LAS
CIVILIZACIONES GEMELAS
“Ni Osama Bin Laden,
ni os ama George Bush".
Ni hay dos
civilizaciones, ni tres, ni cuatro.
Ocurre que tras la catástrofe
de las Torres Gemelas se nos ha dicho que va a haber un antes y un después.
Pero lo cierto es
que en "el después” nos siguen contando las mismas milongas que en
"el antes".
Tomemos como ejemplo
lo que nos indican de que debemos estar dispuestos a morir por nuestra
civilización, la Occidental, porque la otra, la Oriental, es distinta y nos
quiere liquidar.
Bueno pues vamos a
ver que el problema está, no en que sean civilizaciones diferentes, sino,
precisamente en que son la misma o mejor, si se prefiere, gemelas, y que disputan
ambas el mismo botín.
Repasemos sus
valores y estructuras.
La pieza básica de
la sociedad allí y aquí es la familia, y en concreto, la "familia
cerrada", en base a los intereses económicos de sus miembros y de la
fidelidad de su núcleo central, la pareja.
Caldo de cultivo del
machismo y célula básica de él, en las dos civilizaciones, es también la
familia.
Machismo más
evidente allí, por cuanto un macho puede tener todos las hembras que pueda
mantener, (hasta cuatro), pero machismo también detectable aquí, con la
violencia doméstica por un lado, y la posibilidad de “querida” para el señor si
la podía mantener, amén de un futuro glorioso si se deja salir a la mujer a “realizarse”
en un trabajo y ganar un sueldo, pues entonces puedes mantener a infinitas.
En las dos
civilizaciones resulta evidente la ayuda mutua que se dan el poder económico-
político por un lado, y el religioso por otro, de forma que
tanto-monta-monta-tanto, uno como otro.
Basta ver como allí
o aquí, mulás o curas, son liberados que no realizan ningún trabajo productivo
salvo el de consolidar el sistema.
Las dos
civilizaciones se pueden presentar ante nuestros ojos en forma de monarquías, o
democracias o repúblicas o dictaduras.
Eso no es problema
para ellas. Las religiones que apoyan y en quienes se apoyan, ambas
civilizaciones, son machistas y represivas en lo sexual, sobre todo contra las
mujeres.
Allí a las adulteras
las apedrean o lapidan, aquí su pareja o la mata o la anula.
En ambas
civilizaciones existen clases sociales, y tanto si hay paz como si hay guerra,
sólo sufren los que viven sólo de su trabajo.
Si hay paz, porque
tienen que ganar cada vez menos para competir en el mercado, y si hay guerra,
porque hay que morir por la civilización de turno.
Tanto la Oriental
como la Occidental exacerban el localismo en periodos de paz (divide y vencerás)
pero en tiempos de guerra te mandan morir por la bandera que ellos (el Poder)
quiere que mueras.
Y por ultimo y no
aburrir, la educación, tanto en la de los buenos (nosotros, como no) y, la de
los malos (ellos, claro que si) consiste en las dos culturas en acabar con los
dos instintos básicos de cada persona, el instinto de supervivencia o conservación
y el instinto de placer sexual.
Anulados estos, ya
todos somos kamikazes en potencia, y unos se matan o dejan matar tras privarse
de los placeres más terrenales de este mundo porque les dicen que en el otro
van a tener las 60 vírgenes que aquí les prohibieron, y los otros buscan la
gloria que luego les de el dinero que luego les permita saltarse las normas de
los mortales y tener lo que está prohibido.
Aunque queda un
detalle que ahonda en la igualdad de las dos civilizaciones.
También en las dos,
los que deciden la guerra son los ricos, mientras se quedan en la retaguardia
tan ricamente, claro.
Y otro detalle más,
en ambas culturas suelen gobernar los mas "mulás":
¿Qué me dicen de Bin
Laden?. ¿Y qué me dicen de nuestro jefe, el de USA que en un territorio más
grande que España, tira 37.000 bocadillos, tras millones de kilos de bombas y
lo dice orgulloso, o le pide a cada niño norteamericano que de un dólar para
los niños de Afganistán sin rubor.
Y por si hay dudas. ¿Acaso en las dos
civilizaciones no somos todos inocentes, pues hasta los malos lo son porque se
creen sus mentiras'?
La única diferencia
es que aquí tenemos más dinero y estamos cambiando del Dios de toda la vida, a ese dios que nos da la
vida. Es el progreso.
FRANCISCO
MOLINA. La Opinión de Zamora. 19 de Octubre del 2001
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