CONCURSO
DE CORRUPTOS
Es tal el número de
lectores de LA OPINION-EL CORREO DE ZAMORA que es fácil deducir que no todos conocen lo que sigue.
Y lo que sigue es un comentario sobre cómo
pueden funcionar las adjudicaciones de obras en una institución.
Lo cual es útil para
que la gente sepa que pasa en la Diputación de aquí y en el Ayuntamiento de
allá y en las Cortes del otro lado.
Supongamos que la
Diputación quisiera hacer un nuevo Puente en Manzanal Entonces, se le encargaría
a los técnicos de la institución que valoraran el coste de un puente como Dios
manda.
Establecido pues el
precio (supongamos que de 100.000 euros) ahora hay que ver qué empresa
"merece hacer la obra”.
Ante este problema
se abren dos caminos. Uno se llama Subasta. y consiste en que la obra sale a
licitación por el precio dicho y se le adjudica a aquella empresa que se
comprometa a hacerla por menos dinero.
(Siempre con unas garantías,
como "el rechazar las bajas temerarias", etc.: que por ahorrar
espacio no se comentan, citándose únicamente para que se sepa que "el
contribuyente" está protegido respecto a presuntos desaprensivos).
Pero también hay
otro camino para adjudicar la obra, que es el que se llama Concurso. Este consiste
en establecer una puntuación previa pero subjetiva sobre muchos apartados, por
la cual se van puntuando distintas cosas, y no solo la rebaja en el precio.
Estas otras cosas
que puntúan, suelen ser las vías de agua por las que va a naufragar la
honestidad del político de turno si se ha metido en esto para medrar o si sin
meterse para ello, acaba cayendo en la tentación.
Pongamos un ejemplo.
Una de las cosas que se suelen puntuar y que se utilizan para "hacer la
trampa" es lo que se llama "oferta de mejoras".
Se lo explico. Sigamos suponiendo que estamos queriendo hacer
el Nuevo Puente de Manzanal y que de salida está valorada su construcción en
los citados euros, pero sin farolas, porque los técnicos estiman que allí no se
necesitan.
Pero entonces
aparece una empresa que "tiene farolas que le han sobrado de otra
obra", y dice: "Yo hago el puente por 90.000 euros y regalo farolas
para su calzada, valoradas en 5.000 euros (es decir viene a indicar que él hace
todo por 15 000 euros menos).
Bueno, pues ese le
puede pisar la obra a otro que en subasta se la hubiera llevado haciéndola por
20.000 euros menos. (Eso sí a cambio de unas farolas que no eran necesarias).
Explicada la
diferencia entre "subasta" y "concurso", hay que añadir,
para comprender esto que bautizamos como "corrupción". que lo primero
que hacen los políticos con intereses ocultos" es defender a capa y espada "el sistema de
concurso" diciendo que es más seguro que el de subasta porque permite
coger a los mejores, que no siempre tienen por qué ser los más baratos.
Que además el que coge
una obra por muy poco precio puede dejarte estancado. etc.
A eso cabe decir que
las empresas tienen que tener, o deben tener, unos títulos que garanticen su
solvencia (en este caso en construir puentes), que a su vez los técnicos en la
institución pueden vigilar y supervisar el acabado de todo, que si no se finaliza
la obra por parte de la empresa siempre se la puede denunciar e incluso meterla
en una lista negra si se pretende alertar sobre sus abusos.
Aparte, la ventaja
de la subasta es que se ahorra más dinero para invertir en nuevas obras, también
necesarias en sí, y que a su vez crean nuevos y más numerosos puestos de
trabajo.
Sobre la picaresca
del concurso baste citar un ejemplo. Muchas veces el que gobierna contrata a
dedo a alguien para hacer algo.
Luego, cuando
estalla el escándalo, proponen la contratación por concurso, y dentro del
concurso puntúan exageradamente como merito "el que ya se haya trabajado ya
para la propia institución".
Increíble pero
cierto.
Mientras siga el
sistema de concurso en la adjudicación de obras y trabajos estaremos cuidando
el gallinero con el zorro dentro.
FRANCISCO
MOLINA. La Opinión de Zamora. Imperecedero
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