Se
nos va también:
María Isabel González Roncero- alias Maribel-
Maribel
también pertenece a esa estirpe de las profesoras, de las compañeras, de muchos kilates. Oro puro
Maribel
se casó con un constructor y por eso está tan bien hecha.
Su
marido, siendo aún y simplemente un “pretendiente” más, la vio y se dijo “Esta
niña tiene que tener una planta en alzada de cuidado “ y zas.
Casada
Maribel con un ¡constructor de Zamora!
hubiera sido ella la “garganta profunda” ideal del centro para desvelar
escándalos de corrupción.
Pero
Maribel siempre ha sido la lealtad
personificada en todos los aspectos.
Ni
siquiera hoy, día de las Hogueras de San Juan, caerá en la hoguera de las
vanidades.
Buena compañera, afable y sencilla, tanto que “se iba a tomar las uvas a Jerusalén” y el
retorno a las clases, en el duro Enero, no lo convertía en “el Muro de las
Lamentaciones”
Profesora
de lengua, si conoció la viperina
nunca la usó, aunque a veces nos pusiera al día de algún asunto ciudadano de los que no había que perderse.
Maribel
ha sido de las gentes con mayor vocación educativa del centro.
Hasta
que los alumnos- nos referimos a los chicos- le hicieron ver con espanto que
los hombres somos más brutos que las chicas con diferencia, y cuando decimos
brutos lo decimos en todos los sentidos, incluida la pérdida del sentido.
Y
esto a Maribel la angustiaba porque su casa era un harén al revés, donde ella
era la sultana y todos los demás “recios varones”.
Hoy
Maribel es feliz porque se va a jubilar y porque por fin su árbol genealógico
tiene brotes verdes en forma de dos nietas tan
bonitas, confortables y de buen corazón como ella.
Como
dijo el poeta, y tú lo sabes Maribel que
eres de Literatura:
“Danos tu amistad Maribel que todos
tenemos derecho a lo mejor”
Se
feliz chavala.
Brindemos
por Maribel.
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