LA
PINZA ZAMORANA
Siempre he
considerado que la primera lección que aprende un empresario, en el supuesto de
que haya clases para eso, es la de que “ocurra lo que ocurra hay que quejarse”
Además esa opinión
se corroboraría con la idea de qué tal medida trataría, entre otras cuestiones,
de ocultar a Hacienda parte de las ganancias.
Claro, si tú vas por
ahí pregonando que el negocio va viento en popa y luego le dices a los de los
impuestos que no has vendido ni unos calcetines, pues es lógico que el
inspector de turno se mosquee (máxime cuando sabe que su mujer se compró un
abrigo de visón, en el ejercicio anterior, que así hablan estos profesionales).
Pero hete aquí que
hace ni una semana que un "emprendedor" (al final acabaran llamándoles
"benefactores") que para mi que no le puede ir mal, no solo se queja
en los términos ya dichos: "que se está pasando una crisis gorda, que esto
se hunde, que, que, que, que...".
Y aquí vino lo bueno, me contó lo que todo el
mundo si se para a pensar sabe, pero que es bueno ver como ya lo han detectado
"las próximas víctimas" (las primeras están en el paro.
¿Cuáles eran sus
quejas? La primera la clásica. Que les achicharraban a impuestos.
Aunque ahora con una
novedad en el lamento.
Así comentaba más o
menos. Dicen que nos quitan el IAE, menuda tontería. Para empezar solo eran
unas decenas de miles de pesetas al año, con lo que quitándolo no hacen nada.
Pero es que me lo sustituyen por otros dos tributos que superan la cantidad
anterior (no recuerdo cuales me dijo, algo para la salud laboral, y no se cual
mas).
Pero la cosa siguió.
Porque claro, el problema para el comerciante (que eso son la mayoría de los
empresarios en Zamora) es que no venda, que si vendiera ya le puedes echar
impuestos al galgo que no habría queja posible.
¿Por que no venden?
Por la competencia de las grandes superficies o centros comerciales (cuando
encima en Zamora dicen que va a aterrizar otra).
“ Y no es que las áreas
comerciales te devoren la clientela, es que como tienen muchos trabajadores, si
entran en crisis, ponen el grito en el cielo, y el Estado les ayuda a resolver
la crisis (o sea los despidos o prejubilaciones de los trabajadores) mientras
que si un pequeño empresario entra en barrena, tiene que cargar el con los
costes totales de los despidos. Siguió diciendo.
Aclaremos que no me
parece a mi que "el garganta profunda" o informante fuera de
izquierdas, y ni siquiera socialdemócrata, y aunque no decía nada que no se
supiera, sí es buena cosa que se vea que iba poniendo el dedo en la llaga, en
una llaga que hace ver lo evidente a los que se niegan a verlo.
Que el pez grande se
come al chico, y la Administración es la que le condimenta la comida para que
este más rica y sea más nutritiva (¡¡ay sardiniñas, que ricas son, son de...!).
Acabamos de ver cual
es uno de los brazos de la pinza. La gran empresa crece a costa de los
trabajadores, por supuesto, y de hacer quebrar a las pequeñas.
¿Pero, y cuál es la
otra pieza que complementa esta pinza que sirve para sacarle las muelas al
pequeño “empleador” (acabarán llamándoles “benefactores”).
Atiendan, que esto
ya es más novedoso.
¡Los bancos con sus
tarjetas de crédito!
Se supone que
ustedes saben que cuando pagas con eso el comerciante no se lleva todo lo que
te cobra, sino que un porcentaje se lo queda el banco.
Agresividad que se
acrecienta cuando resulta que las entidades de crédito ofrecen regalos a troche
y moche por pagar con tarjeta.
Y ahora llega el
triple salto mortal. Pasen y vean.
Resulta que por el
uso de esas mismas tarjetas en los super centros comerciales, la cantidad que
se queda el banco es más pequeña. O sea, es mayor la que se queda la gran
superficie.
El pez gordo es
engordado por el otro pez gordo que le regala peces chicos para que se
alimente. Si a eso le añaden que cada vez en más casos, bancos y grandes
empresas son la misma cosa, apaga y vámonos.
Y como sea cierto
que este comerciante lo está pasando mal, tiene que haber muchísimos que las
estén pasando canutas.
¡Ay! Zamora, así y
conservadora.
FRANCISCO
MOLINA. La Opinión de Zamora. Imperecedero
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