domingo, 20 de octubre de 2013

La Armada Invencible Zamorana


                        LA    ARMADA   INVENCIBLE    ZAMORANA


Como la Historia siempre la cuentan los poderosos aquí en España nos creíamos que la Armada Invencible cayó victima de los fenómenos metereológicos adversos. De ahí la célebre frase del monarca del turno diciéndonos eso de “No mandé a mis tropas a luchar contra los elementos”.Por la misma razón, pero al revés, el Poder inglés aseguraba que vencieron gracias a que eran más valientes y gente mejor preparada.

            Ahora se ha sabido que si bien es cierto que hubo fuertes tempestades, y que los hijos de la Gran Bretaña se habían defendido con astucia marinera y pericia, también influyó en la derrota otro factor.

            Parece ser que la superioridad numérica de nuestros barcos y soldados, así como su pericia naval, no permitían justificar con solvencia las dos versiones citadas: Que la culpa fue del mar embravecido o que bastó el embravecimiento de los atacados para darle la vuelta a la tortilla . Había pues que estudiar mejor el asunto. Hoy día hay buenos equipos de submarinismo y se bajó a buscar buques hundidos de ambos bandos.

            La sorpresa fue mayúscula con los restos de los navíos españoles. En ellos se veía en  muchos casos, que la munición estaba sin apenas utilizar en barcos que habían entrado en combate. Teniendo en cuenta que una de las explicaciones que también se daba para justificar la derrota era que los barcos españoles se habían quedado sin proyectiles el asombro fue mayúsculo.

            La tesis, tras el pertinente estudio, fue ésta: La armada española, en vez de llevar cañones de un solo calibre, como la inglesa, los llevaba de varios. Esto suponía que cada barco disponía de distintos tipos de cañones y por tanto de distintos tamaños de  balas. Pero lo que llamamos balas eran piedras redondas, es decir algo difícil de manejar. Entonces, entrados en combate, cuando se acaban los proyectiles de tal o cual cañón, a la hora de buscar más había que preocuparse de que fueran del tamaño del arma usada. Consecuencia, eso enseguida llevaba al caos. Imagínense ustedes en plena batalla buscando el predusco que le iba al cañón asignado.

            Añadan a esto qué, se sospecha que ya al embarcar las municiones (piedras esféricas de distintos tamaños) empezó el lío de cómo distribuirlas en la naves dada la gran cantidad de balas distintas  y de barcos. Moraleja: Que cuando el monarca hablaba de que no envió a sus tropas a luchar contra “los elementos” no sabía hasta qué punto acertaba, pues una vez más estamos ante una chapuza  llevada a cabo por  “menudos elementos”.

            Cuando vi este reportaje inmediatamente pensé en esta bendita Zamora. Creo que aquí los males tienen dos caras. Por un lado la del sistema económico en el que estamos , que como su única ley es apoyar al capital para que se reproduzca lo más deprisa posible no cuenta con esta tierra para nada por no serle fértil. Y por otro “los elementos” que nos vienen gobernando desde tiempo ha. 

             Tal vez sean muy competentes, inteligentes y honrados, pero no ejercen. El caso es que aquí la descoordinación y la chapuza son el pan nuestro de cada día. Urge un Centro de Interpretación de la Inoperancia junto a la Sede de un partido que yo me se. Aquí las balas, como las de la Armada Invencible son todas de distinto calibre, salvo en cuestiones de sueldo, que ahí sí, el calibre se iguala ¡por arriba!

            Como el citado partido siempre gana, bien podemos identificarlo como la Armada Invencible, semejanza que se multiplica dada su descoordinación, que parece intencionada de puro esperpéntica.

 Algunos creen que todo empezará a ir bien cuando se cierre el Ciclo del Porcino. Sinceramente, aquí el ciclo que se tiene que cerrar es de la Armada Invencible de Zamora.

FRANCISCO MOLINA. Año 2004. En La Opinión de Zamora

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