LA ARMADA
INVENCIBLE ZAMORANA
Como la Historia siempre la cuentan los poderosos aquí
en España nos creíamos que la Armada Invencible cayó victima de los fenómenos
metereológicos adversos. De ahí la célebre frase del monarca del turno
diciéndonos eso de “No mandé a mis tropas a luchar contra los elementos”.Por la
misma razón, pero al revés, el Poder inglés aseguraba que vencieron gracias a
que eran más valientes y gente mejor preparada.
Ahora
se ha sabido que si bien es cierto que hubo fuertes tempestades, y que los
hijos de la Gran Bretaña se habían defendido con astucia marinera y pericia,
también influyó en la derrota otro factor.
Parece
ser que la superioridad numérica de nuestros barcos y soldados, así como su
pericia naval, no permitían justificar con solvencia las dos versiones citadas:
Que la culpa fue del mar embravecido o que bastó el embravecimiento de los
atacados para darle la vuelta a la tortilla . Había pues que estudiar mejor el
asunto. Hoy día hay buenos equipos de submarinismo y se bajó a buscar buques
hundidos de ambos bandos.
La
sorpresa fue mayúscula con los restos de los navíos españoles. En ellos se veía
en muchos casos, que la munición estaba
sin apenas utilizar en barcos que habían entrado en combate. Teniendo en cuenta
que una de las explicaciones que también se daba para justificar la derrota era
que los barcos españoles se habían quedado sin proyectiles el asombro fue
mayúsculo.
La
tesis, tras el pertinente estudio, fue ésta: La armada española, en vez de
llevar cañones de un solo calibre, como la inglesa, los llevaba de varios. Esto
suponía que cada barco disponía de distintos tipos de cañones y por tanto de
distintos tamaños de balas. Pero lo que
llamamos balas eran piedras redondas, es decir algo difícil de manejar.
Entonces, entrados en combate, cuando se acaban los proyectiles de tal o cual
cañón, a la hora de buscar más había que preocuparse de que fueran del tamaño
del arma usada. Consecuencia, eso enseguida llevaba al caos. Imagínense ustedes
en plena batalla buscando el predusco que le iba al cañón asignado.
Añadan
a esto qué, se sospecha que ya al embarcar las municiones (piedras esféricas de
distintos tamaños) empezó el lío de cómo distribuirlas en la naves dada la gran
cantidad de balas distintas y de barcos.
Moraleja: Que cuando el monarca hablaba de que no envió a sus tropas a luchar
contra “los elementos” no sabía hasta qué punto acertaba, pues una vez más
estamos ante una chapuza llevada a cabo
por “menudos elementos”.
Cuando
vi este reportaje inmediatamente pensé en esta bendita Zamora. Creo que aquí
los males tienen dos caras. Por un lado la del sistema económico en el que
estamos , que como su única ley es apoyar al capital para que se reproduzca lo
más deprisa posible no cuenta con esta tierra para nada por no serle fértil. Y
por otro “los elementos” que nos vienen gobernando desde tiempo ha.
Tal vez sean muy competentes, inteligentes y
honrados, pero no ejercen. El caso es que aquí la descoordinación y la chapuza
son el pan nuestro de cada día. Urge un Centro de Interpretación de la
Inoperancia junto a la Sede de un partido que yo me se. Aquí las balas, como
las de la Armada Invencible son todas de distinto calibre, salvo en cuestiones
de sueldo, que ahí sí, el calibre se iguala ¡por arriba!
Como
el citado partido siempre gana, bien podemos identificarlo como la Armada
Invencible, semejanza que se multiplica dada su descoordinación, que parece
intencionada de puro esperpéntica.
Algunos creen que todo empezará a ir bien
cuando se cierre el Ciclo del Porcino. Sinceramente, aquí el ciclo que se tiene
que cerrar es de la Armada Invencible de Zamora.
FRANCISCO MOLINA. Año 2004. En La Opinión de Zamora
FRANCISCO MOLINA. Año 2004. En La Opinión de Zamora
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