LADRÓN
EMÉRITO
Existe una fórmula
en la Universidad española por la cual a un señor con suficientes méritos se le
puede hacer profesor (de dicha Universidad) “porque si”.
Es decir, que
alguien (también del sexo femenino) que
no siguió por los cauces habituales para impartir docencia puede llegar a hacerlo simplemente porque se estime que el
sujeto merece “la pena” (la pena de darle la plaza a super dedo).
La cosa, por si no
se ha entendido, sería como si en esta Olimpiada del Quinto Centenario de la
Conquista de América y Expo de España, un señor o señora nos ganara (para los
españoles) una medalla de oro en X metros lisos en determinados metros-braza.
Ante ese detallazo
pudiera ser que a un fulanito de oro (o fulanita) se le hiciera profesor de
Educación Física, aunque no tuviera (póngase por el caso) el bachillerato.
¿A que ahora se ha
entendido? Pues sigamos.
Puestas así las
cosas, lo que viene es lo que interesa: Se trata de que a ese chaval de 22 años
al que acusan de ser un ladrón de “derechos intelectuales en informática”, en
vez de meterle en la cartel lo metan en la Universidad, o sea que lo hagan
profesor emérito de alguna Facultad, por ejemplo de Informática).
Claro que antes habría
de probar que realmente hizo lo que dicen.
Pero, la verdad, si
así fue, lo merece porque copiar esos
programas es algo que no lo hace cualquiera; es más, las enormes multinacionales del sector tienen
sofisticadísimos sistema para evitar tal pirateo, con lo quo hay que considerar
que lo que hizo el “acusado” es la proeza de un genio de las maquinitas-mentales.
Posiblemente
caigamos en la tontería de castigarlo con multa y cárcel cuando, lo útil para
la sociedad no es mandarlo al catre con los ladrones, asesinos, violadores,
etarras y pacifistas (vulgo insumisos), sino todo lo contrario, mimarlo para
que reparta con todos su saber.
Por eso lo mejor es
que lo instalen en la Universidad que mas puje por él, y ¡hala! a enseñar eso
que él sabe por naturaleza (simplemente hizo FP y muchas horas —desde los siete
anos— de dar la lata en el Corte Inglés, probando, gorroneando maquinas que no
iba a comprar).
No hay que
avergonzarse cuando alguien sabe más que los que más saben y sin haber hecho
estudios para saberlo.
Al contrario, es para celebrarlo, y ojala
hubiera mas fenómenos como éste que evitaran tener que emplear tanto dinero
para conseguir un enseñante vía enseñanza reglada.
Éste rompió las
reglas. Que no se le castigue, que se le premie.
Los multinacionales
no se van a arruinar y sin embargo la sociedad le puede sacar mucho jugo.
Exprimámosle, antes
de que se lo lleve la empresa privada o el sida carcelario.
Brindemos porque lo
hagan profesor emérito.
FRANCISCO
MOLINA. La Opinión de Zamora. en los felices 90 del Siglo XX
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