DIOS
TE ESTÁ VIENDO NO LE ABURRAS
¿Hay algo más cómico
que la seriedad?
Algunos científicos
dicen que lo que da carácter al ser humano respecto a las demás especies
animales es su capacidad para reírse de si mismo (hienas aparte).
Según eso “Zamora
Viriatuda” sería un libro muy humano. Y a partir de ahí se podría seguir con un
prólogo serio.
Pero ¿para qué sirve
la seriedad? ¿Para hacerse respetar? ¿Y por qué buscamos hacernos respetar?
Pues porque nos han dicho
desde que éramos niños (y niñas) de teta, cosas tan serias, que ahora, cuando
nos vemos por dentro, nos parecemos poca cosa.
No nos encontramos a
la altura de las circunstancias y por eso siempre vamos con el taburete del
respeto y la seriedad bajo el brazo, para así subirnos en él en cuanto lo exija
el guión y sentirnos “crecidos”.
Nos tenemos que
animar continuamente (como estúpidos fans de nosotros mismos) con chupinadas
como creer que nuestro mundo es el mejor, nuestra patria también, la familia
(propia) insuperable, y….no se dice pero cae por su propio peso, tras el mejor
continente, el mejor país, el mejor pueblo, y la mejor familia, no cabe duda, el
mejor soy…YO, nos creemos.
Indudablemente la
seriedad es necesaria.
Si un general
gritara “Al ataque mis valientes”, partiéndose de risa, lógicamente no le seguiría
nadie, y no podría haber guerras. Lamentable.
Si un profesor no
pusiera cara de metafísica reinaría el desorden en el aula y todavía no se habría
descubierto la vacuna antirrábica (gracias a la cual los humanos no tenemos
rabo trasero).
No decimos que no
deba existir la seriedad (además, qué caray, existe y se acabó), decimos que no
hay que tomársela en serio.
La vida es un drama,
y del protagonista depende (con reservas) el qué se convierta, después de la representación,
en una comedia o una tragedia.
Espero haberte convencido.
Te lo digo en serio (¿comprendes?)
Pacomolina.
Ensayo para un prólogo. Zamora. Año 1989
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