viernes, 4 de diciembre de 2015

LA PINZA ZAMORANA

LA PINZA ZAMORANA

Siempre he considerado que la primera lección que aprende un empresario, en el supuesto de que haya clases para eso, es la de que “ocurra lo que ocurra hay que quejarse”

Además esa opinión se corroboraría con la idea de qué tal medida trataría, entre otras cuestiones, de ocultar a Hacienda parte de las ganancias.

Claro, si tú vas por ahí pregonando que el negocio va viento en popa y luego le dices a los de los impuestos que no has vendido ni unos calcetines, pues es lógico que el inspector de turno se mosquee (máxime cuando sabe que su mujer se compró un abrigo de visón, en el ejercicio anterior, que así hablan estos profesionales).

Pero hete aquí que hace ni una semana que un "emprendedor" (al final acabaran llamándoles "benefactores") que para mi que no le puede ir mal, no solo se queja en los términos ya dichos: "que se está pasando una crisis gorda, que esto se hunde, que, que, que, que...".

 Y aquí vino lo bueno, me contó lo que todo el mundo si se para a pensar sabe, pero que es bueno ver como ya lo han detectado "las próximas víctimas" (las primeras están en el paro.

¿Cuáles eran sus quejas? La primera la clásica. Que les achicharraban a impuestos.

Aunque ahora con una novedad en el lamento.

Así comentaba más o menos. Dicen que nos quitan el IAE, menuda tontería. Para empezar solo eran unas decenas de miles de pesetas al año, con lo que quitándolo no hacen nada. Pero es que me lo sustituyen por otros dos tributos que superan la cantidad anterior (no recuerdo cuales me dijo, algo para la salud laboral, y no se cual mas).

Pero la cosa siguió. Porque claro, el problema para el comerciante (que eso son la mayoría de los empresarios en Zamora) es que no venda, que si vendiera ya le puedes echar impuestos al galgo que no habría queja posible.

¿Por que no venden? Por la competencia de las grandes superficies o centros comerciales (cuando encima en Zamora dicen que va a aterrizar otra).

“ Y no es que las áreas comerciales te devoren la clientela, es que como tienen muchos trabajadores, si entran en crisis, ponen el grito en el cielo, y el Estado les ayuda a resolver la crisis (o sea los despidos o prejubilaciones de los trabajadores) mientras que si un pequeño empresario entra en barrena, tiene que cargar el con los costes totales de los despidos. Siguió diciendo.

Aclaremos que no me parece a mi que "el garganta profunda" o informante fuera de izquierdas, y ni siquiera socialdemócrata, y aunque no decía nada que no se supiera, sí es buena cosa que se vea que iba poniendo el dedo en la llaga, en una llaga que hace ver lo evidente a los que se niegan a verlo.

Que el pez grande se come al chico, y la Administración es la que le condimenta la comida para que este más rica y sea más nutritiva (¡¡ay sardiniñas, que ricas son, son de...!).

Acabamos de ver cual es uno de los brazos de la pinza. La gran empresa crece a costa de los trabajadores, por supuesto, y de hacer quebrar a las pequeñas.

¿Pero, y cuál es la otra pieza que complementa esta pinza que sirve para sacarle las muelas al pequeño “empleador” (acabarán llamándoles “benefactores”).

Atiendan, que esto ya es más novedoso.

¡Los bancos con sus tarjetas de crédito!

Se supone que ustedes saben que cuando pagas con eso el comerciante no se lleva todo lo que te cobra, sino que un porcentaje se lo queda el banco. 

Agresividad que se acrecienta cuando resulta que las entidades de crédito ofrecen regalos a troche y moche por pagar con tarjeta.

Y ahora llega el triple salto mortal. Pasen y vean.

Resulta que por el uso de esas mismas tarjetas en los super centros comerciales, la cantidad que se queda el banco es más pequeña. O sea, es mayor la que se queda la gran superficie.

El pez gordo es engordado por el otro pez gordo que le regala peces chicos para que se alimente. Si a eso le añaden que cada vez en más casos, bancos y grandes empresas son la misma cosa, apaga y vámonos.

Y como sea cierto que este comerciante lo está pasando mal, tiene que haber muchísimos que las estén pasando canutas.

¡Ay! Zamora, así y conservadora.

FRANCISCO MOLINA. La Opinión de Zamora. Imperecedero

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