EL
PORQUERO Y SUS PORQUERÍAS
Dice El refrán que “ la verdad es la verdad
la diga Agamenón o su porquero”.
Agamenón
fue un rey de esos de postín, de cuando eran una mezcla de monarcas,
emperadores y semidioses al tiempo que héroes y mitos de su época. El porquero,
claro está, es quien cuida los cerdos.
Indica,
el dicho popular, que cuando se trata de
la verdad, ésta no se garantiza porque la diga el poderoso, sino que si en
efecto de se trata de ella, tan verdadera lo será si en vez del rey la dice su
mas humilde servidor. Es decir la verdad no está en exclusiva en poder de los
poderosos y no son ellos los únicos que la pueden pregonar.
Al
contrario, habitualmente los “que mandan” no dicen la verdad, o lo que es mucho
peor, la ocultan deliberadamente. El mero hecho de que se haya acuñado la frase
de “que hay que buscar la verdad” es prueba irrefutable de que todo es mentira.
Entre otras cosas, porque la supuesta “oculta verdad” es asequible a cualquier
porquero que se ponga a mirar alrededor. Pero claro es una verdad tan sencilla
que hay que esconderla entre mil mentiras para que no se vea.
Comento
todo esto a raíz del hecho de que acaba un año y por tanto se puede hacer un
repaso de las cosas. Entre ellas, mis escritos en este amable periódico. En ellos
he tratado que hubiera de todo. Y dentro de esa línea he procurado que supieran
todo lo que yo he averiguado sobre esto, lo otro o lo de más allá.
Es un placer compartir cosas que se saben.
Unas sobre “la verdad” y otras de opinión. Y en ese sentido creo que quienes se
detengan a leer mis escritos tienen una gran suerte porque los escribe un
porquero, y no un rey poderoso, no un “agamenón”.
Entiéndaseme bien. Cuando digo que es mejor
que lo dicho lo escriba yo en vez de un
pez gordo del saber, quiero indicar que al ser menda un mero porquero, el
lector de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA
es libre para asimilar o no lo que le cuento. Cuestión no baladí, pues si yo
fuera “un agamenón” no le quedaría otro remedio que tener que “tragar”,
intelectualmente, mis afirmaciones, pues si dudara le atormentaría la
conciencia con un: ”tiene que ser verdad
lo dice ya que es un experto, un sabio, un poderoso”.
No digo nada la suerte que
tienen ustedes cuando resulta que quien les comenta asuntos no es un dios y sí
un porquero. Esa es un pura fortuna, pues eso le permite ser libres para aceptar o no lo propuesto.
Cuestión que no se daría si quien hablara fuera Dios, ya que no les quedaría
otro remedio que decir “amén”.
Este
es uno de los dogmas del pensamiento único. “Aceptarás sólo como cierto lo que
te digan los sabios”. Es decir se le ha prohibido al pueblo pensar, las gentes
sólo pueden creer lo que les dicen los “agamenones”. Que ya procura el Poder
que sólo tengan el título de “agamenones” los que él diga, y que ellos a su vez
digan sólo lo que quieren quienes reparten títulos de “agamenones”, los
poderosos, ya que si se salen del guión no tendrían título tan rentable.
Les
hablo como vulgar porquero, por eso me esmero en contar la verdad o en reírme
de la mentira. No llegaría de lo contrario ni a la vuelta de la esquina.
Por
eso si digo que el Papa dijo que no hay infierno con llamas es porque lo dijo (y así me lo han corroborado cristianos practicantes).
Si comenté hace meses que
el puente nuevo podría ir “aguas arriba de aguas abajo” porque estaban
comprando por ahí propiedades allegados al Alcalde, era porque se sabía.
Y si
les anuncio que el disparate de las casas junto a San Isidoro- conocido el
asunto como la nueva traición de la Puerta de la Traición-se va a agrandar
porque Patrimonio exige que entre ellas y la muralla en vez de un callejón sin
salida se haga todo un foso para cocodrilos, pongo el dedo del porquero en la
llaga. Y seguiré si me dejan.
FRANCISCO MOLINA
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