martes, 1 de diciembre de 2015

BACHILLERATO

BACHILLERATO

Fui a ver al Procurador del Común, o sea al Defensor del Pueblo de Castilla y León, no para que me ampare a mí, sino para que defienda el derecho de los niños y adolescentes a que no se les castigue a repetir asignaturas que ya han aprobado.

Si, salvo en la Universidad, en el recto de los estudios, muchos de ellos obligatorios, cuando a un alumno se le hace repetir curso se le castiga, no sólo a permanecer un año más en el nivel que estaba, sino que, contra toda justicia, ética y respeto, se les obliga a pagar, cursar y examinarse de nuevo, también, de todo aquello que aprobó.

Y eso es lo que está ahora estudiando el equipo de tan noble institución; porque el problema les parece "muy especial", y ellos no tienen la culpa, como yo, de que antes nadie haya reparado en esta barbaridad.

Eso no quita para que en la conversación, el representante de la institución no pusiera las pegas lógicas, que son las mismas que usted tiene ahora en la cabeza.

Ante eso, y aunque ello no debe ser el problema, pues lo que está mal está mal y hay que corregirlo por repudiable, le presenté una alternativa, para salir del conflicto; que seguro que puede superar cualquier "comité de sabios" que se ponga a ello.

Pero, por favor, que se ponga, y no que se rindan ante la burocracia. 

Porque, desengáñense, ese castigo aberrante se les impone a los chavales solo para que sea más sencillo el funcionamiento de los centros, es decir, por burocracia.

Que hay salidas es obvio. Les comento una posible para el Bachillerato que no ofrece ni una pega, de manera tal que el curso que viene podría estar en marcha (eso si, si lo piden los padres y por supuesto los sindicatos de estudiantes, si es que no son masoquistas).

Estos estudios constan sólo de dos cursos. En 1º tienen que repetir todo si suspenden más de dos. Y en 2°, si en más de tres (los que suspenden  menos, repiten solo las que les quedan).

Como se ve, son fáciles las circunstancias que fuerzan al alumno a sufrir un castigo que va contra todo Estado de Derecho. Porque ¿a santo de qué puede una penalización llegar a tanto como borrar tu esfuerzo y sacrificio de los papeles y decirte, "esto, aunque ya lo sabes, lo vuelves a estudiar porque me conviene a mí".

Para resolver el disparate se podría proceder así:

Los de 1°, al acabar, pasan todos a 2°. Eso sí, cada uno con sus asignaturas suspensas, de las que tendrían  exámenes en febrero, mayo y septiembre.

Una vez en 2°, tampoco nadie repetiría las aprobadas, pero los que aún sigan con asignaturas sin superar, pasarían a permanecer en el centro, en un 2° bis, con horarios especiales y refuerzos en los huecos (cuestión fácil de conseguir).

Si tras dos años así aún tienen pendientes podrían exminarse de estas por libre.

También se suprimirían las asignaturas-llave (que no dejan aprobar la de 2° si no lo has hecho con la de 1° del mismo nombre; locura monumental, porque es algo que ocurre y sin embargo se prohíbe "diciendo que no puede ocurre) .

Y aunque con dudas, introduciría la asignatura-escoba (que si apruebas la de 2° y el programa es igual o mayor que la de 1º. ejemplo idiomas, se le apruebe la de 1°).

Es más, para incitar al estudio, en las materias de igual nombre y programa, el haber aprobado la de 1º podría suponer poder aprobar la de 2° con un punto menos.

La repetición de curso como tortura es un fracaso, pues el trauma solo dura cuando el chico lo dice en casa y luego se olvida, generándose al año siguiente un gamberrete de aula más.

El castigo bueno sería obligar a ir a clases en verano y, en invierno por las tardes (con profesorado interino).

Es el castigo próximo al pecado el que duele.

Pero sea como sea, esto hay que arreglarlo, por sentido común.

FRANCISCO MOLINA. La Opinión de Zamora. Imperecedero



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