martes, 18 de julio de 2017

UNA PORRA LLAMADA IDEARIO.


UNA  PORRA  LLAMADA  IDEARIO.

Cierto sector de la enseñanza privada recibió como un maná la posibilidad de imponer el “ideario de centro” en su empresa, así como la garantía, por parte de todo los españoles (organizados en una estructura llamada Estado) de que sus negocios nunca tendrían pérdidas, siempre ganancias, que para eso estamos los 38 millones (actualmente 46) de españoles.

A raíz de lo dicho quisiera comentar aquí la principal ventaja que para tales empresas (toda inversión privada con trabajadores y ánimo de lucro es una unidad empresarial) supone la posibilidad de tener, aunque sólo sea en la despensa, un ideario.

De hecho el “ideario” es poco usado “contra” los alumnos, y menos a medida que aumenta la edad de estos.

Y digo “contra” porque tiene que ser un tormento, para la mente limpia y preclara de un niño, que le digan:

1º.- “No usarás el nombre de Dios en vano”, y acto seguido vea correr a esa gente detrás del dinero enarbolando el estandarte del humanismo-cristiano, cuando no simplemente el de cristiano o católico, etc.  

2º.- “No matarás”, y acto seguido vea aparecer excepciones: salvo a los que hayan hecho esto, o lo otro, o lo de más allá.

3º.- Rezar “Perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos…” a NADIE.

4º.- “Amarás al prójimo…”, salvo que sea socialista, o comunista o no piense como nosotros.

Etc. Etc. Etc. podríamos seguir y seguir.

Pero lo cierto es que, posiblemente, los que menos sufran el ideario sean los alumnos.

La misión del ideario es otra, o ha acabado por ser otra.

El Centro Educativo Privado es una empresa, y como tal obtiene su beneficio de los trabajadores que en ella laboran.

En un negocio de este tipo, el principal y más numeroso “obrero” es el profesor.

Y naturalmente, a lo largo de la vida de una empresa puede haber algún “roce” por motivos económico-laborales, o socio-laborales, o sanitario-laborales, entre el currante y el patrón.

Correspondiendo al patrón, como siempre, ver “lo que está dispuesto a aguantar”.

En cuyo caso, de estar harto de alguno de sus empleados, le basta, de ser un centro con ideario, decir que fulanito va contra el ideario, o no lo respeta , o no da la imagen, o perturba el ideario, etc., y lo puede poner de patitas en la calle.

¿Qué ocurre entonces ante este clima? Que el trabajador de esos centros, que ya conoce esta teoría (la intuye), ni pía, con lo que es un trabajador modelo para su jefe, y pobre de él si no lo es pues le arrearán un IDEARIZO.


Paco Molina. Años 80 del S. XX.

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