene dado por su absurda defensa del precio de los garbanzos.
Aún no se ha
enterado que diez millones de electores votaron cambio para que los garbanzos
se pusieran por los nubes y así, no volver a tomar cocido.
CLITOR
(Paco Molina). LA CARPETA. 1985
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