LA PLAZA DEL FRESCO
OJO CON LOS MODERNOS
Zamora tenía un puente de piedra
con sendas torres en sus entradas ( o sea, con dos, una en cada lado).
Era un puente muy especial y
atractivo, gracias precisamente a esas dos piezas, también de piedra como el
puente.
Pero llegó el progreso, los
carros, y los carros grandes, y los carricoches, y entonces los modernos
gritaron ¡viva el progreso! y tiraron las dos torres para que pasaran mejor los
coches.
¿No hubiera sido mejor para
Zamora que se hubiera hecho otro puente?
Zamora tenía dos puertas de
entrada a la muralla en Santa Clara (donde la Farola) y en San Torcuato (donde
la Plaza de Alemania).
Encima entre ambas puertas, de piedra señorial, se
conservaba casi completo el lienzo de muralla que las unía.
Pero llegó el progreso y la
modernez y con la disculpa de que así se ventilaba mejor la ciudad (como lo
oyen), de nuevo los modernos gritaron ¡viva el progreso! y zas, se cargaron
todo de un plumazo para que pasaran mejor los coches.
¿No hubiera sido mejor cuidar todo
como en Ávila?
Teníamos un buen Castillo, y de
él se hizo un cuartel, una cárcel y un centro de estudios; ahora sabemos que
también los modernos nos llevaron por el mal camino.
Y en la actualidad, los modernos
atacan de nuevo y nos dicen lo que es moderno: cargarse la simbólica, especial
y más llena de vida calle de Zamora, Las Tres Cruces, llamando caos a la viveza
de su comercio y el transito de su calzada jamás atascada.
La modernez ahora consiste en
meter coches debajo quitando la vida de arriba, como si no hubiera sitios
mejores, ni modernos peores.
Publicado en La Voz de Zamora el año 2009
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