lunes, 7 de diciembre de 2015

CARNE DE AGUJERO


CARNE DE AGUJERO

Tradicionalmente el poder ha resuelto sus crisis económicas declarando la guerra a un país vecino: bastaría con conquistar la riqueza de esa víctima, y para el pueblo invasor, luego, todo iría de maravilla. 

Naturalmente esa guerra exigía un sacrificio de las gentes antes de entrar en el paraíso: ese sacrificio, en miles de casos, era la muerte.

Las personas eran utilizadas como "carne de cañón".

Ahora que los tiempos son algo más civilizados, el pueblo (los que no tienen el poder, ni están a su servicio directo) es utilizado, no como carne de canon pero si como "carne de agujero".

Cuando en 1982 el gobierno-psoista echó un vistazo a la economía, dijo que había un agujero que tapar en los altos hornos y la siderurgia, y por ello sacrificaron numerosos puestos de trabajo (no sin lucha de los sacrificados: recuérdese Sagunto).

Fue la primera reconversión industrial.

Tras eso todo iría bien. No fue así y luego empezó el sacrificio de las gentes del campo.

Al parecer ese es otro agujero que hay que tapar, y desde que lo decidieron no paran.

El punto final será el barbecho total.

Sigue la carne de agujero.

Como no hay dos sin tres, anunciaron el agujero de la Seguridad Social. Lo atacaron aumentando los periodos mínimos de cotización y rebajando las prestaciones. Complétese ello con el aumento del precio de las medicinas, y ya tenemos a los jubilados y enfermos siendo carne de agujero.

Con tantos agujeros "tapados" ya le tocaba a la economía marchar como Dios manda, pero al parecer no es así y los del gobierno, rodeados de parados por todos panes, deciden tapar el agujero del Inem y aplican el decretazo.

La carne de agujero ahora son los propios parados.

Aunque avisaban de que con tapar el agujero de turno bastaba, parece que algo falla, y tuvieron que tapar un agujero genérico, aumentando con fuerza todos los impuestos.

¿Era el último agujero? No, parece ser que no y así, en la cola de agujeros a tapar nos encontramos con Renfe, Correos, segunda reconversión industrial, minería y puede que hasta Zamora sea un agujero a tapar con un cementerio nuclear.

En medio de este tapar agujeros aquí y allá, ahora le toca el turno al agujero que generan las personas que trabajan para el Estado (en Ministerios, Autonomías, Ayuntamientos, etc.).

Este agujero, además puede dar mucho juego: De momento solo atacan los salarios y rompen en las narices de los trabajadores el papel donde se firmó la clausula de garantía salarial.

Pero, si no queda tapado, a la próxima pueden ahorrar mucho mas aumentando la edad de jubilación de nuevo a los 70 años.

Y pueden también dejar las pensiones en manos de aseguradoras privadas; también les queda en la cartera reavivar la movilidad forzosa para no tener que contratar más gente y si alguien no acepta hacer más trabajo (al ser menos gente) pues se desenfunda el despido libre y listo.

Como se ve un agujero sin fondo en el que cabe muchísima carne de agujero. Ante todo este panorama conviene recordar:

1.- No hay ninguna garantía de que el luchar lleve a la victoria.

2.- Si hay garantía de que luchando se siente uno mejor.

3.- De rodillas nunca nadie se hizo respetar.

Así que, si usted no quiere ser carne de agujero, tápeles los agujeros de las narices con un puñetazo legal: la huelga.

FRANCISCO MOLINA. El Correo de Zamora. 10 de Septiembre de 1992

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