Posiblemente esta es
la expresión que mayor difusión ha tenido en las últimas décadas (aquellas en
que al vivir por encima de sus posibilidades las clases trabajadoras -por lo
visto deberían vivir peor- han tenido acceso a los llamados bienes de
consumo.).
Piso, amueblamiento
del mismo y coche familiar.
Ante este cúmulo de
compras, y contando sólo con el dinero justo, las dudas sobre, por ejemplo, qué
lavadora adquirir entre las tres ofertas (la cara, la mediana y la barata) los
expertos en marketing o en ventas, inventaron la expresión : “desde luego esta
(lavadora) en su relación calidad/precio es la mejor”.
Pues bien, hoy les
invitamos a profundizar en esta frase, que por lo demás todo el mundo parece
tener clara.
El término
“relación”, matemáticamente, equivale a “razón”, o división, o proporción,
entre las dos cantidades que se relacionan.
Por eso hemos estado
escribiendo la expresión así: calidad/precio, es decir, la calidad dividida por
el precio.
Por tanto hablar de
la relación calidad/precio es hablar de un número. El que resulta de dividir el
número que expresa la calidad por el precio.
Ocurre que en
Matemáticas estas divisiones son muy simpáticas. Y son muy simpáticas y
divertidas porque dependen del numero de arriba (o numerador) y del de abajo (o
denominador).
Pasemos a ver esto
que se dice, actuando directamente sobre la relación calidad/precio.
Imaginemos que el
producto que dudamos comprar tiene tres versiones:
Una de gran calidad, otra de
mediana calidad y otra de mala calidad.
Consideremos ahora
que el precio de los tres productos es el mismo (cosa que no ocurre nunca).
En ese caso, con el
mismo denominador (mismo precio), la relación calidad/precio mejor es la del
mejor producto, obviamente. Es decir, el de mejor calidad sería también el
mejor para comprar según el criterio de la relación calidad/precio.
Pero claro eso jamás
ocurre así. Nunca pasa que un producto de calidad 10, otro de calidad 6 y otro
de calidad 2, se vendan al mismo precio (por ejemplo a 3 €); porque 10/3
siempre es mayor (y por tanto mejor) que 6/3 y que 2/3.
El problema está en
que el producto de calidad 10 suele costar más que el de calidad 6, y éste más
que el de calidad 2.
Por razones
empresariales y de ventas, es de suponer que el comerciante ponga a cada
producto un precio adecuado a su calidad, pues de lo contrario entre los tres
tipos de productos habría alguno que no vendería (dado que la gente no es
tonta)..
Siendo así la cosa
lo lógico es que al producto de calidad 10 se le ponga de precio 5 monedas, al
de calidad 6 se le pongan 3 monedas y al de calidad 2 un precio de 1 moneda.
Pues bien, vamos a
ver cuál de los tres productos reúne la mejor relación calidad/precio para
comprarlo.
Dividamos por tanto
calidades por precios, encontrándonos con que la división del mejor producto da
10/5=2. La del mediano da 6/3 =2 y la
del malo 2/1= 2.
Pero ¿Oh!. Qué ha
pasado? Resulta que la relación calidad/precio de los tres productos es la
misma (cosa lógica por otra parte, dado que de lo contario el stock del
producto de mejor relación calidad/precio se agotaría, y los otros dos no se venderían).
Resumiendo y sacando
una moraleja u enseñanza de lo dicho: Cuando te dicen que tal artículo tiene
una buena relación calidad/precio, lo que te están diciendo es una mentira
piadosa (como tantas que nos cuentan en la vida y que nos la hacen más soportable)
Lo que nos dice el
vendedor de que “desde luego la relación calidad/precio (de lo que queremos comprar)
está muy bien” es una mentira piadosa para que compres la que puedas pagar sin que
te sientas mal.
Yo quería un VOLVO
pero me compré un Seat Ibiza porque la relación calidad/precio era mejor. Je
Jé.
Paco
Molina. Zamora. 28 de Julio del 2017
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