LA PLAZA DEL FRESCO
NO SE SALTÓ EN UNA HORA
Cuando los ciudadanos de Zamora y
los visitantes vean el “nuevo” Castillo de Doña Urraca comprenderán por qué
dice el dicho que “Zamora no se ganó en una hora”.
Ya saben ustedes que la fortaleza
ha cambiado por completo cuando al ir a hacer el Museo de Baltasar Lobo
empezaron a aparecer signos de que lo que se conocía no era la primera versión
del lugar.
Ahora cuando en unas semanas
vayan ustedes a verlo se encontrarán con un foso que no se lo salta un torero,
ni un moro, ni un napoleón, ni un imperialista anticomunero, ni tantos, ni
tantos otros que tuvieron a mal pretender asaltar la ciudad.
Que aunque la ciudad no fuera
sólo el castillo también es cierto que si no se tomaba el Castillo no había
nada que hacer.
Pero es que si el foso es
descomunal (no habría cocodrilos en el Amazonas y menos en el Duero como para
llenarlo) la liza (palabra de moda en Zamora) que es el espacio que hay entre
la primera pared de la fortaleza y el castillo propiamente dicho (la casa-casa)
queda encajonada entre dos gigantescas paredes de piedra donde si tenias la
mala suerte de saltar el primer muro te podías quedar allí achicharrado por el
aceite hirviendo que con mimo seguro que te tiraban los zamoranos de pura cepa.
No es pues de extrañar que si aún
tenía ese aspecto el castillo de Doña Urraca, cuando su hermano Sancho la sitió
para quitarle parte de la herencia (algo aún tan frecuente en las mejores
familias) las pasara canutas para vencer. Tanto que perdió.
La liza por llamarse liza puso de
moda expresiones como estar en liza, que significan “a punto de combate” o en
batalla abierta ya.
Vayan a verlo y se asombrarán, y
eso que aún falta lo mejor por hacer.
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