LA PLAZA DEL FRESCO.
CARPANTA
La primera vez que se puso la
“primera piedra” lo hizo un Alto Cargo. Le habían buscado un lugar y en el
colocó una piedra, ladrillo o similar. .
Posteriormente se optó por poner
un “cajón-sorpresa” por si lo descubría una presunta civilización posterior. Se
trata de que si dentro de mil años alguien escarba, no le ocurra como a
nosotros, que Dª Urraca no dejó ni una pista de si Bellido Dolfos era leal o letal.
Comenzada esta nueva etapa, la
del cajón-sorpresa lleno de pistas sobre nuestra civilización (una figurita de
un cofrade, un pincho de los Lobos, un disco de la Banda de Música de Zamora y
el Logo de la Oficina de Turismo de la ciudad, por poner un ejemplo, amén de un
ejemplar de LA VOZ DE ZAMORA) todo se complicó.
Y como esto de poner una piedra
de “cartón- piedra” con mensaje dentro tenía su importancia cultural, se
incorporó “un vino español” al evento para celebrarlo. Claro que un vino a
media mañana, sin más, puede ser causa de alcoholismo si se abusa, y como cada
vez hay más primeras piedras, decidiose acompañarlo de unas viandas para que no
cayera en saco roto ni en estómago vacío. Es decir la primera piedra se
pone a la hora del bocadillo de los que
ponen las demás.
Habiendo crecido la inversión del
acto, no podía el tesoro público arriesgarse a que la inclemencia del tiempo
arruinara el momento histórico y en consecuencia hubo que recurrir a la carpa, invento este que debemos a los
moros que tanto tiempo estuvieron por aquí (ocho siglos).
Y hete aquí que el azar ha querido que en una sola palabra se junten
el comer a destajo con el envoltorio: Carpanta.
Cuando pongan la última piedra
del puente aguas abajo Zamora será otra.
Publicado en La Voz de Zamora el año 2010
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