AMOR
E INCERTIDUMBRE
Ahora que se acerca
el Día de los Enamorados es bueno que pensemos sobre el asunto.
Recuerdo vagamente,
de cuando estudié la carrera de Físicas, lo que se llamaba el Principio de
Incertidumbre.
No se asusten que se
lo explicamos fácilmente.
Este principio dice
algo que si usted quiere conocer la velocidad que lleva una partícula o saber dónde
está situada, al "meter las narices" para hacer la investigación
indudablemente va a averiguar algo, pero no lo que quería averiguar, o al menos,
no con exactitud, porque al "medir" la velocidad que llevaba la partícula,
usted va a modificar esa velocidad por culpa de la medida que está haciendo,
con lo que "su gozo en un pozo".
Algo similar ocurrirá
si busca saber donde está exactamente tal partícula o cuerpo.
Vamos que esto es como
cazar mariposas a mano para ver lo bonitas que son de cerca, que, o se te
escapan o las agarras y te cargas todo el colorido de sus alas e incluso estas.
Bueno, pues esto del
amor es algo similar. Repasemos. Nadie dudará que esto tan bonito de la familia
empezó siendo algo chusco en lo que la novia era vendida por su padre al mejor
postor con "pago de la mercancía y todo".
Luego, surgiera o no
eso que llamamos amor, lo cierto es que el comprador, el varón, estaba siempre
con la mosca detrás de la oreja sobre si le querían o no ¡a el solo!.
Y como esa es una
incertidumbre que corroe, trataba de garantizar el amor y la fidelidad, para lo cual se inventó la ablación del clítoris
("muerto el perro se acabó la rabia o amputado el orgánulo del placer se
acabó la gana", debió de discurrir el "tonto sapiens").
Por cierto, entre
las medidas contra la inseguridad ciudadana del PP, he oído que se va a
catalogar la amputación del clítoris como delito penal, y me pregunto ¿entonces,
hasta ahora qué era, una broma pesada?
Quede ahí el dato
para quienes creen que ya no estamos en una sociedad machista.
Pero sigamos con la
historia de la Historia.
Pasó el tiempo y el
hombre se civilizo, dejó de tomar medidas tan drásticas, pero, pero, pero...
siguió con la incertidumbre. ¿Me quiere o no me quiere? (¿A mi sólo, o sea, me
es fiel?).
Y algo tiene el señor
esposo de desconfiado que "inventó el cinturón de castidad".
Al margen de que
posiblemente esto dio pie al invento de la ganzúa, lo cierto es que es como si
el dueño y señor de la mercancía desconfiara de ésta, y dijera ella lo que dijera, la atara en
corto para garantizarse la fidelidad.
Y así llegamos a
nuestros días (¡ah! por favor, que dejen los intelectuales de dar la lata con
eso de que las cosas eran más complejas, que ya lo sabemos, pero este es un
buen y certero atajo, cosa imprescindible en una columna de diario que encima
no es diaria).
En nuestros días, al
avanzar la liberación de la mujer, se ha llegado a un punto algo más
equilibrado, en que tanto él como ella, quieren saber si el otro les ama y solo
les ama a ellos.
Estamos aquí pues
ante el Principio de Incertidumbre.
Tú quieres que te quieran
como a un dios o una diosa, pero de repente te entran dudas.
Entonces quieres
saber cuantísimo te adoran y preguntas: "¿Me quieres?".
Y ante esta
pregunta, sea cual sea la respuesta, la incertidumbre se reproduce. O lo que es
peor se regenera, aumenta.
Todas las respuestas
son malas (para ti). Incluso la fetén: "Eres lo mejor que existe", te
desestabiliza, porque es una frase que tú propiciaste, que no salió espontanea,
y sigue la incertidumbre.
Como ya no se puede
cortar el clítoris, ni poner cinturón de castidad, y además la mujer exige
también no vivir "esa in-certidumbre". (¿ A ver si me voy a dedicar
solo a éste y éste me la está pegando con otras?").
Había que inventar
algo que amortiguara el principio de incertidumbre.
Y se inventó la
"idea de fidelidad", de tal
manera que hoy estar enamorado significa ser fiel y no otra cosa.
¿Habrá que llamar al
Día de los Enamorados el Día de los Fieles? Ya que lo que prima es que me seas
fiel aunque no me quieras.
Por cierto, si
quieres salir de la duda pregunta: “¿Me eres fiel"? "Ah. si, con
quien”.
FRANCISCO
MOLINA. La Opinión de Zamora. IMPERECEDERO
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