Recién expulsados
del Paraíso, Adán y Eva tuvieron que ganarse el pan con el sudor de su frente.
Y como en aquella
época no había mucha competencia, resultó que no sólo ganaron el pan, sino que
su sudor les sirvió también para ganarse unas tierras.
Luego, al morir “nuestros
primeros padres”, y como no había ningún notario, ni abogado, ni asesor fiscal
que les aconsejara, decidieron dejar a su hijo mayor, CAÍN, todas sus
posesiones, y a su hijo menor ABEL, todas sus bendiciones.
Hasta ahí todo bien.
Pasado el tiempo,
Abel al darse cuenta que aunque era más bueno que el pan no tenía ni para pan,
decidió ofrecer su trabajo a Caín, que no daba abasto de vivir tan bien.
-“¿Cuánto quieres cobrar,
hermano Abel?”-dijo Caín.
-“Sólo lo necesario
para poder comprar la comida, pagar la casa y conseguir la leña para el fuego”-contestó
el sensato Abel.
Caín calculó que
para todo eso, su hermano se bastaría con 1.000 “serpientes” (la serpiente era
la moneda de la época por razones obvias).
Y así, plácidamente comenzó
el primer año de la Humanidad, el año UNO.
Más, hete aquí que de
repente, un día Abel se dio cuenta que su hermano le había subido el alquiler de
la casa, otrosi el precio de las espinacas, y no había pasado un año y le subió
hasta la leña con que hacia fuego y se calentaba.
Como consecuencia de
ello los 1.000 serpientes no le sirvieron para obtener lo imprescindible para
vivir, y por eso, al empezar el año 2 de la Era de la Humanidad, Abel le dijo a
Caín:
-“Hermano, ¡quiero
poder mantener mi poder adquisitivo! Te pedí 1.000 serpientes pero los precios
subieron un 7 % durante el año, así que para el año que viene (el año 2) debes
de darme 1.000 serpientes + el 7 % que subió el IPC (índice de precios al
consumo)”.
-“Estas loco”, respondió
Caín, “el precio de las cosas subió por tu culpa, pues las compraste tú. Por
tanto tú eres el culpable, pero para que veas que soy generoso, como creo que
en el año 2 la vida va a subir un 3 %, yo te voy a subir un 4 %, y así ganas un
punto”.
Abel protestó: -“¿Y
lo que perdí el año pasado?”, exclamó.
Pero se aguantó.
En el año 2 resultó
que la vida subió un 6%, y como a Abel le habían subido un 4 % perdió aún más
poder adquisitivo (el 2%).
Así, año tras año,
Abel reclamaba que le subieran el sueldo conforme a lo que REALMENTE había
subido la vida el año anterior.
Pero Caín insistía
en aumentar el salario, año tras año, sobre lo que se PREVEÍA subiría el IPC para
el siguiente.
Como Caín, por
malicia o no (¿ustedes que creen?) nunca acertaba, todos los años en Otoño,
gresca.
Abel que se ponía pesado:
-“Súbeme respecto al año anterior”. Contestando Caín: “No; y no, te lo subo
respecto al siguiente”.
Y así, cisco tras
cisco.
Hasta que Caín,
harto, que no en vano arriesgaba su dinero, cogió una quijada de burro y le
arreó un soplamocos a Abel.
Y decimos nosotros
(o sea todos)….por qué no se suben los salarios en relación a lo que subió la
vida, VALOR QUE SE CONOCE, y no conforme a lo que pueda ocurrir el año que viene,
que como aún viene, aún no se conoce????.
Paco
Molina. Zamora. En torno a 1990 o antes
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