RAJOY TIENE CARA
DE BUENO
Aunque el actual Presidente del
Gobierno de España como todo gobernante que se precie, tiene que poner “la cara
del que sabe”, cara siempre antipática por lo que tiene de chulesca, lo cierto
es que tiene también cara de bueniño.
Ese tipo de caras permiten mentir
con más éxito si fuera preciso. No estamos diciendo que mienta, Madre del
Verbo, ni se nos ocurriría tamaña
suposición de quien representa a todo un gran país como España. (España que
tiene emigrantes forzosos en tantas partes del mundo que donde hay españoles
nunca se pone el Sol).
Además si el Sr. Rajoy mintiera
está en su derecho, y no un derecho cualquiera, sino un derecho fundamental
pues nuestra gloriosa Carta Magna (La Constitución Española) reconoce la facultad de todo español a no declarar contra sí
mismo.
Por tanto lo correcto, y más si
se es un gran patriota, es creerle (a parte que si miente nunca lo sabremos).
Puestos pues creerle: demos
aceptar, según el Presidente de todos los españoles, que el ex tesorero del PP,
SR. Bárcenas es un presunto delincuente
que le engaño. Es decir Rajoy confió en él, y el malo de la película, le
engañó.
Eso es más o menos lo que afirma
el Pte. del Gobierno. Lo mismo que confirma, porque no los niega, los SMS (mensajes
de móvil) que se cruzó con quien le traicionó en su buena fe.
Y aquí es donde se embrolla todo
para Don Mariano. Veamos; supongamos como dicen los otros cargos del PP, que
Bárcenas es un delincuente (suelen decir estos, “¿pero usted a quien da más
crédito al que eligieron la mayoría de los españoles para dirigirles o a un
señor que está en la cárcel porque le han pescado como decenas de millones en
cuentas ocultas?”)
Aceptado como hipótesis de
trabajo que Bárcenas es un delincuente (que incluso traicionó al Presidente de
todos nosotros), nos encontramos con que sólo se pueden dar estos tres
supuestos, supuestos que todos obligan moralmente a dimitir al Sr. Rajoy.
Véase:
Presunción nº 1.- Supongamos
que el Sr. Bárcenas era un delincuente por cuenta propia.
En ese
caso, obtuviera de dónde obtuviera el dinero que ahora se le ha encontrado en
el extranjero, es un delincuente al que en modo alguno puede el Presidente del
Gobierno de España, con mensajitos, insuflar ánimo, ni pedir paciencia, dando
la sensación de que trabajaba para ayudarle a eludir la acción de la justicia.
Presunción nº 2.- Supongamos que el Sr. Bárcenas era un delincuente a
cuenta del PP, que le ha hurtado al PP cerca de 50 millones de euros.
En
este supuesto, no sólo el Sr. Rajoy no debería dar a un presunto delincuente
aliento, sino que encima, como el estafado habría sido su propio partido, razón
de más para haber cortado todo conato de amistad con el Sr. Bárcenas, mientras
él fuera el máximo responsable del Gobierno de España.
Presunción nº3.- El Sr.
Bárcenas era un “trabajador en asuntos delicados” a cuenta del PP, y el dinero
que se le ha cogido en el extranjero es del PP o para el PP.
En
este caso, el Sr. Bárcenas tendría toda la razón del mundo al pedir ayuda a su
patrón, ya que ¿por qué él iba a cargar con las culpas de todo el partido o
parte de él, en solitario?; y por eso mismo el Sr. Rajoy debería dimitir por
abanderar y abandonar a su suerte a un miembro de la trama oscura de su
partido, siendo él a su vez cómplice o jefe, del hecho delictivo presunto.
Dice el
Presidente de España que se equivocó con su tesorero, ¿y si se está equivocando
también con la política económica que aplica, qué cual Caballo de Atila no deja
crecer la yerba de los servicios públicos por los que pasa? Pero esta es otra
historia. ¿O la misma?
Zamora 4
de Agosto del
2013
PACO MOLINA
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